martes, 28 de abril de 2009

SEFVILLA-LA MAESTRANZA. Crónica de la corrida del lunes 27 de abril 2009."Orejas para un tiempo de crisis"


Tras ver la corrida de toros de ayer, lunes 27 de abril, en La Maestranza no nos queda más remedio que suscribir la crónica que D. Carlos Crivell publica en el portal taurino toros.es, lean ustedes:

LA CRÓNICA DE D.CARLOS CRIVELL.:

"Orejas para un tiempo de crisis"

La plaza se desbordó en un entusiasmo alocado como si Manzanares hubiera bordado el toreo de cante grande. Sólo la dureza de un tiempo difícil explica tanta euforia ante una faena que sólo al final explotó con algunas trincherillas. La primera parte fue un conjunto de pases despegados. Por la izquierda apenas toreó, aunque cuando lo hizo el natural surgió en unipases sin ligar. La música le echó un capote al torero. El final fue muy hermoso, sólo el final. Una excelente estocada acabó de desatar la alucinación de una plaza necesitada de trofeos para olvidar estos tiempos duros. La presidencia culminó su desafortunada tarde y no se reprimió. Se olvidó, además, que para cortar dos orejas en la Maestranza siempre fue necesario brillar con el capote. El de Alicante si se estiró.

Es la decadencia galopante de una Fiesta que admite que en seis toros no hubiera ni un lance bueno; que no se realizaran quites artísticos; que algunos toros no se picaran con el palco mirando para otro lado, y que se aplaudieran estocadas bajas. Finalmente, como soporte para justificar los precios de las entradas, pidió orejas por faenas de poca consistencia.

Esas dos orejas de Manzanares, que sigue muy por debajo del nivel conocido, fueron la gota que colmó el vaso de la benevolencia de una plaza venida a menos. La faena del espada alicantino tuvo una primera parte carente de argumentos, siempre despegado y al hilo del pitón, echando el toro descaradamente afuera. Su estética bien conocida, la mejoría del toro al final del trasteo y la estocada se podrían premiarse con un trofeo, pero dos es un dispendio que deja claro que las rebajas han llegado ya a esta Feria.

Ya en el segundo se le otorgó un trofeo a El Juli por una faena técnica, laboriosa, tesonera, pero sin brillos especiales. Para colmo remató de un espadazo muy trasero. Estaba claro que el público quería diversión a toda costa.

Esa diversión pudo truncarse en el que abrió plaza, toro noblón y mansito de Gavira, que cogió a Rivera Ordóñez al matarlo. Lo tuvo algunos segundos enganchado por la cintura. Se llevó el susto, una paliza y el terno destrozado. Francisco había colocado banderillas voluntariosas a ese Gavira. Con el cuarto, toro de escasa vitalidad, cumplió con decoro.

Cuando salió el quinto, segundo de El Juli, se podía esperar que el madrileño se volcara buscando esa Puerta del Príncipe que perdió el sábado. Salió una especie de buey de Daniel Ruiz, absolutamente impropia de la Feria de Sevilla. Aún así, El Juli anduvo desaparecido en el combate. Cuando se puede salir por la Puerta del Príncipe, un torero debe entregarse con denuedo para alcanzarla. El Juli esperó detrás de la mata y no pasó nada.

Dicen que era la corrida de Daniel Ruiz que no se pudo lidiar en San Miguel. Vaya usted a saber. El ganadero de Albacete comparecía de nuevo en la Feria después de su presentación hace ya algunos años. Sólo pudo lidiar cuatro toros, sólo uno exhibió calidad y el resto dejaron en mal lugar a la divisa, incluido el sexto de las dos orejas de Manzanares, justo de raza y manso, que se dejó dar algunos pases al final cerca de las tablas. Los remiendos de Gavira, mansos y de nula clase. Sólo el primero de El Juli fue un toro de juego aparente. Poca cosa en materia ganadera.

Pero como se cortaron tres orejas, el personal adicto a los apéndices auriculares se fue contento. Alegría vana y falsa ilusión colectiva. La crisis llega a todos los ámbitos de la sociedad; la Maestranza también se ha contagiado y se alivió pidiendo premios menores. Al personal hay que educarlo; está claro que el palco no quiere problemas

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