viernes, 20 de marzo de 2009

Juan José Padilla: «La afición de Jerez me quiere y me respeta, me siento arropado y admirado»

Anda y se mueve como un artista. Se coloca el pelo para las fotos y, mirándome con sonrisa cómplice, confiesa: «Yo es que soy muy coqueto». Con un capote se pasea torero por La Lola, lo dobla con arte y confiesa que le tiemblan las manos. Con este torero valiente, amabilísimo y carismático hablamos en LA VOZ y en su Lola, un lugar «que ni nosotros mismos, David (DeMaría), El Pipa y yo, nos creemos todavía que podamos tenerlo, de lo grande y bonito que es». Me dice que vendrá Malú, pero ahora toca saber del torero.-Hasta para las fotos vibra con el capote.-Aunque uno ya está acostumbrado a las instantáneas, cuando tiene un capote en las manos, el cuerpo te vibra y el corazón se acelera solo. El cuerpo se transforma.-El respeto, ¿no?-El respeto sobre todo, y que lo que tienes en las manos es parte de ti y te recuerdas muchas cosas. Un capote, una muleta dice mucho.-Va usted como un modelo.-Todo aquél que se considere artista creo que debe ser coqueto. Nos debemos a un público que te admira.-¿Y la estética profesional?-Ahí lo que deseas es que te salga la pureza. Que surja brillante un muletazo o un lance.-Abandonarse a la suerte. -Sí, esa es la expresión. Te entregas y te olvidas de todo. Eres capaz de entregar tu cuerpo para que todo te salga mágico.-¿Escucha a la afición allí abajo?-Sí, sí se escucha y ves a las personas. Al que se dirige a ti de buena o mala fe. El que es capaz de faltarte el respeto o el que te echa piropos y te engrandece.-Cuando voy a los toros veo aficionados que van a ver el defecto. ¿Alguna vez lo ha sentido así? -Es verdad que en algunas ocasiones te das cuenta de que el aficionado está perdiendo el tiempo. Que van ya indignados a la plaza y hacen pasar un mal rato a los que están cerca. Yo no voy nunca a un espectáculo enfadado y a meterme con el artista mientras actúa. Por tanto, no entiendo que haya quienes vayan a corridas de mala fe, a ver el defecto.-¿Cómo definiría su estilo?-Yo entiendo que soy un torero alegre, con muchísima entrega en la plaza, afrontando compromisos con toros difíciles. Y, sobre todo, lo que no podemos es faltar el respeto a los espectadores, que son los que pagan. En esta profesión hay una baraja muy amplia de artistas con valor, entrega, clase -Cuando empezó, el público hablaba sobre todo de cómo se arrimaba. ¿Había que empezar llamando la atención?-Sí, y creo que cada uno deber darse cuenta de las dotes que Dios le da, de conocerse a sí mismo y explotar lo que tiene. A mí Dios me mandó el valor, el riesgo de irme a puerta chiquero, de banderillear toros difíciles Y me di cuenta de que no me podía salir de ahí. Y gracias a eso estoy recompensado y reconocido. Soy un torero admirado por la afición, por las empresas. Cien años que volviera a nacer volvería a hacer lo mismo.-Vamos, En mi casa siempre se respiró un ambiente taurino. que pensó que o todo o nada. ¿Pero como le llega ese sentimiento? Porque a otros les viene de familia- Mi padre es muy aficionado. Mis hermanos, al principio, también querían ser toreros. Pero cuando yo iba al campo, de chaval, me ponía delante de las becerras de rodillas. A los propios toreros famosos de aquella época les gustaba verme con las vacas difíciles y haciendo barbaridades. En todas las facetas y con todas las travesuras fui muy atrevido. Y este alarde, esta forma de interpretarlo, todo lo llevo desde muy pequeño.-¿No es eso mucha responsabilidad, tener siempre que arriesgarse porque es lo que esperan de ti?-Sí, porque los acostumbras a eso, a que des la cara siempre. Pero mientras este corazón aguante, mientras mi profesionalidad sea capaz de respetar mi formación física, tenga esta moral y esta ilusión, voy a estar aquí.-Dicen que los buenos toreros tienen miedo.-Todos tenemos miedo, los buenos y los malos. Aunque para mí no hay malos. Yo entiendo que hay buenos y mejores (ríe) y que el miedo es una cuestión, a parte de física, sobre todo de responsabilidad. Que el toro embista, que ese día no hay viento -¿Y el día antes de la corrida cómo lo pasa?-Soy muy diferente a otros compañeros, Isabel. Yo hasta el día de la corrida estoy como cualquier otra persona. No se me nota nada en mi vida personal y lo que intento es estar tranquilo, y así me ha ido bien. Después, el compromiso que tenga a las cinco de la tarde y en la plaza es otra cosa; ahí me transformo.