viernes, 24 de junio de 2011

ALICANTE-HOGUERAS 2011. Reseña y crónica de la corrida de toros celebrada el jueves 23 de junio.



23 Junio 2011
Alicante.
Quinto festejo del abono. Un tercio entrada.

Toros de La Palmosilla, desiguales en el juego y presencia.
Julio Aparicio: pitos y silencio
Miguel Ángel Perera: oreja y oreja
Cayetano: silencio en ambos


Así lo ha visto R.C. para el diario Información que aquí reproducimos por su interés:
Llegaron, se fueron y quedó Perera
Las faenas de Julio Aparicio y Cayetano no transmitieron emoción al público asistente a la corrida
R. C. Tarde ventosa y aburrida para el público que acudió ayer al coso alicantino, llenando media plaza. Sólo la emoción que transmitió Miguel Ángel Perera, aguantando al segundo de la tarde en una repetición de valentía sacó a los tendidos del letargo al que les condujo Julio Aparicio en el que abría plaza. El sevillano hizo una faena tan breve que fue abroncado al decidir entrar a matar, tras dar unos pocos muletazos. Tampoco Cayetano levantó las ovaciones y aplausos de otras ocasiones. Fue Perera el que abrió la quinta puerta de la feria, al cortar una oreja de cada uno de los toros que le tocó en suerte. "Humorista", el segundo de la tarde, no estaba para bromas, llegando a dar un revolcón en los primeros compases de la faena de muleta al torero, que salió milagrosamente indemne. Pero este susto no arredró a Perera. El matador volvió loco a los tendidos por la tenacidad en replicar, y muy de cerca, a las broncas embestidas que mostraba en su defensa el de La Palmosilla. Cortó una oreja, que sumada a la que obtuvo por la faena a su segundo le auparon en hombros. Ayer el callejón estaba concurrido entre autoridades y toreros, al margen de los participantes en la lidia. Entre otros, se vio a Juan Antonio Esplá y a Francisco José Palazón, triunfador de la tarde anterior. Desde los tendidos también vio la corrida de toros "El Caracol".

También vamos a reproducir un artículo que aparece en las páginas de Opinión del diario Información porque nos parece una reflexión muy interesante:

Los toros no me gustan

PACO SÁNCHEZ A mí no me gustan los toros retocados de pitones. Esos toros manipulados en origen, o en destino. Pero es tanto fraude quitarle pitón, como sacarle punta al mismo -que se hace también-, degenerando el sentido de pureza de la fiesta. A mí no me gusta que se utilice la báscula para delimitar el trapío. Que es lo que hacen casi todos los que no entienden de hechuras, de encastes y de morfología. Hay gente que protesta un toro de 430 kilos y no protesta uno de 600 kilos.

Pero, ¿estamos vendiendo carne o a Bud Spencer? ¿O queremos armonía y respeto a los encastes? Porque hay encastes que han sido manipulados para engordar y crecer en un alarde de presencia absolutamente infumable.

A mí no me gustan todos esos entendidos, que son incapaces de diferenciar encastes pero no paran de pontificar sobre la corrida que están viendo en corrales. A mí no me molan la cantidad de "aficionados" dóciles a los empresarios y duros con los toreros. A mí no me gusta que los toros estén en manos de unos señores que son ganaderos, empresarios y apoderados a la vez. A mí eso me produce vomitera. Porque esa confluencia de intereses acaba con el "cambio de cromos" y con la socialización del torero: toreros a sueldo. A mí no me gusta que se pida experiencia para regentar una plaza de toros, porque acaban los de siempre mandando y diciendo cómo es esto de la fiesta. De padres a hijos. Y hay hijos que no valen ni para tacos de escopeta. Y a mí no me gusta que los empresarios no pongan el dinero en el contrato. Y que no sean responsables de pagar lo que firman, o lo que prometen, y a las doce de la mañana. A mí no me gustan los toreros que hacen el paseíllo sin saber lo que van a cobrar, que cada vez son más. Y no me gusta que las administraciones públicas, dueñas de muchas plazas de toros, pongan dinero para espectáculos culturales y, por el contrario, saquen beneficio de los toros, sin poner un duro, como hacen muchos ayuntamientos. A mí no me mola que presida un poli, por el mero hecho de ser poli.

A mí todas esas cosas de los toros no me gustan. Y no me las ha contado nadie, las he vivido en primera persona. Pues a pesar de todo eso, a mí me encantan los toros. Porque ese espectáculo de arte y drama es eterno. Un detalle, una chicuelina, una rotunda faena de un hombre versus un animal, en esta era de la pornografía televisiva e informativa, merece mi atención. Esto no se lo cargan ni los chorizos y ni los sinvergüenzas que he conocido aquí, porque todavía no hay quién pueda con la ilusión de un torero. Y buenos toreros y maravillosa gente también he conocido. Y porque Francia nos lleva ventaja, y es hoy el santuario de la decencia taurina. Más claro, agua.

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