La emoción aumentó de forma considerable cuando el toro ‘Resabido’ se quedó en la puerta de los toriles y se negó a entrar con el resto de la manada.
Más que limpieza hubo pulcritud en el recorrido del quinto encierro de las fiestas de San Sebastián de los Reyes: las reses de Reina y Tajo siguieron con pasmosa obediencia los dictados de los cabestros portugueses que impidieron que la manada se rompiera y que llegara hermanada hasta la misma puerta de la plaza, lo que no impidió que se registraran emocionantes carreras a lo largo de toda la manga.
A pesar de la participación masiva, alrededor de 4.000 corredores, apenas se registraron siete contusionados leves, de los que "sólo uno de ellos fue trasladado al hospital Infanta Sofía para un posterior reconocimiento radiológico", según explicó Jorge Calderón, concejal responsable de Protección Civil.
Uno de los corredores mientras estiraba las piernas y calentaba sus músculos minutos antes del comienzo le decía a su compañero: "hay mucha gente y no sé por qué me parece que hoy va a pasar algo". El dispositivo de seguridad, sanitario y el buen sentido de los participantes impidieron que se cumpliera el presentimiento, pero la emoción aumentó de forma considerable cuando el toro ‘Resabido' se quedó en la puerta de los toriles y se negó a entrar con el resto de la manada.
El morlaco embistió contra la barrera y arrancó unas astillas. Esta actitud hizo pensar a más de uno que el animal iba a proporcionar algún susto, como el que se llevó el grupo de corredores que cayó al suelo en la entrada de la plaza tras tropezar uno de ellos. Pero los pastores y el director de lidia consiguieron que ‘Resabido' entrara en los toriles tras varios intentos. Así son los encierros en estado puro.
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