Escrito por J. C. Sánchez/Lanza digital.
Sábado 19 de septiembre .
La tarde empezó regular. La lluvia no paraba de caer; algunos abogaban por la suspensión de la corrida, mientras que otros querían ver a estos toreros en su plaza. Y salió el primero, para Finito de Córdoba, y la tarde se complicó aún más. El cordobés, genio y figura, porque hay que dio la campanada al inhibirse a la hora de matar a su primer toro, un burriciego que no arrancaba, y que cuando lo hacía, arrollaba a quien se ponía por delante. Y Finito, que no es torero de hacer el paripé, se negó a acabar con él después de tres intentos fallidos de herir interpretados muy a la defensiva. Lo incomprensible, al menos para el arriba firmante, fue que se apuntillara al toro antes de sonar los tres avisos. Por supuesto, Finito escuchó una sonora bronca al término de su “actuación”, con recordatorios poco cariñosos para su familia directa, y hasta para la política si me apuran. Pero claro, las cosas no podían quedar así, y Juan Serrano, de largo el más torero de los tres actuantes, a pesar del ambiente a la contra, salió arreado en su segundo, al que cuajó un ramillete de soberbias verónicas. Sí, sí, soberbias. Y ya, casi todos contentos. Pero es que luego, con la muleta, hubo derechazos de mano baja, elegancia, mando, y largo trazo que, como no puede ser de otra manera, entusiasmaron a un público que supo reconocer lo bueno. Y es que, a diferencia de lo que ocurre con lo mediocre, de más difícil digestión para los paladares más exigentes, lo bueno gusta a todo el mundo. Pero también reconocieron el toreo de menor calidad, que llegó a cargo de Rivera Ordóñez y El Fandi. Y no es que estuvieran mal. No. Simplemente estuvieron en lo que es su tauromaquia, basada en los efectismos de fácil asimilación y los frecuentes guiños de cara a la galería. Tampoco es que tuvieran lotes demasiado propicios. Rivera se justificó con su primero. Cambió con aparente buena disposición y una larga cambiada de rodillas las malas caras de los tendidos después de la bronca a Finito, y su segundo se paró después de una aparatosa voltereta impidiendo lucimiento alguno. El Fandi formó dos líos con las banderillas, como es habitual en él, y con la muleta, en el incierto tercero, se salvó de la voltereta gracias a sus portentosas facultades físicas, mientras que dio fiesta al que cerró plaza, un toro que se dejó sin más.
Y con respecto al ganado, pues decir que ver a toreros de ferias en una portátil tiene su precio, y no me refiero únicamente al económico, que también, sino al tipo de toro que lidian. Varios de los toros de ayer, con cierto cuajo de carnes, lucieron unas defensas escasas, y además, sospechosamente astilladas. En fin, nada nuevo bajo el sol.
2 comentarios:
es increible que este torero (con todo el respeto que merecen todos los toreros) siga toreando, mejor dicho lo contraten las empresas, hace años que no dá "un palo al agua", esta desganado sin sitio y ademas todavía se pone farruco, ¡Finíto! vete yá a tu casa y recapacita, te estás arrastrando por esas plazas de Diós y estas haciendo el ridículo, otrora eras un buen torero que prometías mucho pero como tantos otros te has quedado en nada, el Cossío está lleno de extraordinarias promesas que se difuminaron en el eter del olvido y eso te está pasando a tí, por favor por tu bién y por el bién de la fiesta ¡vete yá!
Gracias a Kalikatres por su participación, con la que esperamos seguir contando.
Por otra parte manifestar que coincidimos con su opinión, es una pena ver lo que pasa con este torero. Más lamentable aún si pensamos en los seguidores que siempre ha tenido en Córdoba y que le han acompañado tantas tardes.
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