Comentario de José Mª Martínez para 'TOROS CON RETRANCA' : Ya no sabe uno que decir después de ver la corrida que ayer, viernes 1º de Mayo, nos endilgaron en La Maestranza. Hasta la Unión de Abonados y Aficionados de Sevilla pide 'un golpe de timón' (antes se decia golpe de estado) en La Maestranza y que echen a la empresa Pagés al río, que se lo ha ganado a pulso desde el año pasado.
Hoy vamos a reproducir la crónica que para ABC realiza el Sr. Zabala de la Serna con el fin de que ustedes se hagan una composición de lugar de lo que acaeció ayer en el ruedo maestrante.
Por cierto, parece que hay un grupo de aficionados jóvenes que a través de las redes sociales en internet, pretenden que se otorgue el premio de triunfador de la Feria a Morante de la Puebla. Y digo yo: ¿no debería darse ese premio a quien se ponga delante de un toro bravo y en puntas? porque no creo que sea plan premiar el toroeo de cabras o burras con cuernos ¿no?, por muy pinturero que se ponga el torero delante. Si se queda desierto este año, que sería lo suyo ante el espectáculo ganaderil presentado, pues mejor que mejor.
LA CRÓNICA:
"Y Tejela lanzó la moneda... a medias"
El juego de las fechas se puede volver peligroso en los tiempos que corren. Yo no he conocido un viernes de Feria -¡y festivo para más inri!- con tanto hueco en los tendidos. Igual hay que replantearse la política empresarial de «pongas a quien pongas ese día se llena» (hágase extensible a todas las plazas de Iberia). Antes viernes y sábado de farolillos eran días de bofetadas entre las figuras por torear en Sevilla, y ahora ni se les ofrece porque se supone, y hasta la fecha así ha sido, que la inercia feriante arrastra. Ya veremos, ya. O no, y resulta que hoy sábado 2 de mayo la despedida sevillana de Luis Francisco Esplá y el poder mediático de Manuel Díaz «El Cordobés» y Javier Conde -la combinación más estrafalaria que recuerden los siglos- acaban con el papel y el cuadro...
Debutaba Fuente Ymbro en la Maestranza, y lo hizo como menos cabría esperar de este hierro, mansamente. Desigualona la presentación además, descabalada la corrida original en los corrales. Por el honor de la divisa sacaron la cara un tercero de preciosas hechuras, de nombre «Hortelano», noble y muy mal lidiado, y el toro clave de la tarde, un sobrero veleto, agresivo, pavorosamente astifino, de pobre nota en el caballo, nada fácil en la muleta, mucho menos por el izquierdo, pero con el motor, la casta y el recorrido necesarios para lanzar la moneda al aire y cambiar la historia de cualquiera. Matías Tejela la tiró... a medias. Es duro decir esto de un tío que estuvo queriendo hacer un esfuerzo, y que probablemente, en el fondo, o en su medida, lo realizó. Y así lo percibió la plaza para entregarle una oreja con la que aliviará el camino. Tejela sufrió, superó dudas, se impuso a la fuerza del cuerpo, a la carne débil, a una serie de inicio y diestra desconcertante, porque el toro la quería por abajo y puesta, y así fue haciendo de tripas corazón, abriéndose mucho; por el pitón zurdo lo trajo por la calle de la amargura, se tragaba dos, tres a los sumo, y el fuenteymbro se le montaba encima. Lo desarmó de muleta y se lo llevó hasta la otra punta haciéndole hilo tras los talones. Volvía Tejela a la cara tragando saliva, otra vez con la derecha, y otra vez la embestida se estiraba con celo y emotividad. Y de nuevo se empeñaba el torero alcalaíno en la izquierda fiera en pases con el alma en vilo... Recordé toros con los que el maestro Rincón cambió el rumbo de su vida a base de apostarla, uno de Astolfi en el San Isidro del 95 o aquel de Moura en el Otoño del 91. Cuando Tejela pasó el fielato de la espada, la plaza soltó adrenalina.
En las antípodas se movió el tercero, un tacazo de nobleza. Se lidió mal o peor. En el capote de salida, Matías Tejela le dio una y media buenas, pero también una media violenta y trallera en un quite que provocó que «Hortelano» clavase los pitones en el albero. Pero, sobre todo, la brega nunca lo sacó de su querencia, que la tenía, y tampoco el matador planteó faena fuera de allí. Tres series diestras en estupendo son el toro, que se fue apagando en la izquierda. Con las cosas bien hechas, en otro terreno, hubiera durado más aunque probablemente hubiese acabado igual.
El resto de la corrida no valió nada. Lo esperado de Ferrera, el meritorio espectáculo de recortador banderillero, y lo esperado de Salvador Vega, que no sé lo que es.
Debutaba Fuente Ymbro en la Maestranza, y lo hizo como menos cabría esperar de este hierro, mansamente. Desigualona la presentación además, descabalada la corrida original en los corrales. Por el honor de la divisa sacaron la cara un tercero de preciosas hechuras, de nombre «Hortelano», noble y muy mal lidiado, y el toro clave de la tarde, un sobrero veleto, agresivo, pavorosamente astifino, de pobre nota en el caballo, nada fácil en la muleta, mucho menos por el izquierdo, pero con el motor, la casta y el recorrido necesarios para lanzar la moneda al aire y cambiar la historia de cualquiera. Matías Tejela la tiró... a medias. Es duro decir esto de un tío que estuvo queriendo hacer un esfuerzo, y que probablemente, en el fondo, o en su medida, lo realizó. Y así lo percibió la plaza para entregarle una oreja con la que aliviará el camino. Tejela sufrió, superó dudas, se impuso a la fuerza del cuerpo, a la carne débil, a una serie de inicio y diestra desconcertante, porque el toro la quería por abajo y puesta, y así fue haciendo de tripas corazón, abriéndose mucho; por el pitón zurdo lo trajo por la calle de la amargura, se tragaba dos, tres a los sumo, y el fuenteymbro se le montaba encima. Lo desarmó de muleta y se lo llevó hasta la otra punta haciéndole hilo tras los talones. Volvía Tejela a la cara tragando saliva, otra vez con la derecha, y otra vez la embestida se estiraba con celo y emotividad. Y de nuevo se empeñaba el torero alcalaíno en la izquierda fiera en pases con el alma en vilo... Recordé toros con los que el maestro Rincón cambió el rumbo de su vida a base de apostarla, uno de Astolfi en el San Isidro del 95 o aquel de Moura en el Otoño del 91. Cuando Tejela pasó el fielato de la espada, la plaza soltó adrenalina.
En las antípodas se movió el tercero, un tacazo de nobleza. Se lidió mal o peor. En el capote de salida, Matías Tejela le dio una y media buenas, pero también una media violenta y trallera en un quite que provocó que «Hortelano» clavase los pitones en el albero. Pero, sobre todo, la brega nunca lo sacó de su querencia, que la tenía, y tampoco el matador planteó faena fuera de allí. Tres series diestras en estupendo son el toro, que se fue apagando en la izquierda. Con las cosas bien hechas, en otro terreno, hubiera durado más aunque probablemente hubiese acabado igual.
El resto de la corrida no valió nada. Lo esperado de Ferrera, el meritorio espectáculo de recortador banderillero, y lo esperado de Salvador Vega, que no sé lo que es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario