martes, 16 de agosto de 2011

SAN SEBASTÁN. SEMANA GRANDE. Crónica del festejo del lunes 15 de agosto. JUAN PEDRO / TATO, MORANTE Y LUQUE



SAN SEBASTIÁN. Plaza de Illumbe. 15 de agosto de 2011. Menos de media entrada. Segunda de la Semana Grande.



Seis toros de Juan Pedro Domecq, terciados, con las fuerzas justas y pobres de pitones.
Raúl Gracia, El Tato: estocada caída (saludos) y estocada caída (silencio).
Morante de la Puebla: media atravesada (algunos pitos) y tres pinchazos y descabello (pitos).
Daniel Luque: bajonazo y estocada caída (saludos) y honpinchazo y pinchazo do (saludos).



Reproducimos la crónica que realiza D.Álvaro Suso para elpais.com sobre este festejo:



Día grande, corrida pequeña



Morante se hartó de tirar líneas sin ponerse de verdad en su primero



Día Grande en Donostia. Cartel con atractivo. Presencia de figuras con diferente rango: el duende de Morante para atraer aficionados y el tirón mediático de Cayetano para los amigos de la prensa rosa, aunque fue sustituido por Daniel Luque. Cartel de Día Grande, pero toros pequeños; reses de festival, terciados sin trapío y con mínimo rango para un día importante en San Sebastián.
¡Qué se le va a hacer! Es lo que quieren algunos toreros, muchos de los que se autoproclaman figuras y, en realidad, no son más que unos matadores bien colocados en el carrusel de las ferias. El cartel era el mismo que el día 25 en Vitoria, solo que al atractivo de Hermoso de Mendoza en esta ocasión le suplió el veterano Tato. Los otros dos espadas, los dos toreros que apodera Curro Vázquez. Así que todo va en el mismo lote, siempre con una corrida terciada.
Los toros de Juan Pedro Domecq, que lucieron divisa negra en recuerdo de su propietario, fallecido este mismo año, se encargaron de arruinar el festejo. Algunos se taparon por sus cornamentas, que no cuadraban con sus hechuras de novillos. Su poca fuerza apenas les permitió emplearse en la muleta.
Es justo lo que buscan toreros como los anunciados ayer, seis toros de esos que hay que matarlos antes de que se mueran. Esos que permiten al espada tener relajo durante su actuación; nobles, inválidos y sosos, muy sosos. Con ese panorama, poco se podía esperar; solamente un milagro por parte de alguno de los matadores y que diese con la tecla para cuajar una faena aparente, que profunda nunca llegaría a ser al no poder bajar los engaños.
Y ayer tampoco estaban por la labor los de oro. Una lástima que El Tato, un torero respetado, admirado por su oficio y valor, esté dispuesto a hacer el paseíllo en San Sebastián para despachar a dos novilletes cargado de precauciones. Una caricatura del maño que acabó por enfadar a los asistentes durante su faena al cuarto.
Pero fue Morante quien se llevó los pitos. El sevillano nunca estuvo a gusto, pues sus dos enemigos nunca pasaron con rectitud. ¿Qué iban a hacer si bastante tenían con mantenerse moribundos? El de la Puebla se hartó de tirar líneas sin ponerse de verdad en su primero y lo mató de feas maneras. En el quinto dejó una buena media en el recibo y un par de trincherazos con clase en el inicio de faena, pero luego naufragó cuando quiso bajarle la mano y el toro se fue al suelo. Lo quiso matar desde tan lejos que lo pinchó sin ningún decoro y la gente, bendito público, se enfadó.
La esperanza se llamaba Daniel Luque, ya que salió animoso, variado con el capote y pisando fuerte. Sin embargo, con la muleta nunca encontró el sitio, se vio desbordado al natural y se limitó a buscar pases de recurso que dieran vistosidad a sus huecas faenas. En el sexto exageró su opción y la faena fue pueblerina; no se cruzó nunca, siempre despegado y con precauciones, reclamó los aplausos con pases de pecho y remates mirando al público.
Lo cierto es que el atractivo del cartel del Día Grande se pifió mucho antes de empezar. Cayetano se lesionó hace un mes y sigue en el dique seco. La entrada de Daniel Luque era un buen cambio sobre el papel en tan complicada fecha como el 15 de agosto para encontrar sustitutos. Pero ni Tato ni Morante ni Luque.
También estaba libre Miguel Ángel Perera, que siguió la corrida desde el callejón. Ya lo ven, ya no se cumple ni aquel dicho taurino: "Quien no torea el 15 de agosto no es torero". Pues ahora se quedan sin vestir los que se llaman figuras. Cosas del toreo moderno, por llamarlo de alguna manera.
[El madrileño López Simón cortó cuatro orejas en la novillada con picadores celebrada ayer en Amurrio. Su compañero en el mano a mano fue Víctor Barrio, quien logró un trofeo ante seis utreros del ganadero bilbaíno José Cruz, que fueron buenos y el cuarto, premiado con la vuelta al ruedo].

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