Asì ha visto la corrida de hoy, 18 de mayo, de San Isidro en Las Ventas D. Emilio Martìnez para diariocritico.com:
Madrid es una tómbola, tom tom tómbola... de orejas
De torería y santidad, la mitad de la mitad. Con Las Ventas convertida en una plaza de talanqueras y un presidente cómplice para regalar orejas a las figuras, Madrid tocó fondo. Y ante una corrida de toros modernos, justos de presencia y sobre todo de fuerza y casta, El Juli se llevó una oreja de pueblo y Manzanares el doble de las que merecía, o sea dos y Puerta Grande. A Castella no le tocó nada. ¿Cómo estaría?
Cuatro toros de NÚÑEZ DEL CUVILLO, justos de presencia, con el 2º anovillado, feos de hechuras, descastados, manejables y muy flojos. 1º de ORTIGAO COSTA y 5º, sobrero de CARMEN SEGOVIA -en sustitución del titular de Ortigao-, de similares características y también cambiados casi sin picar. EL JULI:; silencio; oreja protestada. SEBASTIÁN CASTELLA: aplausos; silencio. JOSÉ MARI MANZANARES: ovación con algunos pitos; dos orejas protestadas. Plaza de Las Ventas, 18 de mayo., Lleno con cartel de 'no hay billetes'=====¿Qué número de toro lleva usted señor Manzanares? ¿El 131? Bingo, ha resultado premiado con dos orejas. ¿Y usted, señor Juli? ¿El 65, dice? Línea. Le ha tocado una. Sigan, sigan jugando. La tómbola de Las Ventas, que comanda el usía Julio Martínez, continúa sus óbolos. Señor Castella, no me proteste, sus números no tenía premio. Semejante proclama no es cierta -o sí- pero podría serlo en boca de la autoridad, ja ja. O sea del presidente de la corrida, ese tal Julio Martínez, no sólo cómplice, sino responsable de esa facilidad para disparar su moquero. Eso sí, para echar para atrás los casi inválidos bicornes de la factoría Núñez del Cuvillo -sí, sí, también conocidos por Núñez del Novillo- no. Para eso no. Y es que ya lo voceaba el pobre Salva desde el 7 "¿a quién defiende la autoridad?"Pues ya se sabe, al sistema, a los taurinos que manejan y manipulan la Fiesta; jamás a los aficionados. Claro que de estos cada vez quedan menos. Y cuando se anuncia un cartel de tronío, con una terna de figuras, figuritas o figurones, el predominio de los del clavel se hace con el coso, con la contribución inigualable e imprescindible de la autoridad ja ja. Pobre Monumental, pobre.El caso es que el regalito orejero inicial llegó con el cuarto de la tarde, tan feble, noble y colaborador como sus colegas anteriores, aunque metía mejor la cabeza. Y, frente a él, El Juli mejoró respecto al petardo de vulgaridad con que nos atizó con el que abrió festejo, lo que era muy fácil. Un par de buenas series de redondos con la mano muy baja, un desastre al natural y algunos adornos finales antes de enterrar a su feo estilo un espadazo desprendido. No había casi doblado el burel, no habían casi aparecido los pañuelos -minoritarios- pdidiendo el trofeo cuando el usía -premio para el caballero- desenfundó el suyo rápidamente para el regalito. Al menos Manzanares cascabeleó empaque, pulcritud y limpieza ante el sexto, nobilísimo, que iba y venía al tran tran sin emoción alguna, y aquello era como torear de salón. Con belleza, reposo y clase, sí, pero también con escasez de naturales -en uno de ellos, el bicho lo volteó-, y sin cargar jamás la suerte. Todo apuntaba a una oreja, máxime tras entregarse en la suerte de matar, aunque la tizona también quedó desprendida. Pero Manzanares había echado a la 'tómbola de Julio Martínez, orejas a tutiplén' y, claro en comparación con el regalazo a la faenita de El Juli, había que doblar premio y 'desolé'. Nada que ver con la conmoción compulsiva y la verdad de las dos orejas del día anterior a Talavante. Por supuesto.También el alicantino mejoró en este su segundo lo poco que apuntó en su enemigo anterior, cuando sólo derramó escasísimas gotas de esencia entre un montón de enganchones. Y la pregunta es ¿cómo estaría Castella para no llevarse ningún regalo? Y la respuesta es... fácil. Más que vulgar.Y la otra pregunta es si esos cuatro productos 'made in Cuvillo' tan ayunos de trapío pasaron el reconocimiento veterinario y autorizó su lidia el inefable tombolero Julio Martínez, ¿cómo serían los demás, los rechazados? Y la cuestión final es: una vez que en presentación de los bicornes y exigencias de los asistentes a los cosos ya ha caído Sevilla, ¿cuánto tardará el sistema en cargarse Madrid, la única que les molesta? ¿Quieren saberlo? Pues echen a la tómbola de Don Julio Martínez. La que siempre toca, oiga.
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