Sergio Serrano abre la Puerta Grande con dos orejas en su alternativa Ferrera y César Jiménez lograron un trofeo de distinto peso
Era la tarde de su alternativa. Sergio Serrano hizo realidad la ilusión de tantos años al triunfar en fecha tan señalada en la Feria de su tierra. Cortó dos orejas, una en cada uno de sus oponentes, el primero de Albarreal de nombre Rebequito, marcado con el número 29 de 485 kilos de peso y de capa negra. Y salió a hombros
Muy dispuesto desde que se abrió de capote lanceando bien a la verónica y sin que aparentemente le pesara la responsabilidad de tamaño compromiso, es decir dominando la situación toreó de forma templada al manejable toro que abría la plaza, el ya comentado de Albarreal.
Comenzó la faena con estatuarios en el centro del anillo y luego templó bien en las series de derechazos que se sucedían con buena ejecución, luego bajó un tanto la faena para subir de tono en el toreo al natural de concepción y ejecución encomiable, sobre todo dos de ellos, de un bello trazo. Habían que apostar hasta el final y así lo hizo el albacetense al rematar su actuación por arriesgadas bernardinas. Tras un pinchazo y una estocada caída, logró el primer trofeo.
Con la fuerte lluvia calando a los espectadores salió el sexto de la tarde, un toro de Martelilla de condición brava, vendiendo cara su vida. Ráfagas de viento y huida de espectadores hasta los palcos eran las situaciones del contexto en el que inició su segunda faena el torero doctorado. Y lo hizo de rodillas en los medios aguantando con estoicismo y valor las vibrantes embestidas de Martelilla, que ayer lidió en la Feria de Albacete cuatro toros de excelente nota. Había que entregarse al máximo, superar con poder el poderío del toro de Gonzalo Domecq, que transmitía en sus arrancadas una vibración espectacular. La firmeza y el querer del torero fueron superando en bastantes ocasiones las encastadas embestidas del toro, aunque también hay que decir que hubo enganchones en la muleta en varias ocasiones, pues difícil era domeñar al toro y al fuerte viento que reinaba.
Si natural era su falta de experiencia en tan extrema situación al ser la primera vez que mataba un toro y además de estas características, Sergio Serrano puso toda la entrega y fue extrayendo series sobre todo en el toreo al natural de una notable mención, que caló en el calado público. Una estocada certera le valió una oreja que le suponía la Puerta Grande.
Buena faena
César Jiménez mostró dos caras en sus faenas. Con el escurrido tercero de la tarde que se tapaba por la cara, mal picado y blandeando más de la cuenta nada hizo en su faena, pues el animal, la negativa excepción de los astados de Martelilla, quedó muy gazapón lo que creaba incomodidad al torero y pocas posibilidades de triunfo, de ahí que tomara la decisión de aliñar y finalizar cuanto antes con una estocada y un descabello. Fue silenciado. Con el quinto se sacó la espina ante un toro que mostró enseguida su brava condición en su tranco y en su galope en el tercio de banderillas.
Era toro de brindis y así lo hizo el fuenlabreño construyendo una faena iniciada con derechazos ligados hilvanando cada pasaje de forma notable. Sufrió un desarme para luego desparramar tandas de naturales de concepto esencial y de altura sobresaliente ante un toro que respondía con prontitud en sus arrancadas por los dos pitones. Siete muletazos sin enmendarse rubricaron una buena faena no rematada con el acero al necesitar de un pinchazo, una estocada y dos descabellos. Una oreja bien ganada y de peso.
Buena faena
El tercio de banderillas de Antonio Ferrera fue irregular, el primer par resultó caído, al igual que el segundo y bueno el tercero. La faena del extremeño tuvo en sus muletazos más cantidad que calidad y además la extendió mucho en el tiempo. Mejor en el toreo con la mano derecha, bajó en el toreo al natural terminando con molinetes, pero su labor no llegó con fuerza al tendido logrando un trofeo facilón.
Ferrera mejoró con los rehiletes en el cuarto, pero la condición notable del toro de Martelilla que comenzó embistiendo rebrincadoa no fue aprovechada en plenitud por el torero en un quehacer laborioso un tanto amontonado y muy rápido, con la muleta siempre atrasada, no aclarándose en distintos pasajes de su actuación. Se le fue el toro tras una faena en la que abundaron también las brusquedades de los muletazos, faltando también limpieza en su ejecución. Ganó el toro con claridad y el reconocimiento del público así lo entendió con una fuerte ovación al astado y con menos fuerza para el torero. En suma, una buena corrida de Martelilla.
