Reproducimos por su interés el resumen de San Isidro 2011 que realiza D. Antonio Lorca para las páginas del diario El País. También el de D. Sixto Naranjo para la COPE.
"Adiós a la exigencia"
La autoridad ha aprobado muchos astados carentes del trapío exigido.
Juan Pedro Domecq, El Ventorrillo y Alcurrucén, entre los hierros triunfadores.
Juan Pedro Domecq, El Ventorrillo y Alcurrucén, entre los hierros triunfadores.
Tres salidas a hombros por la puerta grande -José María Manzanares, Alejandro Talavante y César Jiménez-, dos más de los rejoneadores Diego Ventura y Leonardo Hernández, la revelación de Iván Fandiño, catorce orejas cortadas, cuatro vueltas al ruedo, dos heridos graves -el mexicano Ignacio Garibay y el novillero Saúl Jiménez Fortes-, el fracaso de un buen número de ganaderías, el triunfo incontestable de algunas figuras, el ostracismo de la mayoría de los toreros comparecientes...
Estos son los fríos datos de la finalizada Feria de San Isidro, un largo ciclo compuesto por 19 corridas de toros, tres novilladas y dos festejos de rejoneo, con llenos casi diarios -nueve tardes se colocó el cartel de "no hay billetes", otras siete sobraron menos de quinientas entradas en las taquillas, y cinco más se cubrió el 90% del aforo, según datos de la propia empresa-, en el que ha quedado de manifiesto que los toros siguen siendo un espectáculo colorista e ilusionante para una parte importante de la población, que la afición es ya un recuerdo del pasado y ha sido sustituida por un público de aluvión tan festivalero como indocumentado, y, en consecuencia, la plaza de Madrid ha perdido su tradicional exigencia con toros y toreros. La autoridad ha aprobado varios -muchos- toros carentes del mínimo trapío que hasta hace poco era exigido en Madrid, y ya no se oyen las protestas de antaño; es más, se solicitan orejas por faenas sin peso y parece perdido el sentido crítico que siempre caracterizó a esta dura afición.
La feria madrileña ha demostrado que las figuras tienen razón: solo embisten algunas ganaderías comerciales, las que ellos se reservan como privilegio de los más fuertes, para hacer el toreo que hoy gusta a los públicos. Con esos toros, un compendio de guapeza y nobleza, triunfaron por todo lo alto José María Manzanares, que llegó a Madrid con la vitola de gran figura después del indulto sevillano; Talavante, que dio toda una lección del toreo al natural, y el modesto César Jiménez, que terminó envuelto en la polémica, pero los tres alcanzaron a hombros la calle de Alcalá.
También cortaron oreja El Juli, El Cid, Castella, Uceda Leal e Iván Fandiño, que terminó la feria como torero revelación. Entre los hierros triunfadores, los de Juan Pedro Domecq, El Ventorrillo y Alcurrucén. Poderoso El Juli en su única tarde; esforzado El Cid para no perder el tren de la cabeza; y Castella lidió uno de los toros triunfadores del ciclo, Arrestado, de Alcurrucén, y solo pudo cortarle una oreja. Es de justicia citar la larga lista de subalternos que brillaron tarde tras tarde: los picadores Luciano Briceño, Plácido Sandoval, Dionisio Grilo e Ignacio Grilo, y los de a pie Jesús Arruga, Domingo Navarro, Carlos Casanova, Vicente Yesteras, Curro Javier, Juan José Trujillo, Luis Blázquez, Joselito Gutiérrez, Manuel Montoya, Alberto Zayas, Antoñares, Juan Sierra, José Chacón, Pedro Lara, Pedro José Mariscal, entre otros.
Hubo muchas tardes de sopor a causa de la falta de casta y bravura de los toros y la mala suerte o la ausencia de condiciones de los toreros. Sonados fueron los fracasos de los hierros de Garcigrande, Román Sorando, José Escolar, Partido de Resina, Puerto de San Lorenzo, El Torreón, El Cortijillo, Las Ramblas, Samuel Flores y Palha, entre otros, y larga es la lista de hombres que se vistieron de luces con ilusión y salieron de la plaza con la cabeza gacha.
Mención aparte merecen la nómina de novilleros, entre los que destacaron el mexicano Sergio Flores, Víctor Barrio y Rafael Cerro, y los novillos de Flor de Jara y Montealto, y el grupo de toreros mexicanos: todos ellos, los matadores Arturo Saldívar, Ignacio Garibay, que resultó herido la tarde del Partido de Resina, y Josleito Adame y los novilleros Sergio Flores y Diego Silveti, dejaron muy alto el pabellón taurino del país norteamericano.
El martes día 7 comienza la Feria del Aniversario, que consta de cinco corridas de toros y un festejo de rejoneo. La estrella es la Beneficencia, el miércoles, con Juan Mora, Morante y El Juli. El torero sevillano tiene la oportunidad de resarcirse de su única y silenciada tarde en San Isidro.D.Antonio Lorca-El País.
