Reproducimos la entrevista que Dña. Rosario Pérez le hace a D. Sebastián Castella para el diario ABC.
Rosario Pérez. Diario ABC.
No siente la más mínima presión ante su reto de hoy de matar cuatro toros en San Sebastián tras la baja de Morante. Avanza que ese mano a mano puede darse en el Otoño de Madrid: «Por mí, estoy encantado». Protagonista creciente de una magnífica temporada, sigue fiel a su filosofía: sorprender cada tarde
-Ha asumido el reto de matar cuatro toros en San Sebastián. ¿No le asusta la presión?
-No, puesto que lo he decidido yo. Estaba planteado un mano a mano con Morante, pero no ha podido ser por su percance. Decidí asumir la responsabilidad y otro toro más, que es un gesto hacia el público de San Sebastián, que había apostado por esta tarde. Acompañado de Hermoso de Mendoza, es un aliciente muy bonito.
-Pero la rivalidad será distinta.
-Es diferente. Pablo es un revolucionario. Cuando ofrece el pecho del caballo, ¡cómo torea! Hace cosas preciosas. Aquí tiene cartel y, además, estuvo enorme el domingo.
-El mano a mano entre usted y Morante podría darse en la Feria de Otoño.
-Está hablado. Se irá viendo paso a paso y a ver si cuaja. Por mí, encantado.
-La afición estaría de enhorabuena con un duelo en Madrid entre dos triunfadores.
-Hablamos de dos conceptos distintos juntos en Madrid, de donde yo me considero torero. Sería especial.
-Por su parte, ¿hay algún impedimento para estar en Las Ventas?
-Por mí no habrá problema y por Morante tampoco creo.
-Este último tramo lleva su nombre: Santander, Pontevedra, Bayona... ¿Qué tarde le ha aportado más?
-Todas han sido importantes. Si lo recuerda, a principios de temporada dije en ABC que iba a sorprender. Y lo estoy cumpliendo.
-En un mundo en el que ya casi nada sorprende, eso parece el más difícil todavía.
-Y más en esta época, en la que se roza casi la perfección. Es hermoso sorprender. Somos pocos, pero todavía hay algunos que lo hacen. Quiero mejorar, ser especial y más grande que los demás. Por eso asumo gestas como la de Illumbe.
-¿Tan convencido está de que en pleno siglo XXI aún se puede fulgurar más en el ruedo?
-Por supuesto, siempre se puede perfeccionar más. Precisamente la clave es que estoy seguro de ello.
-En agosto ha compartido paseíllo con José Tomás. ¿Afila más su valor con una figura de su talla?
-Me da igual quién sea. Cuando llego al patio de cuadrillas, quiero estar mejor que ninguno. Y delante del toro, sólo quiero sobreponerme a mí mismo.
-¿Y el cruce de miradas?
-Claro que existe. La rivalidad es necesaria.
-En tierras gallegas habló Zabala de la Serna de su «sinfonía napoleónica». Bonaparte escaló de militar a emperador. ¿A qué aspira usted?
-A marcar terreno en el toreo, paso a paso. Poseo ambición y lo he demostrado. Napoleón fue un revolucionario con gran valor, por no utilizar otra palabra, con una cabeza privilegiada. Pero le faltaba ese romanticismo y esa sensibilidad del torero.
-Sentenció que para ser alguien la ambición no debe detenerse ni en la cima de la grandeza.
-En un torero es fundamental. Yo creo que estoy arriba y no tengo previsto detenerme. Además, aquí la cuestión no es mantenerse, sino mucho más. Es difícil de contar.
-Adelante.
-Mire, hay cosas que es mejor llevarlas a la práctica. El año pasado muchos decían que estaba acabado y estoy aquí. Deseo algo más que ser figura. No puede explicarse.
-Complejo parece el lenguaje del toreo y sus emociones. ¿Cuáles son sus pautas?
-Se necesita ambición, afición y pasión. Hay que estar dispuesto a dejarlo todo por el toro. Cada cual lo hace a su manera y algunos tienen que sacrificarse más y otros menos. Cada persona es un mundo. Arriba llegan muy pocos, por eso son especiales.
-¿Qué les diría a aquéllos que pretendían cavar su tumba en 2008?
-Nada. Yo hablo en el ruedo. Esto es de hechos y no de palabras.
-¿El imperio de una figura se cimenta sobre la fuerza y el valor en el campo de batalla?
-El valor lo debe tener el torero y la fuerza, el toro.
-La tauromaquia de Castella cada vez cuenta con más fieles.
-Es maravilloso. Toreo para mi satisfacción, pero también para que disfruten los aficionados que se desplazan a verme. Si estoy aquí, es por ellos.
-En Bayona tuvo el gesto de no salir en volandas por solidaridad con su compañero caído, El Fundi.
-Lo hago por respeto. En cambio, otros sí salieron a hombros cuando algunos estaban cogidos. Cada uno es como es. Yo siento el toreo y en mí prima el respeto hasta el último momento.
-¿Aún no ha nacido nada que le dé miedo?
-Gracias a Dios, miedo-miedo, no. Luego está el temor físico, que hace que nos arrimemos conscientemente.
-¿Es ésta su mejor temporada?
-Se lo diré al final.
-¿Cómo se plantea el intenso trayecto que resta?