Muy dispuesto desde que se abrió de capote lanceando bien a la verónica y sin que aparentemente le pesara la responsabilidad de tamaño compromiso, es decir dominando la situación toreó de forma templada al manejable toro que abría la plaza, el ya comentado de Albarreal.
Comenzó la faena con estatuarios en el centro del anillo y luego templó bien en las series de derechazos que se sucedían con buena ejecución, luego bajó un tanto la faena para subir de tono en el toreo al natural de concepción y ejecución encomiable, sobre todo dos de ellos, de un bello trazo. Habían que apostar hasta el final y así lo hizo el albacetense al rematar su actuación por arriesgadas bernardinas. Tras un pinchazo y una estocada caída, logró el primer trofeo.
Con la fuerte lluvia calando a los espectadores salió el sexto de la tarde, un toro de Martelilla de condición brava, vendiendo cara su vida. Ráfagas de viento y huida de espectadores hasta los palcos eran las situaciones del contexto en el que inició su segunda faena el torero doctorado. Y lo hizo de rodillas en los medios aguantando con estoicismo y valor las vibrantes embestidas de Martelilla, que ayer lidió en la Feria de Albacete cuatro toros de excelente nota. Había que entregarse al máximo, superar con poder el poderío del toro de Gonzalo Domecq, que transmitía en sus arrancadas una vibración espectacular. La firmeza y el querer del torero fueron superando en bastantes ocasiones las encastadas embestidas del toro, aunque también hay que decir que hubo enganchones en la muleta en varias ocasiones, pues difícil era domeñar al toro y al fuerte viento que reinaba.
Si natural era su falta de experiencia en tan extrema situación al ser la primera vez que mataba un toro y además de estas características, Sergio Serrano puso toda la entrega y fue extrayendo series sobre todo en el toreo al natural de una notable mención, que caló en el calado público. Una estocada certera le valió una oreja que le suponía la Puerta Grande.
Buena faena
César Jiménez mostró dos caras en sus faenas. Con el escurrido tercero de la tarde que se tapaba por la cara, mal picado y blandeando más de la cuenta nada hizo en su faena, pues el animal, la negativa excepción de los astados de Martelilla, quedó muy gazapón lo que creaba incomodidad al torero y pocas posibilidades de triunfo, de ahí que tomara la decisión de aliñar y finalizar cuanto antes con una estocada y un descabello. Fue silenciado. Con el quinto se sacó la espina ante un toro que mostró enseguida su brava condición en su tranco y en su galope en el tercio de banderillas.
Era toro de brindis y así lo hizo el fuenlabreño construyendo una faena iniciada con derechazos ligados hilvanando cada pasaje de forma notable. Sufrió un desarme para luego desparramar tandas de naturales de concepto esencial y de altura sobresaliente ante un toro que respondía con prontitud en sus arrancadas por los dos pitones. Siete muletazos sin enmendarse rubricaron una buena faena no rematada con el acero al necesitar de un pinchazo, una estocada y dos descabellos. Una oreja bien ganada y de peso.
Buena faena
El tercio de banderillas de Antonio Ferrera fue irregular, el primer par resultó caído, al igual que el segundo y bueno el tercero. La faena del extremeño tuvo en sus muletazos más cantidad que calidad y además la extendió mucho en el tiempo. Mejor en el toreo con la mano derecha, bajó en el toreo al natural terminando con molinetes, pero su labor no llegó con fuerza al tendido logrando un trofeo facilón.
Ferrera mejoró con los rehiletes en el cuarto, pero la condición notable del toro de Martelilla que comenzó embistiendo rebrincadoa no fue aprovechada en plenitud por el torero en un quehacer laborioso un tanto amontonado y muy rápido, con la muleta siempre atrasada, no aclarándose en distintos pasajes de su actuación. Se le fue el toro tras una faena en la que abundaron también las brusquedades de los muletazos, faltando también limpieza en su ejecución. Ganó el toro con claridad y el reconocimiento del público así lo entendió con una fuerte ovación al astado y con menos fuerza para el torero. En suma, una buena corrida de Martelilla.
Fuente: diario La Verdad.
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