Estos son los fríos datos de la finalizada Feria de San Isidro, un largo ciclo compuesto por 19 corridas de toros, tres novilladas y dos festejos de rejoneo, con llenos casi diarios -nueve tardes se colocó el cartel de "no hay billetes", otras siete sobraron menos de quinientas entradas en las taquillas, y cinco más se cubrió el 90% del aforo, según datos de la propia empresa-, en el que ha quedado de manifiesto que los toros siguen siendo un espectáculo colorista e ilusionante para una parte importante de la población, que la afición es ya un recuerdo del pasado y ha sido sustituida por un público de aluvión tan festivalero como indocumentado, y, en consecuencia, la plaza de Madrid ha perdido su tradicional exigencia con toros y toreros. La autoridad ha aprobado varios -muchos- toros carentes del mínimo trapío que hasta hace poco era exigido en Madrid, y ya no se oyen las protestas de antaño; es más, se solicitan orejas por faenas sin peso y parece perdido el sentido crítico que siempre caracterizó a esta dura afición.
La feria madrileña ha demostrado que las figuras tienen razón: solo embisten algunas ganaderías comerciales, las que ellos se reservan como privilegio de los más fuertes, para hacer el toreo que hoy gusta a los públicos. Con esos toros, un compendio de guapeza y nobleza, triunfaron por todo lo alto José María Manzanares, que llegó a Madrid con la vitola de gran figura después del indulto sevillano; Talavante, que dio toda una lección del toreo al natural, y el modesto César Jiménez, que terminó envuelto en la polémica, pero los tres alcanzaron a hombros la calle de Alcalá.
También cortaron oreja El Juli, El Cid, Castella, Uceda Leal e Iván Fandiño, que terminó la feria como torero revelación. Entre los hierros triunfadores, los de Juan Pedro Domecq, El Ventorrillo y Alcurrucén. Poderoso El Juli en su única tarde; esforzado El Cid para no perder el tren de la cabeza; y Castella lidió uno de los toros triunfadores del ciclo, Arrestado, de Alcurrucén, y solo pudo cortarle una oreja. Es de justicia citar la larga lista de subalternos que brillaron tarde tras tarde: los picadores Luciano Briceño, Plácido Sandoval, Dionisio Grilo e Ignacio Grilo, y los de a pie Jesús Arruga, Domingo Navarro, Carlos Casanova, Vicente Yesteras, Curro Javier, Juan José Trujillo, Luis Blázquez, Joselito Gutiérrez, Manuel Montoya, Alberto Zayas, Antoñares, Juan Sierra, José Chacón, Pedro Lara, Pedro José Mariscal, entre otros.
Hubo muchas tardes de sopor a causa de la falta de casta y bravura de los toros y la mala suerte o la ausencia de condiciones de los toreros. Sonados fueron los fracasos de los hierros de Garcigrande, Román Sorando, José Escolar, Partido de Resina, Puerto de San Lorenzo, El Torreón, El Cortijillo, Las Ramblas, Samuel Flores y Palha, entre otros, y larga es la lista de hombres que se vistieron de luces con ilusión y salieron de la plaza con la cabeza gacha.
Mención aparte merecen la nómina de novilleros, entre los que destacaron el mexicano Sergio Flores, Víctor Barrio y Rafael Cerro, y los novillos de Flor de Jara y Montealto, y el grupo de toreros mexicanos: todos ellos, los matadores Arturo Saldívar, Ignacio Garibay, que resultó herido la tarde del Partido de Resina, y Josleito Adame y los novilleros Sergio Flores y Diego Silveti, dejaron muy alto el pabellón taurino del país norteamericano.
El martes día 7 comienza la Feria del Aniversario, que consta de cinco corridas de toros y un festejo de rejoneo. La estrella es la Beneficencia, el miércoles, con Juan Mora, Morante y El Juli. El torero sevillano tiene la oportunidad de resarcirse de su única y silenciada tarde en San Isidro.D.Antonio Lorca-El País.
San Isidro: falló el toro
Finalizada la Feria de San Isidro y a punto de comenzar este martes el apéndice del Aniversario, es momento de analizar el ciclo madrileño.
"El mejor San Isidro de los últimos años". Esto se dijo de los carteles de la Feria de San Isidro. Como siempre, el gozo en un pozo por más que desde Taurodelta se haya puntuado con un sobresaliente los resultados globales. Porque finalizado el abono isidril, la sensación un año más ha sido la insatisfacción con el toro lidiado en Madrid. Y lo ha hecho por la deriva por la que se rige la elección de las corridas para esta plaza.
