miércoles, 1 de febrero de 2012

“Cultura podría estructurar los toros como un órgano parecido al Consejo Superior de Deportes”


Entrevista con Juan Manuel Albendea

Presidente de la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados
Fuente: elpais.com/Paz Domingo.

En el instante en el que Juan Manuel Albendea fue nombrado presidente de la Comisión de Cultura del Congreso gran parte del estamento taurino no disimulaba su satisfacción, pues es bien conocida la afición a los toros del diputado del Partido Popular por Sevilla. Nacido en 1937, este abogado, dedicado profesionalmente al mundo financiero, se ha convertido en uno de los pocos políticos que han realizado preguntas e interpelaciones sobre la fiesta de los toros en la Cámara durante las últimas cinco legislaturas. A él se le debe la proposición no de ley que dio lugar a la aprobación del traspaso de competencias en materia taurina del Ministerio de Interior al de Cultura, aunque reconoce que “está todo por hacer”. Albendea propone iniciativas para el fomento de los espectáculos taurinos como la bajada del precio de las entradas y las reducciones fiscales, a pesar de que “no es este momento de crisis el adecuado”. Reprocha a los toreros sus actuales reivindicaciones en derechos de imagen, cuando de lo que se trata es “de hacer un esfuerzo en el sector, renunciando incluso a ciertos privilegios”, y propone hacer las cosas bien desde el principio, con la posible creación de un organismo con rango institucional parecido al Consejo Superior de Deportes.



Este aficionado, y abonado en la Maestranza desde hace más de 33 años, ha sido cronista y crítico taurino en diferentes diarios –entre los cuales se encuentra EL PAÍS– con el seudónimo de Gonzalo Argote, y ha publicado varios libros de temática taurina. El último, Desde la Maestranza, premiado por el Círculo Bienvenida. Pertenece a la Asociación Taurina Parlamentaria y al Patronato de la Fundación de Estudios Taurinos de Sevilla.


La entrevista:


¿Qué puede hacer el Partido Popular por los toros?



El Partido Popular ya pone de relieve en su programa electoral que está decidido al apoyo de la fiesta de los toros. Y está claro que puede hacerlo a través de las instituciones en las que gobierna. Naturalmente, la principal es el Gobierno de España, pero también tiene muchas diputaciones, ayuntamientos, comunidades autónomas. Además, me consta que existen movimientos para declarar la fiesta de los toros bien de interés cultural en diferentes ciudades, a los cuales se debe añadir las propuestas que se realizarán ante la Unesco para que se pueda reconocer la tauromaquia como patrimonio cultural inmaterial. Hay una predisposición muy buena para promover el fomento de la fiesta, y ahora mismo, el principal responsable, quien tiene las competencias, es el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Hay que esperar –el próximo día 2 de febrero– la comparecencia del ministro José Ignacio Wert en la Comisión de Cultura, que con seguridad va a hacer una declaración en este sentido.



Juan Manuel Albendea from María Domingo

¿Con qué iniciativas se puede fomentar la fiesta?



A la fiesta de los toros se puede apoyar de muchas maneras. En mi opinión, uno de los temas importantes es tratar de reducir el precio de las entradas. Soy partidario de la reducción del IVA en los espectáculos taurinos, pues no tiene sentido que tributen al 18% y, sin embargo, los del cine y el teatro, al 8%. Comprendo que este momento es malo para hablar de reducir impuestos, pero cuando pase la crisis habrá que poner los toros al mismo nivel fiscal y artístico que el resto. En otro sentido, muchas diputaciones son propietarias de las plazas, como sucede en la Comunidad de Madrid, y a la hora de adjudicar la explotación a un empresario es muy importante que no se tenga tanto en cuenta quién le ofrece más dinero, sino quién le ofrece mejores carteles y entradas más baratas. El problema crucial está en la capacidad de aficionar a la juventud, de lo contrario, la fiesta se extingue. Con aficionados de mi edad no se mantiene.
Mucho tiene que ver la televisión con la promoción del espectáculo, que es el medio para que la gente que no puede ir a la plaza de toros por razones económicas o de movilidad se pueda aficionar. Lógicamente, los toreros, ganaderos y empresarios tienen que ponerse de acuerdo sobre las reivindicaciones. No pueden ser muy exigentes sobre los derechos de imagen en la actual crisis económica y deben posponerlos a momentos de normalidad.


Ha sido nombrado hace unos días presidente de la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados –y ha supuesto un alivio en el mundo taurino–, pues es bien reconocida su condición de gran aficionado. ¿Qué asuntos taurinos deberá afrontar la Comisión de Cultura?


Me parece una exageración que suponga un alivio, como dice. Al respecto, mi tarea desde la presidencia de la Comisión supone conseguir convencer al Gobierno, al ministro y al actual secretario de Estado de que hay que apoyar la fiesta de los toros. Insistiré con el tema de la televisión y las retransmisiones en la comisión pertinente, aunque no pertenezca a ella. Es necesario que el ente público vuelva a retransmitir corridas de toros y a dar información de los espectáculos taurinos, pues lleva siete años sin hacerlo. Por tanto, no es razonable que nos pongan hasta los entrenamientos de fútbol y no se difunda ni un trocito de una faena de Morante –o de cualquier otro torero– para que la gente aprecie el arte que esto significa.


