Comentario de José Mª Martínez para 'TOROS CON RETRANCA'.
Ayer, miércoles 13 de mayo, 7ª de las de San Isidro fue una tarde especial en Las Ventas. Ya saben ustedes que cuando hay toro no hay toreros, pues eso, excepción hecha de Luis Bolivar, no había toreros. Que pena de toros que se les fueron a El Fandi (¿que narices hace este hombre en Las Ventas?) con ese recital de banderillas a toro pasado y mantazos sin ton ni son, ay ¡con lo bien que le va por las plazas de pueblo! a qué venir a Madrid para hacer el ridículo.
De Juan Bautista sólo decir lo que opina mi aigo Agustín Sanchís: que tiene el culo gordo.
Menos mal que Luis Bolivar estaba allí y estaba dispuesto y lo demostró.
Hoy reproducimos la crónica de D. Antonio Lorca, escria para El País, sobre esta corrida:
LA CRÓNICA:
"¡Viva la casta brava!"
¡Viva la casta brava! ¡Viva la emoción del toro que galopa codicioso tras los engaños! ¡Viva el toro e incansable en sus embestidas! ¡Viva Orgánico, de 555 kilos, que salió en sexto lugar para encumbrar la fiesta y a su matador por los siglos de los siglos! Guapo de hechuras, acudió con nobleza al capote, empujó con fijeza en el caballo en el primer puyazo, y acudió de largo en el segundo, aunque, al final, se repuchó. Persiguió en banderillas, y llegó a la muleta retador, poderoso, mirando por encima del hombro a la plaza entera. El torero lo citó desde el centro del anillo, y el toro galopó fijo en la muleta, a la que siguió una y otra vez, arrolladoramente, y así hasta cuatro tandas por la derecha en una demostración cabal de casta desbordante y de alegre bravura. ¡Qué impresionante es el galope de un toro fiero, encastado y poderoso! ¡Qué momentos tan bellos y, al mismo tiempo, tan indescriptibles!
El torero era Luis Bolívar, que lo lanceó con cierto garbo a la verónica y se ganó una voltereta en un descuido. Lució al toro, muleta en mano, aguantó las acometidas con quietud, ligó los derechazos y los remató con largos pases de pecho. Cuando acababa la segunda tanda, se cambió sorpresivamente la pañosa a la mano izquierda, el toro se le quedó debajo y volvió a voltearlo, produciéndole una herida de 10 centímetros en la pierna derecha que le causó destrozos en los músculos peroneos. Pero continuó toreando con pasión y arrebato, porque el toro así lo pedía en sus embestidas crecientes. El toreo bajó de calidad por el lado izquierdo porque ni el recorrido ni la fijeza de Orgánico fueron ya igual. Al final, gloria para el diestro colombiano, pero el toro era para un triunfo histórico. Bolívar dio todo lo que tiene dentro, pero ganó por goleada su oponente. Eso es lo que suele ocurrir con los toros bravos, que no se dejan, que resultan muy difíciles de dominar, de templar y de parar. Y, en esta ocasión, el torero, que estuvo muy bien, fue un mandado del toro.
¿Y los demás? Ay, si los toros hablaran... Si los de ayer dan una rueda de prensa, corren a gorrazos a Bautista y El Fandi calle Alcalá arriba.
Bautista no tuvo su día. Muy anodino y vulgar con el noble y blando primero, y peor ante el encastado cuarto, a merced de su oponente, sin decoro ni sosiego. El Fandi banderilleó mal a sus dos toros; es decir, a toro pasado. Dio un natural grande, uno, a su primero, que derrochó movilidad y codicia, y aburrió ante el noble quinto, al que dio mil pases de espantosa vulgaridad. Ni Bolívar mantuvo la firmeza requerida ante el deslucido tercero.
El torero era Luis Bolívar, que lo lanceó con cierto garbo a la verónica y se ganó una voltereta en un descuido. Lució al toro, muleta en mano, aguantó las acometidas con quietud, ligó los derechazos y los remató con largos pases de pecho. Cuando acababa la segunda tanda, se cambió sorpresivamente la pañosa a la mano izquierda, el toro se le quedó debajo y volvió a voltearlo, produciéndole una herida de 10 centímetros en la pierna derecha que le causó destrozos en los músculos peroneos. Pero continuó toreando con pasión y arrebato, porque el toro así lo pedía en sus embestidas crecientes. El toreo bajó de calidad por el lado izquierdo porque ni el recorrido ni la fijeza de Orgánico fueron ya igual. Al final, gloria para el diestro colombiano, pero el toro era para un triunfo histórico. Bolívar dio todo lo que tiene dentro, pero ganó por goleada su oponente. Eso es lo que suele ocurrir con los toros bravos, que no se dejan, que resultan muy difíciles de dominar, de templar y de parar. Y, en esta ocasión, el torero, que estuvo muy bien, fue un mandado del toro.
¿Y los demás? Ay, si los toros hablaran... Si los de ayer dan una rueda de prensa, corren a gorrazos a Bautista y El Fandi calle Alcalá arriba.
Bautista no tuvo su día. Muy anodino y vulgar con el noble y blando primero, y peor ante el encastado cuarto, a merced de su oponente, sin decoro ni sosiego. El Fandi banderilleó mal a sus dos toros; es decir, a toro pasado. Dio un natural grande, uno, a su primero, que derrochó movilidad y codicia, y aburrió ante el noble quinto, al que dio mil pases de espantosa vulgaridad. Ni Bolívar mantuvo la firmeza requerida ante el deslucido tercero.
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