martes, 16 de agosto de 2011

GIJÓN- Crónica de la última de feria. Tarde de banderillas y rehileteros. Lunes 15 de agosto 2011.




GIJÓN.- Séptima y última de feria. Más de tres cuartos. Tres toros para rejones de San Mateo y San Pelayo, el último como sobrero de regalo, y cuatro en lidia ordinaria de Hermanos García Jiménez, bien presentados y de juego desigual. El mejor, el primero.El rejoneador Diego Ventura, ovación, ovación y oreja en el sobrero de regalo.Francisco Rivera Ordóñez "Paquirri", ovación en ambos.David Fandila "El Fandi", ovación y oreja.



Reproducimos la crónica que realiza D. Ignacio Peláez para lne.es sobre este festejo:


Tarde de banderillas y rehileteros



IGNACIO PELÁEZ El cuento de la mixta podría ser ya una corrida de rejones entera. Banderillas a pie y a caballo.


Ventura salió a lomos de «Chocolate» para clavar los dos primeros rejones de castigo en los que fue encelando al toro con la cola del caballo. Los mejores momentos de la faena fue el toreo de costado a dos pistas de «Nazarí» por uno y otro pitón, en los que se recorrió el ruedo con el de San Pelayo muy pegado a la grupa. El toro tuvo nobleza y una embestida limpia que se terminó apagando por la falta de fuerza. El par a dos manos a lomos de «Califa» sirvió de preámbulo a las tres banderillas cortas para cerrar el tercio con un público, que tras el saludo del equino desde el estribo, terminó de venirse arriba. Mal uso del rejón de muerte y la ovación supo a poco.


El cuarto de la tarde humilló mucho en los múltiples capotes de los auxiliadores que dificultó la labor de Ventura en el segundo tercio. Optó por abreviar. Abreviar esa faena, no la tarde. Tras saludar una ovación se dirigió al delegado gubernativo para pedir el sobrero de regalo. Repitió con los mismos caballos con los que lidió al inválido. «Maletilla» se ajustó en los de castigo, dos para ser exactos, y buscó la Puerta Grande con los rehiletes. «Wellington» caminaba hacia atrás, en terrenos cambiados, para dejarse llegar el toro y clavar en la cara. Citó de frente y marró con los garapullos en dos ocasiones. Intentó suplir esos errores con más temple y cercanías en los terrenos del toro. Para remontar el vuelo sacó a «Morante» para el tercio de muerte. Un caballo lusitano que acude de frente en el embroque para clavar, aunque el verdadero revulsivo son los mordiscos que lanza al toro después de clavar. ¿Por qué no lo hace con un toro en puntas?


Esta vez el rejón entró a la primera tras clavar las rosas. Echó pie a tierra para descabellar. El pañuelo blanco asomó sólo una vez por el palco presidencial pese a la insistencia de los espectadores. No fue suficiente la pitada por la decisión que volvieron a volar almohadillas en el ruedo. Una pobre imagen para cerrar la feria. Por dos motivos: el primero por respeto al torero que está dando la vuelta al ruedo y, sobre todo, porque se podía haber evitado de una forma sencilla.


Y todo esto porque la gente venía caliente con los decisiones del jefe de plaza, que dicen en Méjico. Le negó la segunda oreja al David Fandila del quinto. Un toro de La Campana sustituto del titular de García Jiménez que se inutilizó. Con el devuelto, al que saludó con tres largas de rodillas, «El Fandi» estuvo a gusto con el capote toda la lidia. Las tapatías al paso gustaron por la novedad y por si no las habíamos visto en esta feria quitó por chicuelinas y tafalleras. Cedió el turno al sobresaliente Miguel Ángel Sánchez en un bonito gesto. Sánchez se estiró a la verónica. Ahí el toro empezó a mostrar síntomas y avisaba que no iba a aguantar la faena de muleta. «El Fandi», a sabiendas de lo anteriormente expuesto, le bajó la mano, por primera vez en el festejo, hasta que se cayó patas arriba. Al igual que Ventura regaló el sobrero, el granadino lo hizo de forma más pilla. Eso que se ahorra.


El burraco que sustituyó tenía más aguante y resultó manejable en la muleta cada día más templada de «El Fandi». Cuajó con los palos un espectacular tercio en los que destacó el primer par, en la cara, y el clásico al violín. Con el tiempo, le está dando suavidad a los toros, sumado a lo bien que conecta con los tendidos el lío se forma rápido entre molinetes y guiños al tendido hace de sus tandas aseadas por la derecha más que aceptables. El torero terminó por encima del toro y al irse la espada algo baja se quedó con un sólo trofeo. Un criterio uniforme sería lógica la ausencia de la segunda oreja. Los triunfos de Talavante y «El Juli» vinieron provocados por su buena actuación dentro de su estilo. Y no es discutible que «El Fandi» en su concepto, estuvo bien. En esta misma línea fue la faena al primero. A media altura y aliviándose, incluso templaditos en algunos compases. El error con el acero dejó en petición minoritaria su paso por Gijón.


Completaba el cartel Rivera Ordóñez «Paquirri». Este año faltó «El Cordobés», a ver si de feria en feria vamos reduciendo. En banderillas se hizo de rogar como de costumbre. ¿Por qué no las pone directamente? Sus dos faenas tuvieron las alusiones al público, de sol principalmente, como pilares. Los antitaurinos deberían proteger la vista de los toros. Con tanto pico casi le deja ciego. Fue aplaudido por algún motivo del subconsciente humano. Espero.


Colorín colorado, las banderillas me han agotado.

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