Plaza de toros de Linares. Viernes, 28 de agosto de 2009. Primera corrida de la Feria de San Agustín. Menos de tres cuartos de entrada. Toros de Juan Pedro Domecq, dispares de presentación y nulos de raza; impresentables los dos primeros, noble y repetidor el 3º.
Enrique Ponce, de turquesa y oro. Estocada (leves palmas). En el cuarto, estocada caída y tres descabellos (ovación).
Miguel Ángel Perera, de turquesa y oro. Estocada (palmas). En el quinto, estocada (una oreja).
Cayetano, de nazareno y azabache. Estocada desprendida y descabello (dos orejas). En el sexto, pinchazo y estocada (ovación).
Saludó en banderillas Joselito Gutiérrez.
Se guardó un minuto de silencio en el LXII aniversario de la muerte de Manolete.
Reproducimos la crónica que sobre esta corrida realiza para ABC D.Fernando Carrasco. Por cierto que hay que recordar que eta ganadería es de las que le gustan a las 'figuras' véase el resultado:
La Crónica:
Un toro para tapar otro petardo de Juan Pedro
A plomo caía el sol en Linares en tarde agosteña para esconderse en cualquier hueco en el que no llegasen los rayos. Y a plomo cayó la corrida de Juan Pedro Domecq, que de nuevo pegó un petardo mayúsculo, con toros bajos a más no poder de raza. Se salvó el tercero, noble y repetidor, que a buen seguro servirá para justificar el porqué las figuras se empeñan en anunciarse con este hierro. Pero el conjunto fue para llorar. Y ya son demasiadas las veces que lo de Juan Pedro está dejando mucho, pero que mucho, que desear. Hombre, que una entrada vale un dinero -y aguantar en el sol con la que estaba cayendo ayer era de mérito- para que luego salten al ruedo seis (perdón, cinco) astados para olvidar cuanto antes.
El triunfador de la tarde fue Cayetano. A él correspondió el burel que sirvió. Un toro noble y repetidor al que Cayetano toreó sobre ambas manos con gusto, aunque algo acelerado en la mayoría de las ocasiones. Mejor con la zurda, donde embarcó mejor las embestidas y se sintió mucho más. Destacaron los remates, como los cambios de mano y las salidas airosas de la cara de su oponente. Hubo pasajes de alto nivel, que todo hay que decirlo. La gente estuvo con el torero, que además mató con prontitud, por lo que a sus manos fueron a parar las dos orejas.
Algo se ajustó toreando a la verónica al sexto, otro toro con pocas fuerzas. Cayetano estuvo centrado en todo momento, cuidando a su enemigo para que no doblase las manos. Faena larga y con muchos altibajos que contuvo pocas cosas para el recuerdo, habida cuenta de cómo se comportó el de Juan Pedro. El quinto tuvo más son de salida, permitiendo a Miguel Ángel Perera lucirse en un quite tras el puyazo por tafalleras y gaoneras. Brindó a la concurrencia y comenzó con dos pases cambiados por la espalda, todo un clásico en su repertorio. Parecía que la faena iba a tener entidad pero el de Juan Pedro no terminó de humillar ni de romper. Afanoso estuvo el extremeño en faena larga con altibajos, pues lo mismo sometía a su enemigo que éste se iba sin decir nada.Perera quiso en todo momento pero, ésa es la verdad, allí sucedió muy poca cosa. Mató de forma efectiva y cortó una oreja que ya está olvidada.Inédito había quedado en su primero, segundo de la tarde, que fue un manso sin fijeza que se desentendió de todo y todos. Un regalito.
Enrique Ponce no tuvo material alguno en su primero, un toro muy protestado por sus escasas fuerzas y nula casta. Deambuló por el ruedo y demasiado hizo con mantenerse en pie. Cómo sería la cosa que el valenciano no pudo darle ni un solo muletazo. Ni uno, como leen. Algo se enmendó ante el cuarto, un astado que al menos repitió con mejor son pero que tampoco fue nada del otro mundo. A media altura siempre, Enrique construyó una faena insulsa por las condiciones del juampedro, justito de todo. Brindó al respetable pero aquello no acabó de tomar vuelo a pesar de la insistencia de Ponce. Para colmo marró con el descabello. Total, que se fue de vacío. Otra de Juan Pedro, por favor.
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