lunes, 23 de enero de 2012

BOGOTÁ-COLOMBIA: Crónica y video. La magia del toreo a caballo en la Santamaría

Se lidiaron cuatro toros de Agualuna, bien presentados y de juego desigual. Noble aunque sin fuerza el primero, inválido el quinto, de más a menos el cuarto, y el segundo manso y complicado. El tercero fue bravo y el sexto noble pero sin codicia.

Luis Bolívar: dos pinchazos y estocada (silencio), pinchazo y estocada a cuerpo limpio (una oreja).
David Mora: estocada trasera (una oreja) y estocada (silencio).
Pablo Hermoso de Mendoza: rejón (dos orejas) y tres rejones, dos descabellos (silencio tras aviso).

Foto: Milton Díaz / EL TIEMPO
La Plaza de Toros de Santamaría estaba a reventar. Era una corrida de "No hay boletas". Estaba la crema y nata. Había varios ministros y ex ministros de Estado. Diplomacia, negocios y 14 mil aficionados más. ¡Una muy buena tarde de toros! Se cortaron cuatro orejas.
Sobre Bogotá, toda la mañana había millones de metros cúbicos de agua. Por eso la afición acudió con pintas de invierno, pero algún chamán taurino puso el péndulo y alejó las nubes. El paseíllo se inició con un sol esplendente.
Se lidiaron 4 toros, todos por encima de los 500 kilos, de Agualuna, negros hasta los pies vestidos. Tres fueron bravos, todos nobles y con clase. Dos de ellos de ovacionar. Y dos de Ernesto González, uno muy bravo y el otro sirvió.
Debutó el español David Mora, con un toro que buscaba petróleo aquí y allí, de tanto humillar. Y era blandito de remos, pero tenía calidad. Esto es, fijo, noble y suave. Se pasaba de bueno. Por eso Davia cuajó una faena aguantando mucho, cerca, con pases largos sobre ambas manos y unos naturales de aquí a Toledo. Un trasteo de oficio, de estocadón y de oreja. Y la cortó.
A su segundo lo lanceó con emoción por verónicas y ejecutó un bonito quite por chicuelinas. La faena se quedó en un brindis a Felipe Pimentel, hijo de Santiago Pimentel (q.e.p.d). El diablo de las fracturas salió al ruedo y el toro se malogró. Mala suerte.
Luis Bolívar mostró valor, garra y personalidad. Tuvo dos batallas muy distintas. Primero lidió un toro de embestida arriba, áspero, en el que arrancó palmas por un quite por chicuelinas. El toro casi envía a 'Monaguillo' al callejón, en una fea cogida. La faena de Luis tuvo dominio, pero poco arte por la violencia del animal, al que tuvo que enviarlo para laurel y tomillo de pinchazo y estocada.
En el segundo, un toro fijo y noble salió a jugarse entero. Recibió con largas cambiadas de rodillas e hizo un bello quite. Con la muleta comenzó con el toreo eterno, citando de largo y embarcando al toro en series con temple y mando. Por naturales logró unos bellos, otros rapiditos, pero corrió la mano. Faltaba un detalle para darle valor al cuadro y fue irse a matar a cuerpo limpio. "Me lleva él o me lo llevo yo", se encunó, pero pinchó al primer revolcón. En el otro dejó la espada, para arrancar la oreja a sangre y fuego.
Pablo Hermoso de Mendoza volvió a maravillar a la plaza entera con sus caballos inteligentes y toreros, que son como capas o como muletas; que desafían a los toros, los citan, les giran en la cara. Al primero, bravo, después del rejón de castigo, lo enseñó a embestir tras de las ancas de la yegua Estella, en dos vueltas al ruedo, sin dejarla tocar. Después en Silveti y en Ícaro puso banderillas largas y cortas en todo lo alto, con una suavidad, llevando al toro templado a centímetros de las ancas y los estribos, o poniendo el pecho de los corceles. Con Ícaro bailó flamenco frente a los pitones. Eso es torear a caballo y matar a caballo, porque clavó un rejón de muerte que fulminó como un rayo al toro. Dos orejas y la gente, loca, incrédula.
En su segundo salió Chenel, tal vez el mejor del mundo, un castaño asombroso, que lleva a los toros prendidos y de pronto hace un giro, como un molinete y pasa por entre las tablas y el toro, como si fuera una comadreja, no un caballo. Otra faena con notas de asombro, con banderillas cortas a dos manos a pura cintura. Pero mató muy mal. En algo tiene que fallar.
Buena tarde en banderillas
Una cogida sufrió el 'Monaguillo', por suerte sin consecuencias. Los banderilleros estuvieron muy bien, especialmente Gustavo García, 'Jeringa'; Ricardo Santana, 'Chiricuto', y Marcos Prieto, quienes saludaron, montera en mano, por sus pares de banderillas.

Fuente:eltiempo.com


Mora Bolivar Hermoso de Mendoza

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