domingo, 5 de julio de 2009

En busca del toro perdido


Reproducimos el artículo que publica D. Miguel Lizón en el diario Información de Alicante.

En busca del toro perdido

MIGUEL LIZÓN No es tema novedoso traer a colación el toro que se ha "padecido" en Alicante, en la recién finalizada Feria de Hogueras. Ni siquiera se pudo esperar el juego de ninguna de esas ganaderias que, todavía, despiertan la atención del aficionado. De las del toro de encaste enterizo, de carácter menos docilón que esos torillos que, para los destructores de la bravura codiciosa, son toros de "arte". Así le va al arte de torear. Así se manifesta la monotonía, la estúpida rutina, tan socorrida ella para consuelo de sencillos espectadores de buen conformar.

La inquietud por el toro en su total integridad no es de ahora. Viejas cronicas, sesudos críticos, vinieron denunciando anomalías en el ganado de lidia, deterioro en su fiereza, en su poder y dureza al castigo, ya en el siglo XIX. Sobre todo durante el "reinado" de Rafael Guerra "Guerrita", una vez retirados "Lagartijo" y "Frascuelo", quizás, éstos, la última collera que más marcó su absoluta rivalidad ante el toro de mayor enjundia de la Historia del Toreo. Gentes de honor, de torero pundonor al decir de rendidos admiradores como de adversarios. Por ahí andan crónicas para quienes, sin temor a la verdad objetiva, quieran tener cabal información en lo que al respeto al toro de íntegras cualidades se refiere. Sin dejar en el olvido etapas en que otros toreros de histórica fama se enfrentaron, no de madera esporádica, con ganaderías de las que siempre preocuparon a la toreril grey. Joselito "El Gallo", cuentan contrastables estadísticas, toreó 43 corridas de Miura en los apenas siete años y poco más que duró su inigualable paso por los ruedos. Dos el año de su alternativa, finales de septiembre de 1912.

En Alicante, en este hogaño que ya es reciente pasado, ni siquiera los "duros" de Fuente Ymbro trajeron un mínimo de emoción. De buen recordar el interesante juego de los Nuñez de la casa González la tarde del 27. Con un tercer toro muy a tener en cuenta para algún premio, a pesar de la estúpida suerte de varas de que se viene abusando merced a la cobarde permisividad de la vigente reglamentación. Menos mal que la tarde del 22 salió por la puerta de toriles un tal " Comendador", de Juan Pedro Domecq, a mayor abundamiento. Trapío, enjundia, brava y codiciosa pelea en tres varas -yunque y martillo-, cuatro quites por réplica del matador de turno. Faenón con predominio de la izquierda, remate, ligazón. Brío y codicia al embestir. Y desperté...

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