En la anterior legislatura defendió que las potestades administrativas relacionadas con espectáculos taurinos fueran atribuidas al Ministerio de Cultura. El traspaso de competencias se acordó, se aprobó y se publicó, pero ¿se ha dado algún paso para concretar cómo se debe realizar? Y, ¿qué rango institucional debería tener dentro del organigrama ministerial?


En la anterior legislatura hice una proposición no de ley para que se traspasasen las competencias taurinas de Interior a Cultura. Y se aprobó. Actualmente, todavía no se ha dado un paso. El nombramiento del ministro se ha producido hace un mes y espero que en la comparecencia de la comisión diga qué piensa hacer. Tenga por seguro que estaré muy pendiente –tanto del ministro como del secretario de Estado de Cultura, el responsable directo de que esto funcione– para que, efectivamente, haya protección a la fiesta de los toros. Tenemos que estar convencidos que es un arte. Está clarísimo. La prueba es que a los toreros se les ha concedido la medalla de las Bellas Artes por los Gobiernos de distinto signo político y, por tanto, están reconociéndolo en cierta medida.


Dentro del Ministerio podría crearse un órgano parecido al Consejo Superior de Deportes. Es cierto que las competencias taurinas están transferidas a las comunidades autónomas, pero desde el Gobierno central se pueden hacer muchas cosas, y más ahora, si se tiene en cuenta el delicado estado de la fiesta.


Sin embargo, los miembros del estamento taurino, en particular, y los aficionados, en general, no se aclaran con esto del traspaso de competencias ministeriales. No lo tienen claro. Unos dudan si esta medida tiene el respaldo institucional que dicen necesitar (como beneficios fiscales), y los otros, que es un puro capricho de las figuras del toreo para sortear la ya escasa persecución del fraude en la fiesta. ¿A quién hay que tranquilizar?


No tiene nada que ver con el fraude ni con los toreros. Me parece razonable que pertenezca al Ministerio de Cultura, y los toros están lógicamente donde deben estar, porque es un arte. Lo que tienen que hacer todos los responsables es la colaboración con el Ministerio para facilitar las cosas. Insisto, no parece que sea el momento adecuado, de crisis gravísima, para que los profesionales planteen el cobro de los derechos de imagen.


¿La reducción del IVA al 8% en los espectáculos taurinos no restará argumentos para la protección de la fiesta? Si el Estado ingresa menos, lógicamente, su posibilidad de futuro se defenderá peor.


No creo que el tema de la defensa de los toros tenga que ver con los ingresos. Además, está el de las subvenciones, que aún no se ha tratado en esta conversación. En contra de lo que dicen algunos, los toros no tienen ninguna subvención por parte de la Administración Central. Es un tema que en su día –cuando no haya crisis– habrá que abordarlo. ¿Por qué al cine hay que protegerlo más? No tiene sentido. Igual, lo conveniente es que ninguno reciba subvenciones, y que cada uno se arregle como pueda.


¿Puede explicar por qué es necesario ofrecer desde las más altas instituciones políticas y sociales este blindaje a la fiesta? ¿No se correría el riesgo con esta protección de que se convirtiera en un espectáculo parecido a un museo o un parque temático?

Si se mantienen las subvenciones, se deben dar a todo el mundo. Si no, pues que las retiren a todo el mundo y que cada uno aguante su vela. Esta es mi tesis. No soy partidario de las subvenciones a las artes. El tema fiscal es distinto.


El plazo para la recogida de firmas para presentar en el Congreso de los Diputados una iniciativa legislativa popular (ILP) –que pretendería considerar la fiesta de los toros bien de interés cultural– ha sido ampliado por la Mesa de la Diputación Permanente del Congreso tres meses más, concretamente, hasta el 26 de marzo de este año. Sin embargo, parece una tarea nada fácil conseguir las 500.000 necesarias, y es posible que no se haya reunido el total necesario. ¿A qué cree que se debe esta desgana de los aficionados y espectadores taurinos, si se tiene en cuenta que se pueden contar por cientos de miles los aficionados a los festejos y a las fiestas populares con toros en casi todos los rincones de España? ¿A qué se debe esta desafección?


Posiblemente se deba a que llevamos varios meses sin toros y el asunto esté bastante parado. En segundo lugar, es que mucha gente no está muy enterada. Es un problema de comunicación. Me parece bien la iniciativa, pero para conseguir la protección de la fiesta también se puede ir por otros caminos, aunque resulta muy meritoria para quienes la han organizado.


En los últimos meses han proliferado muchas declaraciones de bien de interés cultural por parte de corporaciones autonómicas, incluso municipales, a las que hay que añadir las abundantes solicitudes de diferentes organismos gubernamentales y agrupaciones taurinas para solicitar a la Unesco la declaración de patrimonio inmaterial. ¿Qué opinión le merece este desconcierto institucional, al mismo tiempo que se prohíben las corridas de toros en Cataluña y se pretende impedir a los menores de 12 años entrar a los festejos en Galicia?


