domingo, 12 de junio de 2011

Castella y Perera salen a hombros en Plasencia

Sebastián Castella (izquierda) y Miguel Angel Perera,

al final del festejo, ayer en Plasencia.Foto:TONI GUDIEL


TOROS DE TERCERA

En la segunda corrida de la feria placentina, primera de lidia a pie, cartel de expectación por tanto corrida de decepción. Diestros recibidos cariñosamente, especialmente Juan Mora, que salió a saludar e invitó a sus compañeros. Toros de Zalduendo que no dieron el buen juego que de tan prestigiosa ganadería se esperaba. Pequeños, con el peso justito, superando alguno de ellos, en pocos kilos, los exigidos en plaza de segunda. Pero esto no es lo importante. Jamás critico un toro por chico. Si tiene los kilos exigidos por el reglamento, vale, no hace falta más, la exigencia del toro elefante es de otras plazas y de otros comentaristas. Sin embargo si es de criticar sus pobres y defectuosas cabezas, tres de ellos bizcos. El toro si no tiene trapío transmite menos, aunque sea bravo, que estos tampoco lo fueron mucho, por consiguiente no hubo transmisión. El segundo fue devuelto por cojo y sustituido por otro, castaño, un poco más grande, seguramente por eso estaba de sobrero. La lidia mal, bastante mal, la suerte de varas horrorosa, no entiendo como dicen que es una suerte tan importante para la lidia y en cambio se hace tan mal. No lo digo por los picadores, que suelen llevarse la bronca, sino por la suerte en sí. No se pone al toro en la distancia reglamentaria, no se le deja ver el caballo, no se provoca la embestida y no le vemos ir al caballo y no vemos su pelea ante los montados, solo importa que el castigo que merme sus fuerzas. Se hace la suerte de cualquier manera, se mete el toro debajo del picador para que este le arre y punto. Las banderillas, que también es una suerte de la lidia, de puro trámite, salvo algún buen par aislado.
Los toreros, un poco de todo. Juan Mora, toreó con su personal estilo a sus dos toros, tanto con el capote como con la muleta. En su primero, tras buena y breve faena con la muleta, monta la espada y el público le abronca por la brevedad. Pinchazo, monta la muleta y da otra tanda de derechazos para reconciliarse con el público, estocada honda que basta. En su segundo más de lo mismo, bronca al intentar matar, por la brevedad de la faena, pinchazo y estocada, división de opiniones.
A Castella su primero le creó problemas pues se le cuela varias veces. Pinchazo, estocada honda, descabello, ovación. Brinda su segundo al público, hace su toreo, mata de estocada entera y el generoso público pide trofeos que el presidente concede. El primero de Perera creó problemas, mandando a la enfermería a uno de sus peones e incluso al propio diestro le dio un buen susto y le rompió la taleguilla, todos los toros tienen peligro hasta los pequeños de poco trapío. Mata de media y descabello, y la generosidad del público le premia con un apéndice. En su segundo, que se le para prácticamente en la segunda serie, porfía inútilmente, mata de estocada entera y el público pide los trofeos. El presidente solo concede una oreja y se monta una buena broca.
¿Quién tenía razón, el público o el presidente? Creo que el presidente, pues concedió reglamentariamente la oreja que pidió el público. El resto de los trofeos el vigente reglamento los deja a criterio del presidente. La faena no era de trofeos, pues el toro que paró enseguida. En conclusión, corrida de decepción en tarde de expectación en la que se han lidiado toros de plaza de tercera en plaza de segunda.Fuente: D.Antonio Fernández García/ hoy.es

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