domingo, 28 de junio de 2009

LEÓN: SÁBADO 27 DE JUNIO. Anovillado y sospechoso encierro de Zalduendo


Reproducimos la crónica que D.Sixto Naranjo realiza para COPE sobre el indulto de un toro de zalduendo en León y crón ica de la corrida.
Abierta la veda de indultos
León, sábado 27 de junio de 2009. 2ª Feria de San Juan. Tres cuartos de plaza. Toros de Zalduendo, terciados y sospechosos de pitones la mayoría. Con algo más de cuajo 5º, 6º y 7º aunque cómodos de cabeza todos. Bajos de raza. 2º manejable. 4º parado. El 5º, de nombre "Lastimado", noble y con clase, fue indultado. 6º y 8º, bajos de casta y a menos. 7º, noble y de buen juego. Enrique Ponce, oreja tras aviso y dos orejas y rabo simbólicos. El Fandi, oreja tras aviso en ambos. José María Manzanares, oreja tras aviso y oreja. Cayetano, ovación con saludos y oreja. Salió a hombros el mayoral de Zalduendo junto a Ponce, El Fandi y Manzanares.
Sixto Naranjo - 27-06-09
Era previsible. La combinación León, Ponce, Zalduendo, Fandi no podía fallar. Finalmente así ha sido: un indulto al canto. Un indulto a todas luces exagerado, máxime cuando hoy en León se ha simulado la suerte de varas a todos los toros. Un leve refilonazo por toro y a correr. ¿Indultar un toro con esta pelea en varas? No, así de claro. Luego el toro ha derrochado clase y nobleza en la muleta. Si, quien lo duda. Pero para hablar del premio del indulto hay que ser más exigente. Y si los ganaderos buscan algo distinto a la bravura que lo digan claramente. Si prefieren sacrificar la casta en pos de una nobleza que nos lo expliquen. Pero que conste que no son conceptos antagónicos y excluyentes.
Ponce ha entendido a la perfección al toro. Lo ha ayudado a romper en los primeros compases del trateo. El toro poseía una clase manifiesta en sus embestidas y el valenciano fue desgranando series que fueron creciendo en estética e intensidad en los tendidos. Lo mejor llegó en varias tandas a izquierdas, especialmente en una con la muleta plegada al comienzo de cada pase. Tras unos ayudados circulares con la pierna flexionada, los tendidos comenzaron a pedir el indulto. Ponce siguió toreando y el toro embistiendo, por lo que tras dos series más por el pitón derecho, el presidente concedió el indulto. Si bien, en un primer momento hizo gestos al torero de Chiva para que entrase a matar.
En su primero, Ponce había cortado una oreja por un faena ligera y de poco compromiso en cites y embroques. El toro, que fue muy protestado en los primeros tercios por su flojedad, terminó embistiendo a una muleta de Ponce que destiló temple y que tuvo como mejor momento una tanda a derechas con ritmo y ligazón.
Que El Fandi es un torero muy querido en León es a todas luces conocido. Se le ha jaleado con el capote, se le ha aplaudido a rabiar en banderillas y se le ha sacado a hombros a la finalización del festejo. A su primero le recibió con dos largas en el tercio y un buen saludo a la verónica templado y con gusto. Con las banderillas formó un alboroto, especialmente en un buen tercer par al violín. Pero el toro acusó en el último tercio las carreras en banderillas y tuvo poco gas. Fandila toreó con temple por el pitón izquierdo, pero aquello no llegaba a los tendidos. Un final de rodillas levantó de nuevo el diapasón de los aplausos y cortó una oreja.
Otra más paseó del sexto, un toro al que inició su trateo de rodillas. Hubo más acoplamiento por el pitón derecho, ya que por el izquierdo el toro tuvo una condición más bruta y con menos clase, por lo que el granadino volvió a la derecha. Sin embargo, el toro ya había tirado de freno de mano y comenzó a quedarse más corto. Fandi volvió a pegarse un arrimón en el último tramo de faena con varios desplantes que fueron muy aplaudidos. Cortó otra oreja.
Manzanares firmó la otra gran faena del festejo en el séptimo del festejo. Una faena limpia de trazo y bella de expresión, que fue ganando en profundidad a medida que Manzanares fue ampliando los muletazos de cada serie. Si largos y mecidos fueron los redondos, los naturales surgieron con empaque y ritmo. La pena fue que pinchó antes de dejar un fulminante volapié. La oreja fue de las que dejan poso.
Otra más había paseado en el tercero de la tarde, un animal flojo al que Manzanares fue afianzando en los comienzos de su obra, llevándolo siempre muy cosido a la muleta. El pitón del toro era el zurdo, pero Manzanares apostó por quitar las brusquedades del pitón derecho a base de técnica y mano baja. Aquí si mató de un soberbia estocada.
Cayetano tuvo enfrente esta tarde en León un lote de similares características. Ambos llegaron apagados al último tercio: el primero por un puyazo (sí, un puyazo, no un picotazo como sus hermanos de camada) y el segundo por su nula casta.
En el cuarto Cayetano tiró rápido las cartas sobre la mesa y no se dio coba. Pero en el último toro tiró de raza para no irse de vacío. El menor de los Rivera Ordóñez apostó por sacarse el toro a los medios para intentar sacar algún pase lucido, pero el toro se rajó, por lo que Cayetano tuvo que exprimirlo en los terrenos de tablas ante el fervor de las féminas que poblaban los tendidos de sol. Finalmente cortó una oreja tras más de media estocada en muy buen sitio.
Y no quería olvidarme antes de finalizar la crónica de la impresentable corridita de toros enviada por Fernando Domecq a León. Una novillada en toda regla, con los pitones escobillados en su inmensa mayoría, con cuerpos sin remate que tuvo como colofón el impresentable octavo, un becerrote de fiestas populares, o como dicen en mi pueblo, ‘el novillo de los mozos’. El indulto no puede enmascarar una presentación tan indigna para un coso de segunda categoría. Nadie pide el toro de Madrid o de Bilbao, pero sí algo con entidad para que todo lo que se haga tenga la importancia que da el toro en su integridad y plenitud.

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