-Queda todo. En el final de año se repite el inicio: Sevilla, Madrid... No puedo decir qué voy a hacer. Ya se descubrirá.
No siente la más mínima presión ante su reto de hoy de matar cuatro toros en San Sebastián tras la baja de Morante. Avanza que ese mano a mano puede darse en el Otoño de Madrid: «Por mí, estoy encantado». Protagonista creciente de una magnífica temporada, sigue fiel a su filosofía: sorprender cada tarde
-Ha asumido el reto de matar cuatro toros en San Sebastián. ¿No le asusta la presión?
-No, puesto que lo he decidido yo. Estaba planteado un mano a mano con Morante, pero no ha podido ser por su percance. Decidí asumir la responsabilidad y otro toro más, que es un gesto hacia el público de San Sebastián, que había apostado por esta tarde. Acompañado de Hermoso de Mendoza, es un aliciente muy bonito.
-Pero la rivalidad será distinta.
-Es diferente. Pablo es un revolucionario. Cuando ofrece el pecho del caballo, ¡cómo torea! Hace cosas preciosas. Aquí tiene cartel y, además, estuvo enorme el domingo.
-El mano a mano entre usted y Morante podría darse en la Feria de Otoño.
-Está hablado. Se irá viendo paso a paso y a ver si cuaja. Por mí, encantado.
-La afición estaría de enhorabuena con un duelo en Madrid entre dos triunfadores.
-Hablamos de dos conceptos distintos juntos en Madrid, de donde yo me considero torero. Sería especial.
-Por su parte, ¿hay algún impedimento para estar en Las Ventas?
-Por mí no habrá problema y por Morante tampoco creo.
-Este último tramo lleva su nombre: Santander, Pontevedra, Bayona... ¿Qué tarde le ha aportado más?
-Todas han sido importantes. Si lo recuerda, a principios de temporada dije en ABC que iba a sorprender. Y lo estoy cumpliendo.
-En un mundo en el que ya casi nada sorprende, eso parece el más difícil todavía.
-Y más en esta época, en la que se roza casi la perfección. Es hermoso sorprender. Somos pocos, pero todavía hay algunos que lo hacen. Quiero mejorar, ser especial y más grande que los demás. Por eso asumo gestas como la de Illumbe.
-¿Tan convencido está de que en pleno siglo XXI aún se puede fulgurar más en el ruedo?
-Por supuesto, siempre se puede perfeccionar más. Precisamente la clave es que estoy seguro de ello.
-En agosto ha compartido paseíllo con José Tomás. ¿Afila más su valor con una figura de su talla?
-Me da igual quién sea. Cuando llego al patio de cuadrillas, quiero estar mejor que ninguno. Y delante del toro, sólo quiero sobreponerme a mí mismo.
-¿Y el cruce de miradas?
-Claro que existe. La rivalidad es necesaria.
-En tierras gallegas habló Zabala de la Serna de su «sinfonía napoleónica». Bonaparte escaló de militar a emperador. ¿A qué aspira usted?
-A marcar terreno en el toreo, paso a paso. Poseo ambición y lo he demostrado. Napoleón fue un revolucionario con gran valor, por no utilizar otra palabra, con una cabeza privilegiada. Pero le faltaba ese romanticismo y esa sensibilidad del torero.
-Sentenció que para ser alguien la ambición no debe detenerse ni en la cima de la grandeza.
-En un torero es fundamental. Yo creo que estoy arriba y no tengo previsto detenerme. Además, aquí la cuestión no es mantenerse, sino mucho más. Es difícil de contar.
-Adelante.
-Mire, hay cosas que es mejor llevarlas a la práctica. El año pasado muchos decían que estaba acabado y estoy aquí. Deseo algo más que ser figura. No puede explicarse.
-Complejo parece el lenguaje del toreo y sus emociones. ¿Cuáles son sus pautas?
-Se necesita ambición, afición y pasión. Hay que estar dispuesto a dejarlo todo por el toro. Cada cual lo hace a su manera y algunos tienen que sacrificarse más y otros menos. Cada persona es un mundo. Arriba llegan muy pocos, por eso son especiales.
-¿Qué les diría a aquéllos que pretendían cavar su tumba en 2008?
-Nada. Yo hablo en el ruedo. Esto es de hechos y no de palabras.
-¿El imperio de una figura se cimenta sobre la fuerza y el valor en el campo de batalla?
-El valor lo debe tener el torero y la fuerza, el toro.
-La tauromaquia de Castella cada vez cuenta con más fieles.
-Es maravilloso. Toreo para mi satisfacción, pero también para que disfruten los aficionados que se desplazan a verme. Si estoy aquí, es por ellos.
-En Bayona tuvo el gesto de no salir en volandas por solidaridad con su compañero caído, El Fundi.
-Lo hago por respeto. En cambio, otros sí salieron a hombros cuando algunos estaban cogidos. Cada uno es como es. Yo siento el toreo y en mí prima el respeto hasta el último momento.
-¿Aún no ha nacido nada que le dé miedo?
-Gracias a Dios, miedo-miedo, no. Luego está el temor físico, que hace que nos arrimemos conscientemente.
-¿Es ésta su mejor temporada?
-Se lo diré al final.
-¿Cómo se plantea el intenso trayecto que resta?
-Queda todo. En el final de año se repite el inicio: Sevilla, Madrid... No puedo decir qué voy a hacer. Ya se descubrirá.
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