viernes, 24 de abril de 2009

SEVILLA-LA MAESTRANZA. Crónicas del mano a mano de Morante y El Cid con Victorinos: CADA TARDE UN PETARDO DE CORRIDA, ¡¡QUE ASCO DE EMPRESA!!


Vaya varapalo sufrió ayer el público de La Maestranza ante la infumable corrida de toros que se nos vendía como el sumum de la Feria de Abril 2009. Primer 'no hay billetes' y después de varias tardes de verdadero aburrimiento, la de ayer fue la tarde en la que el empresario, el ganadero y los toreros deben terminar en el cuartelillo, escoltados por la guardia, para dar explicaciones sobre lo ocurrido y la presunta estafa a la que ha sido sometido todo el que entró en la plaza y los que la vieron, pagando, a travé de la televisión.

Lástima me da Molés, después de estar varios días salvándole la cara al empresario de La Maestranza con la cantinela de que el mano a mano de Morante y El Cid sería la mejor corrida del siglo, puesto que la ausencia de José Tomás o Perera e incluso Cayetano convertían los carteles de Sevilla en una feria casi de pueblo, resultó que no, que ni toros ni toreros ni nada de nada.

Pocos abonos va a vender Digital+ con este plan. Porque si lo de Sevilla tiene mandanga lo de los carteles de Madrid... vaya tela.

De tods formas y para que no crean que yo soy tan malo en mis observaciones, vamos a reproducir la crónica que nuestro admirado D. Antonio Lorca publica en El País de hoy sobre la corridita sevillana.

José Mª Martínez para TOROS CON RETRANCA.

LA CRÓNICA:

"Decepción a tres manos"

Diario EL PAIS/Antonio Lorca.

La corrida de Victorino fue mala. Muy descastada toda ella, dificultosa, sin movilidad. El segundo era un gato impropio de su casa y de la Maestranza. Casi todos de corto viaje, gazapones y rajados. Y al noble cuarto le faltó sangre brava en las venas. Y el sexto se convirtió en la alimaña de la tarde. Primera decepción.
Morante de la Puebla se equivocó. Es un torero artista, pero moderno. Un torero que esconde sus errores técnicos con una exquisita calidad. Pero ayer quedaron en evidencia sus carencias. Porque el toro de Victorino exige poderío y conocimiento. Y Morante lo pasó mal, porque fue descubriendo poco a poco su incapacidad para pensar en la cara de sus oponentes. No le faltó voluntad en ningún momento; por el contrario, se mostró valeroso siempre, pero se notaba a leguas que mandaba el corazón y no la cabeza. Machacó a sus toros en varas para evitar sorpresas desagradables, y se le vio torpe e inseguro con la muleta en las manos.
No es el de Victorino un toro al que se pueda citar al hilo del pitón, fuera cacho, sin cruzarse nunca. Escaso recorrido tuvo el primero y no le ofreció facilidad alguna; expresó claramente su desconfianza en el cuarto, que lo puso en serios apuros, y se rindió ante el quinto, al que tampoco llegó a entender. En resumen, un toro antiguo y un torero moderno. Mala combinación. Pocos toreros de su corte se la juegan ante estos toros. Segunda decepción.
Y la tercera la protagonizó El Cid, el comandante en jefe de esta ganadería, el catedrático artista, que se enfrentó en primer lugar a una ratita con sentido y sin clase, dibujó varios naturales bellísimos y derrochó conocimiento ante el cuarto, un toro noble y sin casta, y pasó un mal rato, pero malo de verdad, con el sobrero sexto, una alimaña que no tenía un pase, que lo volteó cuando lo capoteaba y a punto estuvo de darle un disgusto.
Como hoy no prima la exigencia, quede constancia de algunos destellos en medio de la nada: un quite por delantales de Morante al cuarto; las tres inspiradas verónicas y dos medias apasionadas con las que recibió al quinto, y un ramillete de verónicas templadas de El Cid al cuarto.
Muy escaso bagaje para una corrida de tanta expectación, de tanto lleno de "no hay billetes", y de tanto morbo. Erraron los tres protagonistas, pero, especialmente, el diestro de La Puebla, que habrá aprendido la lección: zapatero, a tus zapatos. Torero artista de los tiempos modernos, con toros comerciales. Lo contrario no tiene sentido. Y ayer ha quedado claro.

1 comentario:

Paz López dijo...

Hola!
Tengo curiosidad... por la ilustración. ¿De quién es?
Gracias!