lunes, 28 de septiembre de 2009

Una corrida de toros en Arnedo


PRIMERA NOVILLADA
Domingo 27 de septiembre. Primera de feria Zapato de Oro de Arnedo.

Novillos de Baltasar Ibán, muy bien presentados de juego diverso en los tres tercios.
Antonio Rosales: silencio en sus dos novillos.
Daniel Nunes: silencio con aviso y silencio con dos avisos.
Miguel de Pablo: sustituto de Angelino de Arriaga. Vuelta al ruedo y oreja en el que cerró plaza.
Plaza: tarde de agradable temperatura, casi lleno en los tendidos

JUAN CRUZ GASTÓN
Cuantas corridas de toros habremos visto con menos cuajo y hechuras que la novillada de Baltasar Ibán que abrió la feria de novilladas de Arnedo en plazas de segunda. Bien hecha, bien armada encastada en manso y bravo, todos toreables y casi todos para haberles cortado las orejas. Como sigan saliendo novillos-toros como los de ayer la Comisión se merecerá un diez.
A la novillada se le pegó fuerte en varas. Para que no faltara nada hubo un novillo colorado de capa corrido en quinto lugar que entró al caballo innumerables veces. Entraba sin estar puesto en suerte y al sentir el hierro salía suelto a terrenos de nadie. Le pegaron en el primer encuentro con el montado tapándole la salida, y saliendo suelto, volvió a entrar al caballo por segunda vez, el solito yéndose sin que acertara el picador con la vara como alma en pena. Tres veces más seguidas y sin estar en suerte derribando del topetazo al caballo. Se contaron hasta tres entradas mas al caballo saliendo siempre huyendo.
Vaya manso. Lo curioso es que en banderillas fue pronto luciendo la maestría de Javier Gil con los palos saludando montera en mano. En la muleta, un tanto distraído pero metiendo con claridad la cara. El resto, unos más y otros menos, dieron buen juego, cinco fueron aplaudidos en el arrastre.
El madrileño Antonio Rosales tuvo dos novillos con embestidas claras que no supo aprovechar. Sinceramente, a pesar de las ganas, no toreó. Le vimos sin oficio.
El portugués Daniel Nubes brindó la muerte de su primero al público comenzando la faena de muleta con tres estatuarios sin mover las zapatillas. Luego hubo series por los dos pitones con el defecto de colocarse a cada muletazo. Maneras, estatismo y poco más, en lugar de dar sitio al novillo les montó las faenas en cercanías con muletazos sueltos lucidos pero sin continuidad. Con la espada anduvo mal, cuatro pinchazos, estocada y descabello al primero. Y al manso en varas, pero noble, le endilgó un pinchazo, media estocada y seis descabellos.
El madrileño Miguel de Pablo, sustituto del mejicano Arriaga, recibió una voltereta impresionante por perder la cara en el capote. Decisión y aparente valor. No se cruzó ni una sola vez en sus dos novillos. En el sexto cortó la única oreja de la tarde. El público estaba con el torero, que la verdad, dio muchos muletazos, ligados de aquella manera, sin cruzarse, pero con carisma. Habrá que seguirle. El valor cuenta.
Fuente: Larioja.com

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