Asegura que ha sentido el toreo con toda su alma, que ha llorado de emoción y que en ocasiones ha llegado a creerse un ser superior. Que el día que toreaba en Madrid se afeitaba tres veces y que asumir su destino con alegría supuso deshacerse de un lastre psicológico que lo estaba matando como persona: “No estaba dispuesto a seguir luchando conmigo mismo y decidí pelearme sólo con el toro”. ¿Miedo? “Lo mismo te hiere el bueno, el malo o el regular. El que ha nacido para cogerte te coge aunque estés en el burladero”.
Entrevista completa en PDF.
Número 18 de la revista Taurodelta.
Fuente: Taurodelta/José Ignacio de la Serna
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