Reproducimos la crónica que realiza Para ABC Dña..Rosario Pérez, en relación con la corrida de toros celebrada ayer en Madrid, dentro de las de la Feria de la Comunidad.
LA CRÓNICA:
"Cuando falla la armonía"
Después de doce años de espera, más de una década intentando remar por el mar clásico y aguantando el bramido de olas que quebraban su sueño de confirmar en Madrid , José Calvo por fin tuvo ayer su oportunidad. Decía Séneca que la mayor rémora de la vida es la espera del mañana. Y esta prórroga hasta llegar a Las Ventas ha debido de ser eterna para un torero que apenas se ha vestido de luces una vez por temporada. En su tierra de Valencia ha evidenciado su buen concepto y ha dejado faenas de altura. Pero uno o dos paseíllos por campaña son paupérrimo bagaje para cualquiera. Esa ausencia de tardes se notó en el toro de la ceremonia, el más exigente de la corrida debutante de Adelaida Rodríguez. «Cabañoso», con dos pavorosos leños, le ganó casi siempre la acción. Su motor, su transmisión y su nobleza exigían una muleta presta y dispuesta, de mano baja. Y Calvo sólo lo consiguió de verdad en una serie al natural, en la que se vislumbraron sus tradicionales maneras y un estupendo pitón zurdo, y en un par de derechazos. Pero en conjunto primó la desarmonía. Ovación para el toro y silencio para el confirmante fue el palmarés. Idéntico resultado obtuvo frente al flojito y manso cuarto, que no colaboró al triunfo.
También faltó sintonía con el otro ejemplar de nota de la corrida, el noble quinto. Valeroso, López Chaves lo saludó con una larga cambiada de rodillas. Pero el salmantino equivocó tal vez la estrategia al plantear faena en plan guerrero, pues no era morlaco para librar batallas, sino para hacer un toreo más reposado y con mayor ajuste y unidad de terrenos. Antes, el rajado segundo no le ofreció opciones: sólo quería salir de estampida.
Andrés Palacios no ofreció su dimensión de artista. Bien es cierto que su primer atanasio, mansito, no ayudó a la composición ni a la estética. Tampoco sonó la flauta en el sexto, más manejable aunque con el defecto de algún viaje rebrincado. Un par de trincherillas con su aquél supieron a poco.
También faltó sintonía con el otro ejemplar de nota de la corrida, el noble quinto. Valeroso, López Chaves lo saludó con una larga cambiada de rodillas. Pero el salmantino equivocó tal vez la estrategia al plantear faena en plan guerrero, pues no era morlaco para librar batallas, sino para hacer un toreo más reposado y con mayor ajuste y unidad de terrenos. Antes, el rajado segundo no le ofreció opciones: sólo quería salir de estampida.
Andrés Palacios no ofreció su dimensión de artista. Bien es cierto que su primer atanasio, mansito, no ayudó a la composición ni a la estética. Tampoco sonó la flauta en el sexto, más manejable aunque con el defecto de algún viaje rebrincado. Un par de trincherillas con su aquél supieron a poco.
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