martes, 6 de octubre de 2009

VIDEO DE L ACTUACIÓN DE JOSÉ TOMÁS EN BAYONA 2009.



Reproducimos estevideo y crónica de Zabala de la Serna de la actuación de José Tomás en bayona que en su día no pudimos localizar.

Plaza de toros de Bayona. Viernes, 7 de agosto de 2009. Lleno de «no hay billetes». Toros de El Pilar, amplios y altos, menos el más lavado sobrero (3º bis); destacaron el noble 1º y el 6º, premiado con la vuelta al ruedo en un conjunto con mucha movilidad y no poco que torear, como 4º y 5º.
El Fundi, de rosa y oro. Estocada desprendida (oreja). En el cuarto, estocada. Aviso (dos orejas). Fue atendido de una cornada limpia y subcutánea en la ingle derecha.
José Tomás, de rioja y oro. Estocada (saludos). En el quinto, pinchazo, aviso y estocada contraria. Aviso (oreja).
Sebastián Castella, de malva y oro. Estocada corta caída y atravesada (oreja). En el sexto, pinchazo y estocada. Aviso (dos orejas).

ZABALA DE LA SERNA BAYONA (FRANCIA)
La corrida, pese a su extensión de tres horas, fue de un interés creciente, y concentrado en su postrera mitad. Los toreros respondieron a la desbordante expectación que se había levantado en torno a la única corrida en Francia de José Tomás y al regreso, tras dos años de ausencia, de Sebastián Castella a Bayona. Pero el convidado de piedra, El Fundi, no lo fue y entregó todo su cuerpo en el asador. Terminó en la enfermería por una estocada a sangre y fuego, en voltereta brutal y canalla. Castella, primoroso con un extraordinario sexto de El Pilar, no quiso la salida a hombros aunque contaba con las mismas tres orejas que Fundi. Por solidaridad, por ética torera, por hombre. Y marchó andando con JT, que también debió salir por la puerta grande si la espada no se le va contraria. Titánicos y poderosos los españoles, de primor el gallo francés, que ya está escrito.
La tarde había levantado el telón con un toro noble que embestía andando de purito temple en la muleta de El Fundi. Asentada la faena por la mano derecha, unos principiantes naturales no obtuvieron la misma respuesta. Pero el veterano diestro de Fuenlabrada halló la tecla luego y tan arriba se vino que pasó un tanto la obra de metraje, pecado común en los tres espadas, según las condiciones de los toros. El sopapo fundista con el acero sonó a remate de pelotari. La oreja se le rindió. Un esfuerzo verdadero realizó con un basto cuarto que embestía igual que era, bruto y grande, sin ritmo, desacompasado. Fundi lo toreó muy a la voz en su vertiente poderosa, tapando más defectos y peligros de los que transmitía el pilarista. A cabezón no le gana al de Fuenlabrada nadie. Pasó del reloj ampliamente y se volcó en la estocada que le costó la sangre derramada. El esfuerzo valía todos los reconocimientos, no las dos orejas.
José Tomás había estado muy por encima de un larguísimo y ensillado toro que derribó en un primer encuentro y romaneó en el segundo. El quite por chicuelinas levantó las pasiones, sobre todo una media verónica que sería superada por otra de cartel de toros en el quinto. Rodilla en tierra la apertura, muy ordoñista y una serie por la derecha prometedora, embraguetada y firme. Pero la embestida se metía ya por dentro por ese pitón, defecto que se fue ampliando en la misma proporción que se acortaba el viaje. Peor era el izquierdo, sin tranco y buscador. Insistió con valor cruzado mientras se apagaba la llama de la pasión. Ante el áspero penúltimo JT desarrolló toda su dimensión, desde la apertura por estatuarios y una zurda prematura dispuesta a tragar con todo. Dos series en redondo sometieron la brusquedad del toro muy por abajo, hasta acabar rilado en un regreso al natural de riñones encajados y mando en la muñeca. Duró la cosa. La muerte se retardó, y las orejas se redujeron a una con petición. Y eso con dos avisos.
Sebastián Castella está imparable. Devolvieron al flojo tercero -demasiados capotazos, carencias al margen-, y salió el sobrero, el más lavado de la amplia y alta corrida de Fraile. Se dejaba por el derecho con desigualdad y sin clase, y así también fue la faena extensa de Le Coq, que se metió en lo suyo con el viento a favor de los compatriotas generosos. Ni un pero a las dos que cortó del último con encaje sin mácula y temple exquisito. Redondo el muletazo, largo el trazo. Lío gordo en los ligados de pecho, en las vueltas que siempre encontraban al extraordinario toro dispuesto, en las trincheras y trincherillas. Se pidió el indulto. No procedía: la calidad se desentendía de la muleta desde mitad de faena en los finales de pase. Bien estuvo la vuelta al ruedo, y sembrada la puerta grande que Castella desdeñó por ética y estética de torero y compañero.

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