11.09.09 -
ALFREDO CASAS
Si bien se le resistió la afición de Las Ventas de Madrid, la temporada de Julián López 'El Juli' está siendo portentosa. Esta tarde abre el cartel en Valladolid junto a El Fandi y finalmente Alejandro Talavante, que sustituye a Manuel Jesús El Cid, que resultó corneado ayer en Navalcarnero (Madrid) de gravedad en el muslo derecho y en el hombro izquierdo.
-Este año ha realizado la preparación más exhaustiva de toda su carrera. ¿Con qué motivaciones?
-Las ganas de ser mejor torero. Al sentir que cada día estoy más cerca del toreo que tengo metido en la cabeza, la motivación y la entrega son máximas. Aunque la edad sea otra, ahora entreno con más ilusión que en mis primeros años.
-¿Las nuevas motivaciones han implicado un incremento en su práctica del toreo de salón?
-Con el paso del tiempo aprendes muchas cosas. Antes estaba obsesionado con no parar quieto, con ganar en agilidad y soltura, pero ahora toreo mucho más de salón para que mi cuerpo interiorice y adquiera una expresión más intuitiva y natural en el ruedo. La mayor ventaja de incrementar las sesiones de toreo de salón es que el cuerpo se acostumbra a colocarse fácilmente, de forma espontánea.
-¿Qué pretende al ejecutar un toreo tan exigente?
-Sentirme. Es mi sueño, lo que me llena. Me produce una sensación de plenitud absoluta. Cuanto más abajo, más profundo y más despacio, más gusto me da, mejores son las emociones que siento y que transmito al público.
-¿La presente temporada es la de la definitiva consolidación del proyecto taurino de 'El Juli'?
-Bueno... (silencio). Es cierto que los aficionados y la crítica especializada hablan de consolidación, pero sinceramente le digo que mi afianzamiento profesional nunca será definitivo. Soy un inconformista vital, espero no alcanzar mi techo jamás.
-¿Qué le queda por lograr?
-¡Muchas cosas! Las sensaciones que tengo hoy en día cuando me visto de torero no las tenía antes ni por asomo. No me refiero a cuestiones materiales, porque la vida ha sido muy generosa conmigo, mucho más de lo que nunca logré imaginar, pero artística y espiritualmente me quedan muchas metas por conquistar.
-¿El toreo al que aspira va en contra de la anhelada regularidad?
-Mi intención, por osada que parezca, es la de no perder la regularidad. Con técnica todo se puede. Es posible mejorar las embestidas del toro.
-Usted ha pasado por diversas situaciones, desde ser el torero indispensable para las empresas a que el monopolio le dé de lado.
-Tengo mi sitio. Es cierto que hubo una época en la que me encontré muy solo allí arriba, pero, gracias a Dios, en la actualidad existe un amplio abanico de toreros que interesan a los aficionados y al gran público. Yo estoy donde quiero estar. Donde prefieran prescindir de mis servicios, que lo hagan.
-Afirma no sentirse identificado con la imagen que los profesionales taurinos están dando del toreo. ¿No se sabe transmitir a la sociedad la grandeza y las profundas raíces de la Fiesta?
-Yo creo que no. Además, ¡no evolucionamos! Continuamos transmitiendo mensajes que son de otro tiempo. Por el contrario, otras artes bien que han sabido avanzar y apoyarse en las nuevas técnicas de marketing y comunicación. En el mundo del toro vivimos estancados.
-¿Prefiere mantenerse al margen de lo que pasa fuera de las plazas?
-No, no. Simplemente digo que para evolucionar, para salir del gueto en el que nos encontramos, necesitamos unir criterios y fuerzas. Hay que consolidar proyectos que están ahí y no terminan de coger forma.
ALFREDO CASAS
Si bien se le resistió la afición de Las Ventas de Madrid, la temporada de Julián López 'El Juli' está siendo portentosa. Esta tarde abre el cartel en Valladolid junto a El Fandi y finalmente Alejandro Talavante, que sustituye a Manuel Jesús El Cid, que resultó corneado ayer en Navalcarnero (Madrid) de gravedad en el muslo derecho y en el hombro izquierdo.
-Este año ha realizado la preparación más exhaustiva de toda su carrera. ¿Con qué motivaciones?
-Las ganas de ser mejor torero. Al sentir que cada día estoy más cerca del toreo que tengo metido en la cabeza, la motivación y la entrega son máximas. Aunque la edad sea otra, ahora entreno con más ilusión que en mis primeros años.
-¿Las nuevas motivaciones han implicado un incremento en su práctica del toreo de salón?
-Con el paso del tiempo aprendes muchas cosas. Antes estaba obsesionado con no parar quieto, con ganar en agilidad y soltura, pero ahora toreo mucho más de salón para que mi cuerpo interiorice y adquiera una expresión más intuitiva y natural en el ruedo. La mayor ventaja de incrementar las sesiones de toreo de salón es que el cuerpo se acostumbra a colocarse fácilmente, de forma espontánea.
-¿Qué pretende al ejecutar un toreo tan exigente?
-Sentirme. Es mi sueño, lo que me llena. Me produce una sensación de plenitud absoluta. Cuanto más abajo, más profundo y más despacio, más gusto me da, mejores son las emociones que siento y que transmito al público.
-¿La presente temporada es la de la definitiva consolidación del proyecto taurino de 'El Juli'?
-Bueno... (silencio). Es cierto que los aficionados y la crítica especializada hablan de consolidación, pero sinceramente le digo que mi afianzamiento profesional nunca será definitivo. Soy un inconformista vital, espero no alcanzar mi techo jamás.
-¿Qué le queda por lograr?
-¡Muchas cosas! Las sensaciones que tengo hoy en día cuando me visto de torero no las tenía antes ni por asomo. No me refiero a cuestiones materiales, porque la vida ha sido muy generosa conmigo, mucho más de lo que nunca logré imaginar, pero artística y espiritualmente me quedan muchas metas por conquistar.
-¿El toreo al que aspira va en contra de la anhelada regularidad?
-Mi intención, por osada que parezca, es la de no perder la regularidad. Con técnica todo se puede. Es posible mejorar las embestidas del toro.
-Usted ha pasado por diversas situaciones, desde ser el torero indispensable para las empresas a que el monopolio le dé de lado.
-Tengo mi sitio. Es cierto que hubo una época en la que me encontré muy solo allí arriba, pero, gracias a Dios, en la actualidad existe un amplio abanico de toreros que interesan a los aficionados y al gran público. Yo estoy donde quiero estar. Donde prefieran prescindir de mis servicios, que lo hagan.
-Afirma no sentirse identificado con la imagen que los profesionales taurinos están dando del toreo. ¿No se sabe transmitir a la sociedad la grandeza y las profundas raíces de la Fiesta?
-Yo creo que no. Además, ¡no evolucionamos! Continuamos transmitiendo mensajes que son de otro tiempo. Por el contrario, otras artes bien que han sabido avanzar y apoyarse en las nuevas técnicas de marketing y comunicación. En el mundo del toro vivimos estancados.
-¿Prefiere mantenerse al margen de lo que pasa fuera de las plazas?
-No, no. Simplemente digo que para evolucionar, para salir del gueto en el que nos encontramos, necesitamos unir criterios y fuerzas. Hay que consolidar proyectos que están ahí y no terminan de coger forma.
Fuente: El Norte de Castilla
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