Juan Miguel Núñez Logroño, 25 sep (EFE).- Una decepcionante corrida de Victorino Martín, con más genio que bravura, marcó una tarde sin trofeos, en la que sobresalió la actuación del diestro José Pedro Prados "El Fundi", que dio la talla con tanto esfuerzo y entrega como buena técnica, hoy en Logroño.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Victorino Martín, desiguales de presencia, encastados y de juego también variado. El mejor, el tercero. Los demás se movieron con más o menos clase, que es como decir también con más o menos dificultades.
José Pedro Prados "El Fundi": estocada baja (silencio); y pinchazo y estocada (ovación).
Antonio Ferrera: estocada corta y descabello (silencio); y pinchazo y estocada (silencio).
Diego Urdiales: tres pinchazos, estocada y descabello (silencio tras aviso); y estocada corta (ovación).
La plaza tuvo casi tres cuartos de entrada
LOGROÑO, SU AFICIÓN, SIN NORTE
Decepcionante corrida de Victorino Martín. Aunque pasó desapercibida. Si llega a llevar otro hierro hubiera sido bien distinto. Lo sorprendente es que se aplaudieron arrastres de toros como cuarto y quinto en los que hubo más genio, casta de la mala, que bravura.
La afición de Logroño parece desorientada desde el cambio de plaza, de la antigua y desaparecida "La Manzanera" a esta de "La Ribera". Pretenden seguir con las exigencias de antaño, pero no saben a qué lado poner lo bueno y lo malo.
Se notó tensión en la primera faena, por las dificultades del toro y, sobre todo, por la entrega del torero. A más complicaciones mayor esfuerzo. "El Fundi", que sustituía a Antonio Barrera, no había venido a pasar la tarde. Y para demostrarlo, sus arrestos fueron tremendos.
Incierto el "victorino", se revolvía en un palmo, sin rematar los viajes. "El Fundi" alternó las dos manos para evitar que "se orientara". La actitud del torero, muy solvente, muy de verdad, para terminar pegándole pases increíbles. Si no llega a ser por la mala colocación de la espada hubiera "tocado pelo".
Lo sorprendente fueron los aplausos al toro en el arrastre, mientras se silenciaba la labor del torero. Logroño, su público, sin norte.
Tampoco se valoró lo suficiente el esfuerzo y la capacidad del "Fundi" en el cuarto, toro nada fácil, que humillaba pero reponía.
Muy firme y sincero, "Fundi" planteó faena en los medios, imponiéndose otra vez a las dificultades del toro. El pinchazo que precedió a la estocada le privó de la oreja.
Ferrera tuvo un primer toro muy escaso por fuera, una rata, que seguramente con otro hierro no hubiera pasado el reconocimiento.
Toro estrecho, bajo y sin remate, que se movió, pero sin clase, llevando la cara arriba, calamocheando y volviéndose.
Ferrera banderilleó con mucha suficiencia pero con la muleta sólo estuvo aparente, sin esperar a que terminara de pasar el toro, con prisas, sin quedarse quieto.
El segundo de Ferrera fue toro también con genio de más, violento. Y no se dio coba el torero en un trasteo largo y sin reposo.
A Urdiales le correspondió un primer toro que en comparación marcó la diferencia, por nobleza, fondo y buen son, aunque duró poco. El único toro que regaló buenas embestidas.
En los primeros compases de faena hubo temple y cierta belleza, aunque conforme se fue parando el animal le faltó también continuidad al trasteo, hasta diluirse prácticamente en la nada.
El último fue también muy toreable, uno de los que más "se dejó", pero que terminaría asimismo negándose. Tras dos tandas a derechas de cierta enjundia, el toro miró a tablas y "se rajó". Y a partir de ahí el esfuerzo del torero se centró en ir varias veces a sacarlo a los medios. No lo logró y no pasó nada.
La afición de Logroño parece desorientada desde el cambio de plaza, de la antigua y desaparecida "La Manzanera" a esta de "La Ribera". Pretenden seguir con las exigencias de antaño, pero no saben a qué lado poner lo bueno y lo malo.
Se notó tensión en la primera faena, por las dificultades del toro y, sobre todo, por la entrega del torero. A más complicaciones mayor esfuerzo. "El Fundi", que sustituía a Antonio Barrera, no había venido a pasar la tarde. Y para demostrarlo, sus arrestos fueron tremendos.
Incierto el "victorino", se revolvía en un palmo, sin rematar los viajes. "El Fundi" alternó las dos manos para evitar que "se orientara". La actitud del torero, muy solvente, muy de verdad, para terminar pegándole pases increíbles. Si no llega a ser por la mala colocación de la espada hubiera "tocado pelo".
Lo sorprendente fueron los aplausos al toro en el arrastre, mientras se silenciaba la labor del torero. Logroño, su público, sin norte.
Tampoco se valoró lo suficiente el esfuerzo y la capacidad del "Fundi" en el cuarto, toro nada fácil, que humillaba pero reponía.
Muy firme y sincero, "Fundi" planteó faena en los medios, imponiéndose otra vez a las dificultades del toro. El pinchazo que precedió a la estocada le privó de la oreja.
Ferrera tuvo un primer toro muy escaso por fuera, una rata, que seguramente con otro hierro no hubiera pasado el reconocimiento.
Toro estrecho, bajo y sin remate, que se movió, pero sin clase, llevando la cara arriba, calamocheando y volviéndose.
Ferrera banderilleó con mucha suficiencia pero con la muleta sólo estuvo aparente, sin esperar a que terminara de pasar el toro, con prisas, sin quedarse quieto.
El segundo de Ferrera fue toro también con genio de más, violento. Y no se dio coba el torero en un trasteo largo y sin reposo.
A Urdiales le correspondió un primer toro que en comparación marcó la diferencia, por nobleza, fondo y buen son, aunque duró poco. El único toro que regaló buenas embestidas.
En los primeros compases de faena hubo temple y cierta belleza, aunque conforme se fue parando el animal le faltó también continuidad al trasteo, hasta diluirse prácticamente en la nada.
El último fue también muy toreable, uno de los que más "se dejó", pero que terminaría asimismo negándose. Tras dos tandas a derechas de cierta enjundia, el toro miró a tablas y "se rajó". Y a partir de ahí el esfuerzo del torero se centró en ir varias veces a sacarlo a los medios. No lo logró y no pasó nada.
Fuente: ABC.
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