domingo, 14 de agosto de 2011

GIJÓN. Crónica de la corrida de toros del sábado 13 de agosto 2011: NOBLEZA MANDA



Los astados de Conde de Mayalde, con buena presentación y juego suficiente, se abonan un año más a ser considerados los mejores del serial gijonés, desaprovechados ayer por los matadores
CUCA ALONSO Un minuto de silencio por el banderillero de Rubén Pinar, fallecido hace una semana, detuvo en la arena a todas las huestes que componían el paseíllo de la quinta corrida de feria. Hasta los caballos se sumaron al duelo con su quietud. Bonita estampa, aunque no quisiéramos volver a verla. Había cierta expectación respecto a los toros del Conde de Mayalde, que tan buenos recuerdos han dejado en El Bibio, y después de lo visto el asunto tiene todas las trazas de volver a coronarse como la mejor ganadería de la presente Feria de Begoña. Buena presentación, fuerza, acometividad y juego suficiente para que los tres espadas se hubieran alzado con trofeos. No fue así.
El más veterano de la terna, Víctor Puerto, vino a Gijón, pero no estuvo. Desaprovechó sus dos toros de un modo incomprensible; vamos a ver, ¿este señor a sus 38 años anda tan sobrado de corridas como para malgastar oportunidades? Su lote era para haber cortado dos orejas en cada uno. En el primero lo fastidió echándose encima del toro, y en el segundo, un torazo importante, no supo o no quiso ajustarse, para acabar desentendiéndose de la faena. Estocada. Media desprendida, y el matarife acabó de pifiarla.
En el que se estrenaba Rubén Pinar, «Chorlito», 512 en la báscula, hubo un momento de duda, sus manos parecían flojear, pero sólo fue un breve espejismo, a Dios gracias; resultó un señor toro que iba a dar un juego estupendo a la muleta, sobre todo desde la mano derecha del maestro, nazareno y oro. En su segundo, muy bien desde la izquierda. Rubén Pinar es fajador, duro, honesto, de los toreros que luchan de verdad para abrirse camino. Es cierto que en tauromaquia la estética juega un papel importante, pero antes han de primar el valor, la entrega; luego ya lo haremos bonito, si cabe. Pinar ha dejado en El Bibio su carta de crédito. Dos estocadas, dos orejas y puerta grande.
De Juan del Álamo sabíamos cosas buenas de su paso por Gijón aún siendo novillero. Es un chico de Salamanca, alegre, pleno de pundonor. Le falta madurez, ¿qué, si no, a sus 18 años? No se puede enjuiciar más que su ambición por abrirse paso. Su faena en el primero, que remató con una estocada fulminante, fue premiada con una oreja. En el segundo, quiso pero no supo darle salida al toro, para acabar embarullándose. Su fallo con el estoque lo privó de todo, oreja y puerta grande.
Las cosas son sencillas, una de dos: o torero artista o torero honesto. Pero ni lo uno ni lo otro, pa'jabón.
Ah, y un aviso al presidente, para que no se distraiga, que no todo es el pañuelo; también él tiene que estar al quite de saludos, venias, cambios de tercio y demás. Fuente:lne.es

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