Lo de Galicia todavía no está decidido. Es una proposición no de ley la que insta al Gobierno gallego a prohibir la entrada de los menores de 12 años a los cosos, y me da la impresión que no lo van a conseguir. He hablado varias veces con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, sobre los problemas que eso conllevaría y mi impresión es que el Gobierno no accederá. Por tanto, estimo que no se pondrá en práctica. No entrará en vigor. En definitiva, son los padres los que deciden si deben llevar a los niños a las plazas. Yo disfruto mucho con mis nietos en las corridas de toros, también con sus complejas preguntas. He leído con mucha atención el recurso de inconstitucionalidad sobre la prohibición de las corridas de toros en Cataluña presentado por el Partido Popular en el Tribunal Constitucional y creo que saldrá adelante porque tiene una argumentación jurídica muy sólida.


Quiero puntualizar que en Canarias no están prohibidas las corridas de toros. Lo que hay es una ley de protección de los animales domésticos, pero que no especifica el caso de los toros. Si algún empresario quiere organizar un espectáculo en Las Palmas, por ejemplo, puede hacerlo. Otra cosa es que haya decaído el interés hasta el punto de que no interese acudir a los festejos taurinos.


José Tomás en la última corrida de la Monumental de Barcelona en septiembre de 2011.Fotografía de Tejederas

Desde este estado de decadencia en que está inmerso el mundo de los toros, ¿en qué momento se ha abandonado la lucha contra el fraude, tan importante para garantizar la credibilidad del espectáculo?



¿Se refiere al afeitado?


¿No hay una gran manipulación en la cría del ganado de lidia y que afecta a la integridad del espectáculo?


Más que el afeitado, que me parece un tema antiquísimo, me preocupa mucho más la pujanza de los toros, la selección, la crianza, o que las fincas cada vez son más pequeñas, donde los animales hacen poco ejercicio. No creo que haya tanta manipulación de los animales de lidia. Lo que se está transformando es el criterio de los ganaderos en la selección, pues se tiene en cuenta mucho más la pastueñez, es decir, animales que puedan aguantar faenas larguísimas de tiempo y muletazos. Me preocupa que la suerte de varas pueda acabar desapareciendo. El Reglamento de Andalucía habla de dos encuentros, y por tanto, con que el toro tropiece dos veces en el caballo ya tiene cubierto el trámite.


El espectáculo taurino es el único, como tal en el mundo, que está reglamentado desde todos los aspectos técnicos, administrativos y hasta sancionadores. En su opinión, ¿qué medidas urgentes se deberían abordar para poner orden en el desconcierto que provoca la proliferación de regulaciones autonómicas taurinas?


Lo primero es ponerse de acuerdo todas las comunidades autónomas y suprimirlas, pues cada vez parece más necesario que una cuadrilla viaje por las múltiples plazas con un experto jurídico. Con un reglamento nacional es suficiente. Con esto no digo que me quiera cargar las competencias taurinas que tienen transferidas las comunidades autónomas, pero en esta circunstancia en concreto se podría seguir aplicando un reglamento estatal.


Usted ha sido cronista y crítico taurino durante muchos años, además de gran conocedor de las intimidades del estamento de los profesionales relacionados con el mundo de los toros. Incluso, el Círculo Bienvenida le ha premiado por su último libro, ‘Desde la Maestranza’,cuyo galardón recibirá en los próximos días, en el cual recopila una selección de trabajos periodísticos con el seudónimo de Gonzalo Argote. ¿Se atreve a elaborar un juicio sobre el periodismo taurino en estos momentos?


Ahora mismo, el periodismo taurino, desde el punto de vista de la honestidad e integridad, atraviesa un magnífico momento, si lo comparamos con otras épocas de la tauromaquia, sobre todo con las décadas de los cuarenta y cincuenta. Lógicamente, hay unos profesionales mejores y otros peores.


Sí hay un factor que incide mucho en el resultado y es la urgencia para hacer la crónica. El agobio perjudica a la calidad literaria de la crónica, que, por supuesto, no está demás que la tenga.

 

Juan Manuel Albendea from María Domingo

¿Hay posibilidad de futuro para los toros en este siglo XXI?



Creo que sí. En la historia se han vivido momentos muy malos, desde prohibiciones hasta aquella ley que obligaba al descanso dominical en 1903 –que incluía a los toreros–, y menos mal que duró poco. Aunque ahora hay temas que me preocupan mucho. Lo que no puede ser es que un alcalde, aunque sea antitaurino, como es el caso del regidor de Bogotá, tenga potestad para cerrar una plaza de toros. O el caso de Ecuador. Es cierto que la actual crisis económica está incidiendo de manera negativa, pero soy muy optimista y esto debe salir adelante. Se necesita hacer un esfuerzo por parte de los aficionados y de los miembros del sector taurino, aunque para ello se tenga que renunciar –o reducir– a ciertos privilegios o derechos.



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