El listón se ha bajado y mucho esta feria. No se recuerda en la historia reciente que tres encierros no fuesen aprobados en los reconocimientos previos y otros pasasen dejando mucho que desear. Pero así esta Madrid. Ni la empresa con sus veedores tan cantados desde la televisión de pago ha sabido acertar con la tecla de los encierros reseñados, ni la autoridad ha tenido un criterio homogéneo, ni los toreros y sus mentores han tenido la responsabilidad de anunciarse en Las Ventas con corridas de toros acordes a la categoría de esta plaza.
Que Garcigrande o Sorando no tuviesen corridas rematadas para Madrid era algo que ya se suponía y sabía en los mentideros taurinos y que se confirmó desgraciadamente. Que la segunda corrida de Cuvillo fuese rechazada pagando los platos rotos de la primera tarde no quita para censurar a Álvaro Núñez su doble presencia en San Isidro si sabía que no podía llegar. Las presiones y las imposiciones no suelen acabar bien. Caso aparte merecen Curro Vázquez y sus poderdantes, envueltos en estos embrollos por norma y un José María Manzanares que indirectamente se ha visto salpicado por ello. La condición de figura tiene que cuidarla en este tema si no quiere ver reducidos los méritos contraídos en el ruedo.
Pero sin el petardo de estas, tampoco tuvieron el mínimo de presencia para Madrid los toros de El Cortijillo, Las Ramblas o Palha, por no hablar del nulo fondo de los toros de Partido de Resina y Samuel Flores.
En el plano positivo, tres ganaderías destacaron por encima del resto: Juan Pedro Domecq, Alcurrucén y Cuadri por orden de lidia. La de Juan Pedro enlotó hasta tres buenos toros, la de Alcurrucén sacó esa casta tan carácterística de los ‘núñez’ de los hermanos Lozano y Cuadri volvió a reivindicar lo que debe ser un encierro de Madrid. Trapío y casta a partes iguales. La casta matizable, pero propiciando un espectáculo interesante de principio a fin.
Luego hubo toros sueltos: un primero encastadísimo de Escolar, dos de El Montecillo, ‘Cervato’, el gran sexto de El Ventorrillo, un cuarto del Puerto de San Lorenzo, otro de El Cortijillo y un gran toro de Peñajara lidiado el 31 de mayo.
Los toreros: Talavante se reinvindica; Manzanares de más a menos
Tres puertas grandes han sido las conquistadas en diecinueve corridas de toros (veinte si contamos la Corrida de la Prensa). Una nos devolvió la mejor versión de Talavante con una zurda de oro que hizo rugir a la plaza como en ninguna otra tarde con el gran ‘Cervato’ de El Ventorrillo. Imagen que confirmó días después con un toro de Juan Pedro Domecq al que cuajó de manera soberbia al natural.
Manzanares tras venir lanzado de Valencia y sobre todo Sevilla, se le acogió con buen ambiente y logró su primera Puerta Grande en Las Ventas. Esta sensación de ‘buen rollo’ duró poco ya que las dos siguientes comparecencias del alicantino vinieron marcadas por el rechazo de las dos corridas con las que estaba anunciado. Pese a cortar una oreja en su segunda tarde, la tercera con los toros suplentes de El Torreón se vivió con un ambiente más a la contra.
La salida a hombros de César Jiménez reabrió el debate del listón que merece Madrid para poder abrir su Puerta Grande. De una vez por todas hay que exigir dos orejas en un mismo toro, como mínimo, para lograr el triunfo.
El resto de toreros quedaron muy alejados del nivel de Talavante y Manzanares. A El Juli, pese a la oreja cortada, había que haberle pedido otra tarde más en el abono. Su paso quedó diluido por el triunfo de sus compañeros del G10.
De entre los jóvenes, destacaron las buenas tardes de Iván Fandiño. Tras la oreja cortada el 2 de mayo en la Goyesca, el vizcaíno se reafirmó en sus dos tardes isidriles. Mención destacada fueron sus dos faenas ante dos buenos toros de Cuadri. El triunfo definitivo llama a la puertas de Fandiño más fuerte que nunca.
Castella no terminó de convencer con un gran toro de Alcurrucén y El Cid salvó por los pelos (y van…) su paso por Madrid con una oreja a un enclasado toro del Puerto de San Lorenzo.
Morante y Cayetano pagaron sus elecciones ganaderas con dos fracasos sin paliativos y Miguel Ángel Perera quizá haya sido el torero que más tocado haya salido tras su triple comparecencia. Sigue sin vérsele fresco y resolutivo.
Mención aparte merecen los toreros mexicanos, con una más que digna representación con Saldívar, Garibay, Adame y el sobre todo el novillero Sergio Flores.
Entre los novilleros, además de Flores, destacaron Víctor Barrio con un buen novillo de Flor de Jara, las maneras de un herido Jiménez Fortes y la proyección de Rafael Cerro.
Y entre los rejoneadores, triunfaron Diego Ventura y Leonardo Hernández demostrando que junto a Hermoso de Mendoza forman la terna con más tirón e interés de las últimas décadas. D. Sixto Naranjo-COPE.
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