Más de media entrada.
Toros de LOS ESPARTALES para rejones y de EL PILAR para lidia ordinaria, de buen juego en general.
Toreros
PABLO HERMOSO DE MENDOZA:
Rejón caído (silencio). Rejón trasero (silencio) (1).
SEBASTIAN CASTELLA:
de nazareno y oro. Bajonazo (silencio). Estocada trasera (una oreja) (0).
LEANDRO:
de carmelita y oro. Estocada delantera y dos descabellos (silencio). Dos pinchazos, estocada corta y un descabello. Un aviso (silencio (0).
Qué desperdicio de toros y qué oreja de bochorno para Castella
Logroño, quien te ha visto y quien te vé. Hay un abismo en los que era esta afición hace no muchos años y en lo que se ha convertido. Ayer mismo se pudo tomar el pulso al estado actual de la fiesta en una ciudad de gran solera taurina. Ha llegado una gente nueva, sin afición y sin conocimientos, que pide alegremente las orejas, como la de sonrojo que le concedieron a Castella en el quinto toro.
Nos queda el consuelo de que todavía hay quienes protestan estos excesos, que supieron distinguir entre el toreo templado y ligado y los trapazos de una muleta que era un rebuño en cada pase, de los muchos que sin un atisbo de verguenza instrumentó monsieur Castella. Un horror rematado de un espadazo caído y muy trasero.
La buena corrida de El Pilar no cayó en buenas manos porque, para colmo, el mejor lote le correspondió a Leandro y el muchacho se empeñó en dos faenas tirando líneas, dejando espacios abismales y toreando siempre fuera de cacho. Este chico, lo mismo que Castella tienen apoderados de lujo, mientras otros toreros se frustran en manso de incompetentes.
Pablo Hermoso estuvo colosal en banderillas, toreando al centímetro en un alarde de poderío, pero, ¡ay!, se le fue la mano con el rejón de muerte. La gente ya no soporta las muertes con gran derrame, hay que mentalizarse
Fuente: marca.com/CARLOS ILIÁN.Logroño
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