-¿Y la familia qué dice?-Mire, los niños son muy pequeños pero saben quién es el padre por los tentaderos, las fotos... De hecho, hace diez días que llegué de México y me llevé a mi Paloma, que sólo tiene cuatro años, y he disfrutado muchísimo con ella. -¿Pero cómo lo llevan?-Lo llevan muy bien. Yo estoy agradecidísimo a mi familia, tanto a mis padres como a mi mujer, por todo lo que me han aportado en cada momento. Siempre me han apoyado y están conmigo con una entrega máxima. He tenido momentos difíciles en la profesión, cuando toreaba poco, cuando llegaron percances dolorosos y graves... Pero siempre encontré un apoyo y un consuelo en ellos. Después llegaron los éxitos y tuve que alejarme de la familia para estar fuera, y también han sabido llevarlo. Por todos los motivos estoy muy agradecido a mi familia, creo que son las personas idóneas para mi carrera. No es fácil tener una mujer y unos padres que aguanten fácilmente todo eso.Es maestro en las plazas, pero también lo es para otros momentos de la vida. Diría que es torero las 24 horas del día. Y así me habla de Lidia. «Mi mujer es linda. Se le ve su exterior y es guapísima, pero lo que más enamora de ella es su interior. Es muy compresiva, me ha aportado muchos valores, ha aguantado con respeto todas las injusticias que he podido tener en mi trayectoria. Pero también he disfrutado mucho con ella». -Usted ha sido fiel a sus orígenes y se casó con la novia de toda la vida.-Sí, de toda la vida. Fíjese, la conocí cuando yo vendía pan por la calle y ya me enamoré. Me ha dado dos hijos: Paloma y Martín, de cuatro y dos años. Tanto ella como mis padres han sido un pilar fundamental de toda mi carrera.-A usted le apasiona su profesión, ¿pero le gustaría que su hijo siguiera la tradición?-Tal como están ahora las cosas y si tiene que pasar todo lo que yo he pasado, la verdad es que no me gustaría que sufriera tanto como su padre ha sufrido. Ahora, que si lo decide él, y es imposible quitarle la afición, le apoyaría en todo lo que me pidiera. Pero yo le aconsejaría siempre que estudiara, que tuviera su carrera, que amara y respetara esta profesión pero no profesionalmente. Porque te acostumbras a sufrir por uno mismo, pero por un hijo es muy duro.-Ha dicho que tal como están las cosas. ¿Cómo está la profesión?- Hay un abanico de toreros muy buenos, tanto jóvenes como veteranos. De las corridas duras, estamos los veteranos defendiéndolas muy bien, muy bien. Las figuras destacadas se mantienen porque dan la cara en las principales ferias. Los chavales vienen con fuerza. Se está toreando más despacio y más bello que nunca. Yo pienso que estamos aportando a la Fiesta lo que siempre ha necesitado y por ello se encuentra en un momento muy bueno.-¿Pero la Fiesta en qué punto está? ¿Y la afición? Porque hay muchos que están en contra.-Hay un sector que está perjudicando a la Fiesta. Parece que no se nota, pero le va haciendo daño. Y en el siglo que vivimos no se puede quitar la entrada a unos menores, cuando la Fiesta Nacional ha sido lo principal en España, eso es faltarnos el respeto a los toreros. No es bueno que se llegue a ese extremo. Y los toreros lo que debemos hacer es comprometernos en la plaza y no porque hayamos adquirido una fama olvidarnos ya de entregarnos. Comprometer a las grandes figuras para que se manifiesten con su toreo como hizo José Tomás, en Barcelona, revindicando la afición y la Fiesta en momentos complicados, como cuando se defendió en el Parlamento.-¿Cómo se cuida un torero?-Principalmente, se basa en el físico. Para estar delante de un toro, yo diría que casi tienes que ser más fuerte que el toro. Fíjese qué barbaridad le he dicho, pero es fundamental. Y luego, tener la mente puesta nada más que en el toro. Fundamental la física, pero también la mental. Si un torero va a arriesgar su vida durante una temporada larga, con 70 corridas, es necesario tener una mente fría y preparada para soportarlo. Luego hay algunos toreros que por estética no necesitan una disciplina de comidas. Otros como yo tenemos que sufrir ese régimen y quitarnos de muchas cosas que nos gustan.-¿Y en el campo?