Maracaibo
Se lidiaron seis toros venezolanos, cinco de Rancho Grande y uno del Prado, de buen juego. La plaza registró poco más de media entrada, los tres toreros fueron sacados a hombros por la puerta grande al finalizar la corrida.
Erick Cortés: palmas y dos orejas.
Juan Bautista: dos orejas simbólicas y dos orejas en el quinto.
El Fandi: oreja y dos del que le perdonaron la vida.
David Fandila, “El Fandi” y Juan Bautista, quedaron empatados en la escogencia como el mejor torero de los carteles de la XLVI Feria Internacional de La Chinita El galo Juan Bautista y el hispano David Fandila, “El Fandi”, fueron los acreedores del premio Rosario de Oro, al ser los ganadores de los carteles de la XLVI Feria Internacional de La Chinita, que tuvo en la jornada de cierre en los astados “Fogonero” y “Andino” la recompensa del indulto, situación histórica que ocurre por primera ocasión en la Plaza de Toros Monumental de Maracaibo.
Los bravíos de la Ganadería Rancho Grande se lucieron en las presentaciones de ayer y además de los indultos se le pudieron arrancar un total de cinco orejas, un par para los toreros Erick Cortéz y Juan Bautista, más otra para “El Fandi”.
El primero en recibir la gracia de la presidencia fue Juan Bautista con su primer animal, “Fogonero” de 47 kilos, que respondió a los muletazos del espada francés de excelente forma, sacando los gritos de ole a los espectadores y así lucirse para los tendidos.
Tras una excelente faena el público pidió el indulto y la presidencia calló por un momento pero luego accedió y blandió el pañuelo blanco en lo alto.
El venezolano Cortéz, que en su primer cornúpeta no tuvo mucha suerte, vio recompensada su actuación cuando enfrentó a “Fandango”, con quien toreo muy a su estilo y desafío que se hizo ganar al público.
Luego vino Juan Bautista para su última presentación y obtuvo sus dos apéndices tras mostrar soltura, elegancia y destreza con la muleta, sabiendo llevar al animal a su ritmo y al final cortó otro par.
A “El Fandi” le tocó cerrar los carteles con “Andino”, un astado de 480 kilos, marcado como el número 117, a quien lo recibió con su capote, allí le midió la casta.
El tercio de banderillas lo acaparó y de nuevo se lució: los dos primeros las incrustó de poder a poder y luego al violín.
Brindó la faena a la cuadrilla de Areneros, y al plantarse ante “Andino” se lució con su toreo temerario, ante un público que hacía corear su nombre y retribuirle con aplausos sus actos en el ruedo.
Consumada la presentación preparó el estoque, desde las gradas pedían el indulto y cuando se preparaba para abalanzarse sobre el corajudo toro, los gritos se lo impidieron, miró a la torre de la presidencia y se dio la señal para acabar con la noche; de nuevo se prepara y esta vez se enfrentaron los gritos unos que lo matara y otro que no.
Así volvió la mirada y de nuevo la orden de Presidencia de asestar la estocada final pero la aclamación encontrada se hacía evidente, por lo que el matador pidió de nuevo autorización mientras sonaba el primer anuncio. Ante la persistencia desde los tendidos se concedió el indulto.
Fuente:
Edgar Bolívar/elregionaldelzulia.com
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