domingo, 30 de octubre de 2011

"Padilla volverá a torear, sea como sea"

Alfonso Barroso, en un rincón de su casa, con su nieto Manuel, probable sucesor de esta dinastía taurina./Pascual


Una hora con Alfonso Barroso, maestro de picadores y caballistas · Lección de tauromaquia para el profano
No es hombre conocido, pero sí mucho en su 'planeta', el de los toros. Es un libro abierto de la tauromaquia. Lo lleva en los genes: su abuelo fue preparador de caballos de carrera y su padre, Paco, un desbravador de caballos. A sus cerca de 76 años, Antonio Barroso Benítez (Jerez, 1935) se mantiene en perfecto estado de revista, casi hecho un chaval. Junto a sus padres y sus ocho hermanos, siguieron al patriarca en su trabajo con Juan Belmonte en 1939. Pasó veinte años en el campo, entre toros y caballos. Una vez convertido en picador, a este autodidacta se lo disputaron los más destacados maestros. Comenzó a las órdenes de Antonio Bienvenida, hizo once temporadas con Antonio Ordóñez y diecinueve con José Mari Manzanares, además de con Diego Puerta y Dámaso González. Total: 2.728 corridas que le permitieron rodar por las plazas de España e Hispanoamérica. Su mujer Loli le dio ocho hijos, uno de ellos Antonio, también picador, que triunfó en 2004 en la plaza de El Puerto. Tiene diez nietos, pero sólo uno, Manolito, se ve atraído por la ilusión de vestir algún día de torero.

Ahora, ya jubilado, sus trofeos, premios, reconocimientos, fotografías y homenajes abarrotan el salón de su casa. Para los no entendidos, este 'centauro' nos da en las siguientes líneas una pequeña lección.

- ¿Qué le han parecido las imágenes de Padilla?

- Un hombre que ha tenido muy mala suerte. A veces, el toro te coge, te da varias volteretas y no pasa nada, pero aquí tuvo la mala suerte de cogerle parte de la cara y hay que darle gracias a Dios de que ha sido lo menos que le ha podido pasar.

- Ese tropezón, tras colocar las banderillas, es letal.

- Son accidentes. Les pasa a muchos toreros cuando están demasiado sobrados de sus facultades, con la mala suerte de que le ha cogido un toro de la raza de Santa Coloma, que son muy certeros. Otros te atropellan y siguen, pero estos no. Estos te buscan y rebañan. Tienen mucho peligro.

- ¿Usted está convencido de que volverá a torear?

- Seguro. Ha habido más de un torero que, con sólo un ojo, ha seguido toreando. Últimamente, recuerdo a Lucio Sandín o al Niño de la Taurina. Y Padilla tiene muchas fuerzas para seguir toreando.

- ¿Qué cualidades debe tener un buen picador?

- La principal es conocer el caballo y saber montarlo. Y que tenga valor, por supuesto

- ¿Y la fortaleza?

- No del todo. Ha habido picadores muy endeblitos que han sido muy buenos y eficaces. Pero insisto que lo principal es saber montar al caballo y conocerlo muy bien.

- ¿Ha evolucionado mucho el picador de un tiempo a esta parte?

- Un doscientos por cien.

- ¿En qué se observa?

- Primero, en que han impuesto el caballo percherón porque el caballo español vale mucho dinero. Al toro le han puesto demasiado gordo y, por eso, le han quitado movilidad. Después, muchos picadores no saben ni montar un caballo, porque antiguamente, usted tenía que salir primero de reserva, por delante del picador de turno y las dos o tres primeras volteretas eran para ti. Después, los picadores tenían que afrontar una dura burocracia que ahora no existe. Hoy vas a un sindicato, consigues un carné y ya es usted tan picador como el que lleva treinta años picando.

- ¿Tuvo una chaquetilla preferida?

- Una de grana y oro. Estrené un día una verde y oro y me dieron muy fuerte y entonces decidí el grana y oro o blanca y azabache, pero mi color preferido ha sido siempre el grana.

- ¿El picador debe medir el castigo?

- Hay toros que crees que tienen mucha fuerza y no la tienen y al revés. Eso se nota mucho en la manera de empujar al caballo.

- Dijo una vez que había que picar no como diga el maestro, sino como tú lo sientes.

