Reproducimos la entrevista que realiza, para Diario de Jerez, Raquel Benjumeda a los hermanos Domecq
Ocho años de angustia han sido suficientes para cerrar judicialmente un episodio macabro. Hay lugar para el perdón pero no para olvidar lo ocurrido a sus caballos
Los hermanos jerezanos Luis y Antonio Domecq iniciaron la temporada taurina de 2001 llenos de ilusión y esperanza. La temporada anterior no había sido mala pero habían pagado la falta de experiencia de una cuadra quizá demasiado novel para afrontar un calendario taurino. Así que el plantel de caballos, después de años de esfuerzos y de idas y venidas a Portugal, fuente equina de los rejoneadores, quedaba configurado por un lote de bellos ejemplares con sangre torera, porque el caballo de rejoneo, como el buen torero, "nace". Entre los animales adquiridos destacaban sobre todo los doce caballos que subieron al camión aquella tarde primera de junio para demostrar su poderío taurino ante la afición más exquisita de la fiesta: Madrid. 'Óleo', 'Talismán', 'Deleite', 'Nebli', 'Airoso', 'Marqués', 'Maestro'… Poco pudieron saborear la gloria los hermanos Domecq. De aquella formidable cuadra, hoy no queda absolutamente nada. Bueno, sí, el recuerdo. Pero el recuerdo del sufrimiento, el dolor y la agonía vivida horas después de la vuelta al ruedo por los animales en el camión que les llevaba a casa. Un delincuente, padre de un compañero taurino, ordenó quemar vivos a los caballos de Sergio Galán, la competencia más dura para José Miguel Callejón. Los sicarios se equivocaron y las víctimas fueron los nobles caballos de Luis y Antonio. Hoy, un juez ha castigado al autor con más de dos años de cárcel y con el pago de medio millón de euros a los hermanos Domecq en concepto de indemnización.
-¿Esto se perdona?-Nuestra religión nos dice que tenemos que perdonar pero no lo vamos a olvidar.
-Y la sentencia, ¿resuelve algo?-Personalmente, no. Estamos satisfechos y tranquilos con la sentencia, que desde luego no se hubiera conseguido sin la excelente labor de la policía y de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, pero la agonía y el sufrimiento que pasaron, primero, los caballos y, segundo, la familia, no se olvida en la vida. Nadie podrá reparar el dolor que hemos sufrido.
-¿Han coincidido con el culpable?-Sí, varias veces, en el juicio.
-¿Se habló de algo?-De nada.
-¿Por qué?-¿Para qué?-Bueno, lo normal es que las secuelas del dolor se exterioricen…-La verdad, tendría que haber estado presente durante los días de agonía de los caballos. Con eso hubiera sido suficiente.
-Y con el hijo, ¿han coincidido en las plazas?-Hemos coincidido en el juicio pero no hemos hablado. Lo conocemos del mundillo taurino, pero nada más.
-Y con Sergio Galán, ¿han hablado alguna vez de esta fatalidad?-Sí, Sergio es un buen compañero. Él sí ha estado muy atento a toda la evolución del caso y nos ha llamado cuando se ha conocido la sentencia.
-¿Les ha protegido los compañeros de profesión en todos estos años?-Sólo cuatro compañeros han estado con nosotros desde el primer día. Sólo cuatro. Esto nos ha hecho sufrir aún más.
-¿Se puede saber quiénes son?-Por supuesto. Nuestro tío Fermín Bohórquez, que puso todos sus caballos a nuestra disposición; Pablo Hermoso de Mendoza, que también nos quiso prestar caballos; Sergio Galán y Domingo Domínguez, que también puso a nuestra disposición toda su cuadra. Estos rejoneadores nunca han aceptado un contrato en el que compartieran cartel con Callejón, cosa que sí han hecho otros muchos rejoneadores, porque quien hizo esto lo sabía el mundo del toro desde el principio.
-Pues esto parece aún más duro, ¿no?-A ver, nosotros entendemos que si no eres figura del toreo no tienes más remedio que torear con quien te toque, pero siendo una figura, no es comprensible, porque puedes decidir con quién compartes cartel y con quién no quieres torear.
-¿Se ha podido beneficiar José Miguel Callejón de toda esta fama?-No lo creemos. Sergio Galán, que era su competencia en aquella época, ha evolucionado de una manera fabulosa. En cambio él no, y no creo que haya sido por nosotros. Aquí, el que vale, triunfa.
-¿Es así de duro el mundo del toro? ¿Existe algún tipo de precedentes en la profesión?-Aquello fue terrible, durísimo. Fue algo que resulta impensable que lo pueda hacer alguien que le gustan los caballos. No existe nada parecido en la historia del rejoneo.
-Ocho años después de la tragedia, Luis Domecq está retirado del toreo, ¿ha tenido algo que ver la desaparición de su cuadra?-A los pocos días del atentado, me senté a pensar y a reaccionar. Llegué a la conclusión de que a mí no me iba a retirar nadie, que dejaría los ruedos cuando yo lo decidiera. Así que me puse a trabajar, con la ayuda de los amigos y de la familia, y seguí toreando. Me costó cuatro años recuperar el nivel que tenía cuando el ataque, pero lo conseguí y en 2005 dejé las plazas, aunque no me he retirado del todo. Me fui con un sabor buenísimo de la profesión y lo dejé siendo figura del toreo a caballo, no porque me echara nadie.
-¿Por qué lo dejó entonces?-Llevo veinte años toreando y me apetecía estar con mi familia. La vida del torero es corta, aunque como ya digo no me he retirado del todo.
-¿Volverá Luis Domecq a los ruedos?-Para eso necesito encontrar un caballo que me devuelva la ilusión. Este año he estado a punto, pero voy a esperar.
-En cambio Antonio sigue ilusionado, ¿no?-Bueno, al año siguiente del atentado me caí del caballo pero conseguí reponerme. Yo, de momento, estoy disfrutando. Del toreo a caballo me retiraré yo cuando lo crea oportuno.
-¿Cómo es su cuadra de hoy?Es difícil compararla con aquella cuadra, pero estoy contento.
-¿Qué queda de aquella cuadra?En lo personal, muchos recuerdos bonitos y duros. Había una competencia muy dura pero muy buena a la vez. Nos acordamos muchos días de lo mal que lo pasamos. La vida da palos muy duros, pero la fe es lo que tienes para salir adelante.
-El rejoneo, como el toreo, se ha desinflado con respecto al pasado, ¿no?-El toro de hoy se mueve poco. Se usan mucho las tablas; nosotros toreábamos en los medios, por eso teníamos éxito. Hoy se hace un rejoneo muy circense; a nosotros nos ha gustado siempre la pureza y en la actualidad cuesta verla porque no se ven tampoco toros más vivos. Se le da demasiada importancia al último tercio, a dar vueltas alrededor de un toro parado.
-¿Ha pesado el apellido Domecq en todos estos años?-Mucho. Hay mucha gente que no nos ve como víctimas por quiénes somos y por eso siempre hemos mantenido que las víctimas en todo esto han sido los caballos, que han sufrido lo que nadie se puede imaginar. El daño físico lo recibieron los caballos pero nosotros el daño moral. Es verdad que también hemos recibido el cariño y el ánimo de la gente de la calle, que es lo que nos queda, pero sí, el apellido nos ha pesado mucho, aunque también nos ha dado mucho…
-¿Cómo reaccionaron las sociedades protectoras de animales?-No nos ha llamado ninguna en todos estos años. No hemos recibido ni una sola llamada de la sociedad protectora de animales.
Fuente: Diario de Jerez.
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