Toros de Fuente Ymbro: excelente presentación, con buen juego, destacando por su calidad el primero, y complicado el cuarto.
Diego Urdiales: pinchazo y estocada delantera (vuelta al ruedo); media estocada (ovación).
César Jiménez: bajonazo (silencio); pinchazo, pinchazo hondo y descabello (pitos).
Matías Tejela: estocada atravesada y descabello (silencio); media desprendida y descabello (silencio).
Reproducimos la excelente crónica, además de acertado toque de atención final, que realiza D.Luis Merino para elpais.com sobre este festejo:
El toreo hondo de urdiales
Los grandes pases los dio un torero modesto, que llegó sustituyendo a otro
Como remate de actuación hizo un quite por delantales ajustados al sexto
Con los toros de Fuente Ymbro había que estar en toreros. De los tres espadas solo uno lo estuvo. Este fue Diego Urdiales. En su primero, un muy buen toro, el riojano inició su actuación con un gran quite por chicuelinas, rematadas con dos medias verónicas espléndidas. En la faena dictó una lección del toreo con la mano derecha. Instrumentó cuatro tandas de derechazos como hacía muchos años los viejos aficionados del lugar no veían, los tejió Urdiales con suavidad exquisita, ligados, vibrantes, llevando al toro embebido. Repartió hondura a raudales. El público recibía las tandas con una emoción inmensa. Cuando se ve torear de aquella manera el que no sabe, sabe. Aun sabiendo que el toro no tenía un pase por el pitón izquierdo, el torero lo intentó. Y, en efecto, el toro le cogió zarandeándole por los aires. Por fortuna salió ileso, aunque podía haber sido una cogida muy seria. Se repuso y volvió a dar una tanda de gran calidad por la derecha, al modo de las anteriores.
Estos pases los da El Juli o Manzanares, e incluso José Tomás, y estamos diciendo que son los mejores muletazos del siglo XX y siglo XXI juntos. Pues no señor. Los firmó un torero modesto al que solo le ponen con las corridas duras. Ayer entró en el cartel, sustituyendo a otro torero. Su segundo, el cuarto de la tarde, fue el toro con más peligro. Pero el torero estuvo muy digno, fajándose con el astado, y estando por encima del toro. Como remate de actuación hizo un quite por delantales ajustados al sexto, con una media belmontina excelente.
Los otros dos toreros, César Jiménez y Matías Tejela, no estuvieron a la altura de sus toros. Mandaron pegar en varas al tercero y al quinto. Cabe citar algunas tandas con ambas manos por parte de Tejela en el tercero y algunos muletazos con la derecha de Jiménez en el segundo, y poco más. Varios pasajes de sus faenas fueron ambiguos y difusos como las luces de los prostíbulos.
Mas dejemos que el toreo que exhiben las figuras reinen en este extraño planeta de los toros. Ese toreo sin cargar la suerte, ventajista, donde prima lo superficial. Ese toreo que tiene todo el apoyo de los palmeros oficiales, quienes son los encargados de insultar a los presidentes cuando estos son renuentes a otorgar orejas a sus ídolos (porque cobran a tanto la oreja).
Si como digo, se torea desde la superficialidad ventajista, lejos de lo profundo, donde el público mayoritariamente inexperto no distingue entre ventaja y verdad, nada mejor como guardar en la memoria el toreo que mostró ayer un muchacho desparramando hondura y torería, desde las zapatillas hasta el último rizo negro de la montera.
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