ZABALA DE LA SERNA MADRID
El poeta catalán de la Real Academia Española, Pere Gimferrer, ha firmado su propio manifiesto en defensa de los toros en Barcelona, un hermoso texto por la Libertad. Cuando la Feria de la Merced trae temerosos sonidos de un posible adiós al toreo, ante el inminente inicio de los trámites parlamentarios de la Ley Antitaurina, Gimferrer ha blandido la escritura como escudo: «Queremos, con ocasión de esta Fira de la Mercé que reunirá a decenas de miles de personas en el histórico coso de Barcelona, hacer un llamamiento a todos los ciudadanos de Catalunya. No sólo a los aficionados, sino a todos sin excepción: taurinos, antitaurinos e indiferentes ante la fiesta de los toros. Queremos recordar a todos los catalanes que con la prohibición de la fiesta de los toros lo que podría ser prohibido es una parte de libertad, es un espacio de libertad lo que todos perderíamos». Y sigue el autor de «Arde el mar» con armamento cargado solamente de sentido común: «Cada vez que la libertad de alguien se ve negada o limitada, la libertad de todos pierde peso, se debilita, se empequeñece. Queremos recordarlo ante todo a nuestros representantes parlamentarios que han de tomar la decisión: no sólo es la realidad cultural, festiva, tradicional, económica y social de los toros lo que está en juego: es la propia libertad».
La vuelta de José Tomás a la plaza donde se vació el pasado 5 de julio ante seis toros esconde el desasosiego de una afición que vive como con la estrella de David en el gueto de Varsovia, y tapa una situación delicada también de una Monumental que se ha visto durante las últimas décadas atada, acosada, marcada como sus habitantes. En torno a JT, Matilla ha construido este abono preotoñal de La Mercé con Morante y Aparicio en su cartel, y Juli, Manzanares y Cayetano en la tarde previa. Se quiera o no, vibra el aire con augurios pesimistas...
Paralelamente en Sevilla, a La Merced se suma San Miguel, la noticia de que El Cid fuerza su cuerpo astillado para reaparecer mañana recorre los mentideros con alegría. Desde el 10 de septiembre, cuando un toro de Murube lo partió por la mitad en Navalcarnero, el Cid de Salteras ha sufrido el dolor y la soledad de no torear. Quiere pisar su tierra, abrazarla como madero de salvación de una temporada de espinas. El regreso de Morante a la Maestranza difiere un abismo. Vuelve con la tranquilidad del recolector que sembró en Abril. Castella cierra la terna con el afán de conquista napoleónico que lo ha embalado hasta la cima.
En Madrid, una novillada ilusionante precede a los toros de Palha que estremecieron San Isidro de terror, un aperitivo otoñal al plato fuerte del próximo fin de semana.
Fuente:ABC.es
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