Este es un blog taurino, en defensa del mundo de los toros y de la Fiesta en todas sus vertientes. absténganse cuantos no estén en consonancia con estos principios. Serán suprimidos cuantos comentarios no se circunscriban a este propósito.
lunes, 19 de septiembre de 2011
GUADALAJARA. Crónica de la 3ª de Feria. Domingo 18 de septiembre 2011. Dulce tarde de El Cid con mansos de José Luis Marca e Iniesta
Plaza de toros de Guadalajara. Tercera de feria, domingo 18 de septiembre 2011.
Menos de media entrada. Cuatro toros de José Luis Marca y dos de José Luis Iniesta, lidiados en en 2º 3º lugar.
Rivera Ordóñez: silencio y slencio.
El Cid: oreja y oreja.
El Fandi: silencio y oreja.
Recuerdo otoñal de Buero Vallejo
La tarde dorada del sábado, con la magistral faena de Enrique Ponce, ha dado paso a otra claramente otoñal, con fresco y viento huracanado. Los toros de Marca, demasiado flojos y parados, frustran el espectáculo, aunque El Cid salga en hombros y El Fandi corte una oreja.
Paquirri, lesionado, mantiene su oficio. El primer toro sale con nervio pero, después del puyazo, se para y se cae varias veces: el trasteo no puede tener ningún relieve. Un pinchazo hondo basta para que el toro se eche.
En el cuarto, consigue aplausos al banderillear y muletear, molestado por el viento. Faena voluntariosa, rematada mirando al tendido. Los fallos con la espada enfrían más al personal.
En el reservón segundo, de José Luis Iniesta, El Cid se echa pronto la muleta a la izquierda, hace el esfuerzo, logra naturales de buen trazo. Baja por la derecha, recurre a molinetes y circulares. Mata a la segunda: oreja.
Mansea mucho el quinto. El Cid lo brinda al público. La faena es larga, desigual, con pasajes notables junto a otros, menos lucidos. La remata con una buena estocada: consigue otra oreja y la salida a hombros.
El Fandi es garantía de espectáculo rehiletero y profesionalidad. Da los primeros lances de la tarde en el tercero, flojo, picado en exceso. El tercio de banderillas es brillante pero acaba con las pocas fuerzas del toro, que se para por completo y se echa, al segundo pinchazo.
Sale alegre el último, lo recibe El Fandi de rodillas, pero pronto flaquea. Levanta un clamor con cuatro pares de banderillas, jugueteando con el toro; pone toda la carne en el asador pero el animal apenas transmite nada. Buena estocada, entrando con decisión: una oreja.
Yendo hacia la Plaza de Las Cruces he pasado junto al Instituto de Bachillerato al que se ha dado el nombre de un ilustre escritor de esta tierra, Buero Vallejo. Pocos relacionarían a mi recordado amigo con los toros pero Antonio era mucho más abierto de lo que algunos creen. En 1968, en «El Ruedo», declaró a Manolo Ríos Ruiz: «La Tauromaquia es un arte muy grande... movido por cosas antiguas, hondas, del hombre. Allá en su esencia más recóndita, tiene características universales». Admiraba a Domingo Ortega, Antonio Bienvenida, Antonio Ordóñez... Hasta escribió algún verso de tema taurino: «Mortal el toro es y lo despeña / tu incesante capote, rauda enseña / del aire azul en duradera suerte». ¿Hubiera encontrado Buero Vallejo, esta tarde, en la Plaza de su ciudad natal, esas cosas hondas, profundas de la Tauromaquia? Lo dudo.
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