- Todos los toreros, así como el banderillero y el picador, quien no lo haga para él, tiene poco futuro en el toreo. Si el matador lo hace así, todo el mundo disfrutará. Es como el cantaor, que si no lo sienten, no lo siente el público. En el toreo es igual. Yo siempre he picado como yo lo he creído y entendido.

- ¿A qué llama 'picatoros'?

- Yo digo siempre que hay picadores y 'pinchatoros'. No me gusta que un picador profundice con el palo varias veces. O le quitas el palo o le dices 'siga usted en su sitio y siga picando'. A todos los toros no se les puede picar igual tampoco.

- Los toreros ligan mucho ahora. ¿Los picadores ligaban también?

- Yo nada más que me preocupaba de mi afición. No puedo hablarle de eso, porque yo, cuando terminaba de torear y tenía un día de descanso, cogía mi coche y me plantaba en mi casa. Todo eso ha cambiado mucho ahora.

- ¿Le han silbado alguna vez?

- Muchas veces lo ha hecho el público y sin saber porqué. Y muchas veces me han ovacionado después de dejar a un toro sin picar. No me gustan. El picador en el toreo es como el árbitro de fútbol, que no encuentra a nadie conforme con él.

- Claro, usted tiene sólo cinco minutos, no tiene una segunda oportunidad.

- Tienes que resolverlo en poco tiempo y si no lo picas bien, las consecuencias serán para el matador. Una cuadrilla que vaya bien unida, todo lo que hagan será en beneficio del matador.

- Un torero acaba una buena faena con trofeos. ¿Se siente partícipe de ese éxito?

- Sirve a todos el triunfo. Te emocionas, claro. El matador, además de tu jefe, es tu amigo.Yo he llegado a emocionarme muchas veces.

- Hay muchas escuelas para futuros toreros, pero no hay apenas ninguna para picadores.

-Yo quitaba todas esas escuelas taurinas. No sirven para nada. Porque un torero no se puede hacer. Usted enseña a un torero y lo hace como usted es, pero le quita la personalidad a ese muchacho. Esa inspiración debe salir de uno.

- ¿Quién le enseñó entonces a ser picador?

- A mí nadie. Viendo, observando, haciendo mis tentaderos. Veía el día que estaba bien o no. Yo me lo notaba.

- ¿Ha pasado miedo?

- Sí, pero no al toro, sino a la responsabilidad. Una vez que se abre el portón, ya no hay miedo ninguno, sólo la responsabilidad de que aquello hay que hacerlo bien.

- El mejor picador de la historia fue...

- No lo he visto, pero he oído hablar maravillas de uno al que le llamaban 'El Camero', que iba sin peto, con Joselito El Gallo. También he oído hablar de Curro Sanlúcar, José Márquez, Manuel Salas... En Curro Sanlúcar me he fijado mucho porque era un picador con mucho arte y muy efectivo.

- ¿El picador es imprescindible?

- Siempre. Porque un toro sin picar, que no se aplome, es muy difícil de torear.

- ¿Hay crisis en la fiesta?

- Como en todo. Han reducido el número de corridas. En Jerez han quitado la del domingo. Y ahora, ir a los toros con su mujer o su hijo cuesta un dineral.

- ¿Le da lástima lo ocurrido en Cataluña?

- Eso es una cosa política. Porque precisamente, Barcelona ha sido la ciudad que más toros ha dado en el mundo. Yo, cuando iba con Diego Puerta en 1963, toreé 26 corridas en Barcelona en una sola temporada. Y todos los años, con Pedro Balañá, se daban allí del orden de setenta espectáculos entre corridas de toros, novilladas, rejoneos... Los antitaurinos se quejan, pero diariamente se sacrifican muchos otros animales en un matadero y el toro bravo no tiene más destino que el de la plaza. No sirve para otra cosa.

- ¿La fiesta nunca desaparecerá?

- No lo veremos, pero creo que no. La profesión que más mueve es la del toreo. No sólo es la plaza. Desde que nace el becerrito, está el ganadero, el mayoral, el ayudante, en el campo hay veinte personas pendientes del toro, el transportista, los banderilleros, el matador, los picadores... Eso mueve muchísimo dinero y puestos de trabajo. Además, es un patrimonio nuestro que hará que no desaparezca nunca.



Fuente:Juan P. Simó / JEREZ/diariodejerez.es

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