Con una gran estocada Serafín Marín a su segundo toro, 6º de la tarde, al que cortó las dos orejas, saliendo a hombros junto a José Tomás en esta histórica tarde en la que la imposición de unos cuantos ha permitido este despropósito de la prohibición de los toros en Cataluña. Serafín Marín, catalán de pro, recibió las dos orejas más amargas de su vida, lloró mientras besaba el suelo de la plaza, tras la vuelta al ruedo con las dos orejas, verdaderamente trite y con la plaza puesta en pie gritando libertad, libertad y sin que los toreros quisieran salir de la plaza. El público saltó al ruedo y llevaron a hombros al centro del ruedo a los tres diestros.
Una pancarta decía "CONTINUARÁ...". La afición junto con los toreros salieron por la puerta grande de esta plaza, en la que muchos recogían arena para llevar de recuerdo, gestos de dolor y tristeza en las caras... y se dió por terminada la historia del coso barcelonés de La Monumental.
Seis siglos después, el nacionalismo catalán, representado por sus políticos, siempre dispuestos a la eliminación de todo lo español en Cataluña y escudados tras una minoría antitaurina, apuntilló a la Fiesta. La última corrida, con un gran triunfo de José Tomás y Serafín Marín, echó el cierre a una historia que comenzó oficialmente en 1687 en Barcelona con Juan I como rey de la Corona de Aragón.
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