-Todos los toreros tenemos un fondo de entrenamiento, de carrera, preparación... Vamos a los tentaderos y cogemos fondo con las becerras, técnicas. Adquieres ya unos valores de cercanía, de entendimiento que te ayudan en la plaza. Luego están los festivales, que aportan muchos conocimientos para una temporada.-¿Ya tiene elegido el traje de luces para Jerez?-Bueno, yo tengo un diseño muy especial, intento no repetir colores. En mi tierra me gusta siempre estrenar vestido, y lo que busco es darle color. Representar a Jerez con viveza, con fuerza. Y el diseño es bordado, que se vea mucho la seda, y, en fin, un diseño muy personal.-¿Pero tiene pensado el color que vestirá en Jerez?-No, todavía no. Porque tengo antes Sevilla y Pamplona, y aún no he asignado el color para Jerez.-¿Cómo es el público de Jerez?-En la plaza me he sentido muy querido y muy arropado y admirado por el público de Jerez.-¿Y la afición más difícil?-Depende del día también, pero fundamentalmente Madrid. Es un público muy exigente, que valora mucho el esfuerzo. Después el triunfo te sabe a gloria porque es más complicado triunfar allí.-Y en Sevilla, el último domingo de Feria.-Así es, y con los Miura, como todos los años. Después de torear en la Maestranza durante diez años seguidos, ya se ha convertido en un clásico. Para mí es un privilegio estar ahí, porque mantenerse en plazas importantes y en ferias grandes no es fácil. Y luego que todos los años estés con ilusión, con fuerza. Y después de Jerez vendrán ferias como la de Burgos, Madrid, Santander... Y Francia.-En Pamplona le esperan con muchas ganas, allí probo usted el éxito, pero también el dolor con cogida de muerte.-Sí. De Pamplona salí lanzado a todas las ferias. Tuve la oportunidad de triunfar con una corrida de Miura y ésa fue la que me abrió la puerta de las plazas. Pero hasta llegar a Pamplona tuve un bache malo, intentaba entrar en las ferias y no me contrataban. Pero la suerte me llegó y pude tirar para adelante. Luego me vino ese percance y, lógicamente, el riesgo en la plaza se paga. Ahí tuve una corná muy fuerte en el cuello. Pero cuando me recuperé salí más fortalecido y, gracias a Dios, tuve de nuevo mi sitio.-Cuando les coge el toro están deseando volver, parecen querer demostrar que pueden más que el animal.-Yo creo que sí, y además es que te viene la rabia. Todo es especial, te ves con un muslo partío por la corná y no importa que te amarren un torniquete y seguir toreando. Eso es porque somos de una raza especial.-¿Usted ha triunfado también con sus compañeros?-Siempre. Gracias a Dios puedo presumir de tener grandes amigos en la profesión y, sobre todo, grandes compañeros. Para mí el mayor triunfo ha sido mantener una amistad, un cariño y un respeto con todo el escalafón.-¿Torear con José Tomás el sábado de Feria en Jerez es un aliciente?-Principalmente, es una responsabilidad y luego un orgullo compartir cartel con esa figura del toreo que está arrasando en todas las plazas, y venir a tu tierra con la máxima figura del toreo es una gran responsabilidad. Pero contentísimo.-¿Algunos toreros tienen poder para vetar a otros?-Creo que es la empresa la que decide, luego habrá plazas en las que algún torero puede aportar su criterio y a lo mejor poder pedir. Pero no creo que los toreros manden como para quitar o poner.-¿De quién está más cerca, de Rivera Ordóñez o de José Tomás?-Yo respeto todos los criterios, no voy a juzgar a ninguno. Lo que sí es una falta de respeto a la profesión lo que está pasando. Para mí es merecida la Medalla de las Bellas Artes a Francisco (Rivera Ordóñez) y pienso que todos los toreros estamos dignificados para merecerla. -¿Le gustaría torear en la Goyesca?-Por supuesto, no me gustaría morirme sin torear, sin hacer el paseíllo en esa plaza. He toreado en Ronda, pero no en la Goyesca. Deber ser muy especial en un día tan importante para la Fiesta.-¿Y de qué depende?-Pues de la empresa.-Y la empresa es de Rivera Ordóñez.-(Ríe a gusto) Con lo que es Francisco quien me tiene que poner.-Habrá que pedírselo, ¿no?-Pues nada, yo estoy dispuesto a torearla (risas).Cuando comento lo de los futbolistas concentrados que no pueden tener relaciones, me sonríe y me habla de que «eso era antes, que se decían barbaridades. Eso es una relajación. Además, cuando se hace el amor, todo parece más bello».
Suerte, maestro.
Fuente: lavozdigital.es/Isabel Flores

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