UNDÉCIMO FESTEJO DE LA FERIA DE ABRIL
Una tristísima desolación
"El festejo celebrado ayer en Sevilla fue el reflejo del estado de coma que padece la fiesta a pesar de recientes apoteosis almibaradas"
¡Qué petardo!, ¡Qué vergüenza!, ¡Qué desolación! ¡Qué pena de fiesta! Entre todos la están matando y ella sola morirá más pronto que tarde. No queda la menor duda. Y mientras se produce el óbito, el público aplaude el toreo descendido a categoría de ordinariez; la autoridad le inflinge una estocada mortal con su reiterada pasividad, y los taurinos tratan de hacer caja con celeridad antes de que se agote este filón tan ventajoso para las figuras.
El festejo celebrado ayer en Sevilla fue el reflejo del estado de coma que padece la fiesta a pesar de recientes apoteosis almibaradas que solo consiguen ocultar momentáneamente la gravedad de la enfermedad. Hundida y desaparecida en combate se mostró la corrida de principio a fin. El primero era un toro cadavérico que el presidente mantuvo en el albero contra el sentido común; el segundo fue devuelto a los corrales por invalidez manifiesta, y los cuatro restantes ofrecieron sobradas muestras de estar lisiados, tullidos y noqueados. Como ya es habitual, los picadores ni se mancharon, y el tercio final fue toda una lección de cuidados intensivos para que los animalitos no fenecieran antes de tiempo.
Algo raro ocurre; o los toros están enfermos o alguna sustancia les ha sentado mal. No hay que estudiar veterinaria para concluir que no es lógico que un animal poderoso, bien alimentado y atlético ofrezca un desolador semblante mortecino tras su primer paseo por el albero. Aquí hay gato encerrado…
Torrehandilla / Paquirri, El Cid, El Fandi
Toros de Torrehandilla y Torreherberos, -devuelto el segundo-, muy justos de presentación, inválidos y descastados. El sobrero, de Montealto, manso y soso.
Rivera Ordóñez Paquirri: estocada baja (ovación); media y descabellos (silencio).
El Cid: pinchazo y estocada (silencio); pinchazo y estocada (ovación).
El Fandi: estocada baja y dos descabellos (ovación); estocada caída (vuelta).
Plaza de la Maestranza. 22 de abril. Undécimo festejo de abono. Tres cuartos de entrada.
Así las cosas, es fácilmente imaginable lo que sucedió en el ruedo. Pues eso, nada que pudiera instalarse en el recuerdo un instante más de lo que dura la visión de las cosas.
Paquirri veroniqueó con gusto a su primero, destacó en uno de los tres pares de banderillas que puso, y ahí se acabó la presente historia. Dicho queda que el animal que abrió plaza era una birria, pero no menos que el cuarto; ante ambos ofreció un toreo sin fondo ni forma; mal colocado, muy despegado, abusando del pico… Así es imposible.
Un poquito menos muerto en vida estaba el lote de El Cid, pero el torero ha perdido la seguridad de antaño. Parece una sombra de lo que fue. No se confió con el malage segundo, al que muleteó de forma superficial. Parecía que habría faena en el quinto; varias tandas con la derecha tuvieron sabor y también rapidez. Un pase de pecho fue sencillamente monumental. Al tomar la izquierda, toro y torero no se entendieron, y todo se desinfló.
El mejor lote, por decir algo, cayó en las manos de El Fandi, que se lució por verónicas y chicuelinas con gracia y hondura. Puso banderillas de manera desigual, y con la muleta mostró sus carencias, suficientes para no provocar emoción. Ante su primero, mal colocado y con la suerte descargada; ante el astifino sexto, que tuvo más codicia en el tercio final, despegado, precavido y destemplado. ¡Y le pidieron la oreja…!
Entre los toros inválidos y los toreros ventajistas que buscan el alivio por encima de todo, el triunfo es una quimera. A pesar de ello, el público no se cansó de aplaudir. Que siga la fiesta. ¡Qué triste desolación…!
Hablan los protagonistas:
El Fandi, tras lidiar al sexto toro, comentó a los micrófonos de Canal Plus Toros: "Ha sido importante, aunque nunca haya roto para adelante. Tenía buen inicio, transmisión, lo hemos cuidado y se ha movido pero le costaba irse. Mi disposición y ganas han quedado patentes en ambos toros. La vuelta hay que darla y en este marco hay que aprovechar esos momentos".
El Cid, tras rozar la oreja ante el quinto, comentaba: "Ha habido momentos importantes por el pitón derecho. El toro con su distancia embestía bien aunque luego empezó a recortar pero ha sido bueno. Lástima de pinchazo porque habría cortado la oreja". Ahondando sobre el comportamiento del ejemplar, decía: "A partir del tercero empezaba a quedarse más cortito y le faltaba ímpetu, y siempre es a partir de ese tercer pase cuando la gente entra en la faena".
De su primero, dijo: "Se quedaba siempre en modo caza y captura. Embestía a media altura, por el izquierdo, de uno en uno, se lo tragaba pero cuando hacía hilo venía derecho. Le ha faltado raza y clase para querer tirar para adelante. Con este era imposible. No te sirve ni para pegarte el arrimón. Hay toros agradecidos pero este ha tenido más genio que bravura".
Paquirri, a la muerte del que abrió plaza, señaló: "Tengo muchas ganas de disfrutar cada muletazo, estoy muy a gusto y ha habido cosas buenas. Este ha embestido poquito, unas veces con más largura que otras pero dando cabezazos. Le ha faltado más transmisión, ha dicho muy poco, pero por lo menos he estado a gusto". Del cuarto decía: "Parecía medio morucho, dando cabezados desde que salió, muy agarrado al piso, parado, sin ninguna clase y sin ganas de coger la muleta. Seguir ahí era para nada… Siento una desilusión tremenda". Fuente: Aplausos
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