Plaza de toros de Pamplona. Noveno festejo de feria. Lleno. Miércoles 13 de julio.
PILAR / CID, FANDI, LUQUE
Toros de El Pilar: corrida grandota y vulgarota.
El Cid: cuatro pinchazos, estocada y dos descabellos -aviso-, un descabello (silencio), pasó a la enfermería a curarse de un varetazo y salió para matar su segundo toro, que hacía quinto
de la tarde; media estocada desprendida (silencio).
El Fandi: estocada delantera y algo desprendida (silencio); pinchazo
y estocada caída (silencio).
Daniel Luque: estocada pelín caída (leve petición y saludos); pinchazo
y estocada trasera y caída (saludos).
PILAR / CID, FANDI, LUQUE
Toros de El Pilar: corrida grandota y vulgarota.
El Cid: cuatro pinchazos, estocada y dos descabellos -aviso-, un descabello (silencio), pasó a la enfermería a curarse de un varetazo y salió para matar su segundo toro, que hacía quinto
de la tarde; media estocada desprendida (silencio).
El Fandi: estocada delantera y algo desprendida (silencio); pinchazo
y estocada caída (silencio).
Daniel Luque: estocada pelín caída (leve petición y saludos); pinchazo
y estocada trasera y caída (saludos).
Reproducimos la interesante crónica que escribe D. José Luis Merino para elpais.es en relación a la corrida del pasado 13 de julio, toros de El Pilar y que se titula:
Corrida contratada por un antitaurino
La corrida de ayer la tuvo que contratar un antitaurino con mala uva, en connivencia con los palmeros de las figuras. Por lo visto, existía un plan: tratar de bajar al estadio más pobre y exangüe de una corrida de toros, para realzar los toritos dulces que exigen que se contrate para que los maten los salvadores de la tauromaquia moderna. Luego al enjambre de agoreros se añaden los profesionales del halago, más los consabidos escribientes de la coba y otras escorias. Y no digo más sobre esta cuestión, el que quiera entender que entienda.
El encierro de El Pilar fue infumable. Ni las moscas que anduvieron alrededor de los toros en las dehesas tiempo atrás les iban a saludar si volvieran a verse. Como eran grandotes les pegaron fuerte en varas. Llegaron a la muleta sin fuerza, sin casta y fiereza, esa fiereza que llevan dentro los toros de verdad. Estos seis toros, eran de pega, por mucha fachada y cuernos grandes y buidos que gastaran.
El Cid tiene apagada el alma. Está triste como un cactus. El buen aficionado creyó ver en su segundo toro una luz de esperanza al verle citar de lejos en el inicio de la faena. Fue un espejismo.
El Fandi derrochó vulgaridad con el capote y la muleta. Bien en su primero en banderillas, y rematadamente mal en el segundo.
Del joven Daniel Luque se anota algún apunte en su segundo. Dos buenos lances; en la faena un trincherazo, más algunos muletazos, realizados con la mano derecha, dejándole la muleta en la cara del toro. Y poco más.
Ahora lo que debe hacer la Meca (Casa de Misericordia) es dar con el antitaurino que aconsejó contratar la corrida de El Pilar. Esperemos que no se haya marchado al extranjero camuflado de corredor de encierros.
Los que no se fugan al extranjero son la caterva aplaudidora de las llamadas figuras. Por lo general, y según dicen, cobran a tanto el halago. Esta fauna de los 10 dedos mira con malos ojos a quienes suelen juzgar las corridas tal y como se sucede en la realidad.
Sabido es que a los toreros hay que juzgarlos según el grado de peligro que soportan. No es igual torear borregos que toros bravos y fieros. El arte del toreo volverá a ser lo que fue el día que el viento se convierta en pájaro.
El encierro de El Pilar fue infumable. Ni las moscas que anduvieron alrededor de los toros en las dehesas tiempo atrás les iban a saludar si volvieran a verse. Como eran grandotes les pegaron fuerte en varas. Llegaron a la muleta sin fuerza, sin casta y fiereza, esa fiereza que llevan dentro los toros de verdad. Estos seis toros, eran de pega, por mucha fachada y cuernos grandes y buidos que gastaran.
El Cid tiene apagada el alma. Está triste como un cactus. El buen aficionado creyó ver en su segundo toro una luz de esperanza al verle citar de lejos en el inicio de la faena. Fue un espejismo.
El Fandi derrochó vulgaridad con el capote y la muleta. Bien en su primero en banderillas, y rematadamente mal en el segundo.
Del joven Daniel Luque se anota algún apunte en su segundo. Dos buenos lances; en la faena un trincherazo, más algunos muletazos, realizados con la mano derecha, dejándole la muleta en la cara del toro. Y poco más.
Ahora lo que debe hacer la Meca (Casa de Misericordia) es dar con el antitaurino que aconsejó contratar la corrida de El Pilar. Esperemos que no se haya marchado al extranjero camuflado de corredor de encierros.
Los que no se fugan al extranjero son la caterva aplaudidora de las llamadas figuras. Por lo general, y según dicen, cobran a tanto el halago. Esta fauna de los 10 dedos mira con malos ojos a quienes suelen juzgar las corridas tal y como se sucede en la realidad.
Sabido es que a los toreros hay que juzgarlos según el grado de peligro que soportan. No es igual torear borregos que toros bravos y fieros. El arte del toreo volverá a ser lo que fue el día que el viento se convierta en pájaro.
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