ESTA es la feria del mosqueo acumulado desde distintos frentes.
La primera, la de Oscar "Chopera" que, con el ánimo dolorido por los golpes de la pérdida de plazas francesas y el desajuste del uso de San Sebastián, se descolgó por Almería meses antes de empezar la feria rogando apoyo a las fuerzas vivas (algunas) del cuerno con la sería preocupación de que la crisis afectase el gasto en taquilla. Por amor a este espectáculo nos volcamos en su imagen y promoción con el parapeto de unos carteles sobre el papel excelentes aunque cuestionados por algunos por el cambio de corrida de a pie por otra de toreo a caballo. A la vista de la taquilla, en este sentido, todo ha salido mucho mejor de lo previsto con una base de abono "muy" consolidado.
El segundo respondo fue el de la afición por el cambio de fecha, antes el primer día de la novillada, del encuentro en el pregón del toro en la Diputación. Incluido el rumor en demérito de que se suspendía el ágape en forma de aperitivo de pie. Al final acudió la masa social de siempre y se sirvió el mejor de los convites de los últimos conocidos.
El tercer "flú" ha sido por la mala presentación en general del ganado y el consentimiento de los responsables en dejar algunos toros cruzar el portón de chiqueros.
El cuarto el pésimo comportamiento de muchos hierros a sabiendas de que, por el desarrollo de las embestidas últimamente en otras plazas, tenían escasas probabilidades hacerlo.
El quinto, el desorden en el callejón donde hay gente que no debe estar, ya que supone un cambio de estampita con el "tu me das el pase de callejón en tu plaza y yo en la mía", pues imposibilita la labor de los profesionales.
Sexto, el desbarajuste y mal trato con la prensa pues se la ubica a la buena de dios sin contrastar las necesidades de desarrollo de la labor informativa.
Séptimo, en la zona del cercado de la prensa se posiciona gente que no es su lugar y además dificulta la labor de los profesionales (la empresa debe cuidar las mejores condiciones).
Octavo, el que un trabajador/a de la limpieza cayera desde lo alto de un palco a la grada sobre las puntas de la verja de separación del sol y la sombra al querer pasar de una andanada al tendido por la barandilla exterior.
Noveno, el que al estilo barriobajero, ciertos personajes que presumen de profesionales del toro de la tierra y familiares amenacen con violencia física y verbal a la presidencia por decisiones que pueden ser cuestionables y nada más o a tertulianos mediáticos por ejercer la libertad de expresión basada en la verdad.
Y por último, el décimo motivo y por estar en este lugar el que debe sobresalir, con el de la selección del ganado en el campo, el del criterio de la presidencia que después de muchos años sigue sin ser comprendido, compartido y asimilado por el que asiste a ver un festejo. Marco Rubio, al que tenemos un gran afecto personal, nos da unas bofetadas con sus decisiones que no hacen ningún bien a la imagen de Almería.
Ser presidente de una plaza de toros es una cosa muy seria que va máws allá de la ostentación del cargo y de la vanidad del pò der de la decisión y la imagen: Ser presidente es representar y dar categoría a la plaza.
publicado por: Benjamín Hernéndez Montanari en elalmeria.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario