martes, 21 de junio de 2011

ALICANTE-HOGUERAS 2011. Crónica del festejo de ayer lunes 20 de junio.


Buenas sensaciones y cosas por trabajar
Los alumnos tuvieron que lidiar un encastado encierro de Santiago Domecq

JORGE VILLAR/ Correosa y encastadita salió la eralada que, con el hierro de Santiago Domecq, se lidió ayer en la plaza de toros de Alicante ante alrededor de dos mil asistentes. No lucía excesivos trapíos, pero sirvió para que los alumnos dieran cumplida cuenta de evoluciones, defectos y demás vicisitudes propias del aprendizaje.
Gratísima impresión la dejada por el alicantino Borja Álvarez. Muy asentado y sabiendo cómo solventar las papeletas que le presentaron cada uno de sus oponentes. Con el que abrió plaza anduvo más empeñado en zafarse de la pegajosa embestida del animal que en alargar los muletazos, tarea que no era fácil tampoco. Saludó tras no andar fino con la espada y escuchar un aviso.

Lo mejor llegó con el cuarto, otro novillo que se movió y permitió esta vez al joven alicantino doblarse de inicio poderoso para luego cuajar dos buenas tandas con la diestra. Especial empaque tuvieron algunos remates de pecho. El pitón izquierdo ofrecía más dificultades, y volvió al final a la mano derecha para cuajar otra bella tanda que agradó al público. De no liarse a pinchazos hubiera obtenido seguro trofeo. El destino le deparó la lidia del sexto por cogida de Heredia. El animal exigía por su encastada embestida, y Álvarez le consintió a base de colocación y toques de muleta hasta lograr acoplarse mejor a derechas que con la zocata. Esta vez el acero entró algo tendido pero le permitió llevarse la única oreja de la tarde. Al astado se le concedió la vuelta al ruedo, quizá demasiado premio. Casta sí (¡qué bonito tener que repetir tanto esta palabra!), y prontitud, pero algo faltas de clase que convirtiera en sobresaliente su notable juego.

El castellonense Jonhatan Varea no acabó nunca de someter a sus dos enemigos ni ahormar sus embestidas. Se vio desbordado con su primero, cuya casta le desbordó en todo momento. Al quinto tampoco le cogió el aire y se vio siempre sorprendido y enganchado en los lances. Con el acero se mostró poco acertado al no realizar bien la suerte. Saludó en ambos.

El gaditano Heredia sorprendió por su agitanada manera de componer en los embroques. Ahora hay que enseñarle a medir la velocidad, es decir, el temple, y saber entrar y salir de la cara del toro, porque se llevó de sus dos oponentes dos soberanas palizas. No se arredró en ninguno, aunque tras el revolcón que le propinó el sexto al comienzo de la faena de muleta hubo de pasar a la enfermería. Recibió un par de varetazos y se resintió de un esguince en el pie izquierdo. Pagó con mucho las pésimas lidias de su cuadrilla. Espantosa estampa de entradas y palos caídos en el tercero. Es curioso que, costando lo mismo, se elija una cuadrilla mala en lugar de otra con garantías. En este apartado de subalternos no vamos a meter a todos en el mismo saco, porque destacaron por su eficacia Juan Belmonte, Manolo García (felizmente recuperados), Juan Carlos Ruiz y Felipe González, entre otros. A los que no tuvieron su tarde los dejaremos en el tranquilo pozo del olvido.

Y raras, muy raras, se han puesto las cosas en los corrales para los festejos de hoy y mañana, justo cuando llegan las figuras, Manzanares mediante. De los de Garcigrande se habían aprobado cinco de más de una docena que hubieron de pasar por los corrales. Tres faltan para que se pueda dar el festejo. Más complicado está lo de mañana, pues al cierre de esta edición no había ningún animal aprobado. Se ha dado la triste circunstancia de que algunos de esos toros no dieron ni el mínimo peso en la báscula, algunos por debajo de los 400 kilos. Por no hablar de sustancias córneas. Ardua tarea presidencial las que les queda a los inquilinos del balconcillo.
Fuente:diarioinformacion.com/Jorge Villar.

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