jueves, 26 de abril de 2012

SEVILLA-LA MAESTRANZA. FERIA DE ABRIL 2012. Video y crónica de la de ayer 25/04. El Cid, Castella y Talavante.



Un cierto aire de solemnidad

Resulta esperanzador pensar que esta corrida hubiera ofrecido un cariz muy diferente si los toros hubieran desarrollado fortaleza, riñones y poderío

 Sevilla 25 ABR 2012 - www.elpais.com

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En estos tiempos de aburrida uniformidad es un gozo contemplar a un torero que sabe administrar los tiempos, que derrocha personalidad, que siente el toreo y anda por la plaza con aires de solemnidad. Quizá, por eso, solo por ser diferente, le concedieron la oreja a Alejandro Talavante en su primero. No es que su faena fuera deslumbrante, pero vistió muy bien su vocación torera, vendió su sentimiento y trasladó a los tendidos la imagen de que estaba enfrascado en algo importante.
Ese toro, como casi todos los demás, era un derroche de nobleza, y llegó a la muleta con cierto recorrido porque el torero impidió que lo picaran. Ello permitió una faena corta e intensa. Con la mano derecha, primero, embarcado el toro en la muleta, con mando y temple, ligó tres tandas suaves y hondas. Dejó reposar al animal entre una y otra, se recreó en los cites, analizó las distancias y embelesó a un público necesitado de destellos. Un cambio de manos resultó primoroso, y los escasos naturales brotaron largos, emotivos y hermosos. Una estocada fulminante que provocó derrame puso fin a una faena con un punto de primor.
Eso fue todo. No hubo más. Suficiente, dirán algunos. Lo normal, otros. Se le esperó con expectación a Talavante en el sexto, pero su falta de casta y de clase impidió que redondeara la tarde.
Resulta esperanzador pensar que esta corrida hubiera ofrecido un cariz muy diferente si los toros, que fueron todo bondad y nobleza, con esa dulzura en la mirada y la embestida que parece romperse como un merengue…; si en lugar de beatíficos borregos, con las fuerzas justísimas y la casta desaparecida, hubieran desarrollado fortaleza, riñones y poderío. Hubiera sido otra corrida, sin duda.

Jandilla/El Cid, Castella, Talavante
Toros de Jandilla, bien presentados los tres últimos y muy justos los demás; mansos, blandos, muy nobles y faltos de raza.
El Cid: pinchazo y estocada (silencio); estocada (silencio).
Sebastián Castella: pinchazo y estocada (silencio); media y un descabello (silencio).
Alejandro Talavante: estocada (oreja); dos pinchazos y estocada (silencio).
Plaza de la Maestranza. 25 de abril. Decimocuarto festejo. Lleno.
Asimismo, resulta esperanzador pensar que hubiera ofrecido un cariz muy diferente si los toreros, en este caso El Cid y Castella, en lugar de unos pegapases insufribles y con un sentido de la pesadez que raya en la ofensa, hubieran demostrado imaginación, sentido del temple y del tiempo, hondura y empaque.
Pero, no; estaban los que estaban, y otra tarde más han demostrado que este no es su momento; que ambos están ahí porque se lo han ganado a pulso, pero perderán ese lugar de privilegio si persisten en su error.
El Cid tiene un primer problema: no traslada ilusión a los tendidos. Está por allí, pero no se le ve. Capotea y muletea, pero no se sabe muy bien si es él. Su primero, muy cortito de todo lo que debe adornar a un toro, y de embestida cursilona, le permitió una muy templada tanda de derechazos que cerró con uno de esos inmensos pases de pecho que solo sabe dar este torero. Se acabó el gas del toro y se acabó el torero. Pero el hombre siguió insistiendo y metió pico; y en vista de que el animal no obedecía, volvió a insistir. Qué pesadez…
Y el cuarto, que era un clon del primero -y con el que se había lucido Alcalareño en las banderillas-, solo embistió en tres templados muletazos con la derecha, porque este torero se empeña, además, en que las tandas sean muy cortas e inacabadas. El animal dijo basta, pero El Cid dijo no; y volvió a ponerse, ora, por la izquierda, ora, por la derecha, mientras algunos le recriminaban con cariño y otros se tiraban de los pelos. ¿Cómo es posible que un torero de su categoría se ponga tan pesado?
Pues anda que Castella. Su caso es más grave. En tres corridas que ha participado todo su balance ha sido una ovación en la segunda. Y lo que es peor: ofrece un toreo incoloro, epidérmico y volátil. No dice nada. Naufragó ante el noble tercero, al que Javier Ambel clavó un magnífico segundo par de banderillas, y muy pesado y desabrido ante el deslucido quinto. Qué bien que, al menos, quedó en el ambiente un cierto aire de solemnidad…


Sevilla. Feria de Abril

Manuel Jesús "El Cid" tras estoquear a su primero señalaba a los micrófonos de nuestros compañeros de Canal Plus Toros: "Ha sido una pena. Al principio he intentado aprovecharlo porque ha tenido clase y calidad pero ha sido complicado pegarle cinco o seis muletazos seguidos. No aguantaba más. Le he hecho las cosas lo más torero posible. Si el toro hubiese aguantado hubiera rematado la faena pero se ha venido abajo". Respecto a su segundo comentó: "Las hechuras eran inmejorables, se le ha hecho todo lo que se le puede hacer a un toro para que ayude en la muleta y más sabiendo cómo está saliendo la corrida, pero cuando no puede ser no puede ser. Había que empezar pronto la faena. Tenía prontitud pero era más de manso que de bravo y al final es lo que ha sido"

Sebastián Castella valoró de esta manera su faena al que hizo segundo: "El toro no era fácil, con poder, sin humillar y sin picar. Ha tenido cosas que me hicieron pensar que podía romper. Creo que he hecho una faena importante".  A la muerte del quinto, el francés dijo: "Siempre vengo a por el triunfo pero por unas cosas u otras no han salido las cosas pero bueno, no pasa nada. Los toros otros días no han dejado que hiciera el esfuerzo porque no han tenido ni fuerza ni casta. Los de hoy han tenido fuerza pero ninguna clase ni raza. Interiormente, conociendo lo que a mí me cuesta Sevilla, la tarde de hoy sí me sirve".

Alejandro Talavante cortó una oreja a su primero al que pasaportó de una fenomenal estocada: "La verdad que he mejorado mucho en la suerte suprema y cuando me sale bien se ve muy bonito. La he disfrutado mucho. Respecto a la faena ha sido una lástima, creo que el toro tenía algo en la mano, quería más que podía y no le podía apretar por eso y por el aire. Lástima aunque estoy contento. No vengo por las sensaciones estadísticas sino a disfrutar. La vuelta al ruedo ha sido preciosa". Tras despachar al sexto, comentó: "Este era imposible para el triunfo, lo hemos intentado cuidar pero, como toda la corrida en general, se ha venido abajo prontísimo. Con lo que había me voy satisfecho de por lo menos haber podido enseñar algo. Mi actitud en la feria ha sido buena y han pasado cosas bonitas".

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